viernes. 19.04.2024
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54 MUJERES, LA SERIE [28]

54 Mujeres • Raffaella Carrà (Transgresora, innovadora, multifacética) • José Luis Justes Amador

José Luis Justes Amador
Raffaella Carrà
Raffaella Carrà
54 Mujeres • Raffaella Carrà (Transgresora, innovadora, multifacética) • José Luis Justes Amador


 

Se nos olvida que fue la mujer que le dijo no a Frank Sinatra, y que se volvió de Hollywood tras rodar una película con él, porque decía que el cantante le acosaba y que además consumía cocaína.
Lucía Etxevarría


 

Raffaella Maria Roberta Pelloni, su verdadero nombre, vivió y cantó con dos axiomas que nunca verbalizó. El primero es que el sistema debe romperse con eficacia desde dentro con un mensaje envuelto en dulzura en lugar de hacerlo con violencia desde afuera. Y el segundo, gramscista casi, es que si cambiamos primero la cultura, los demás cambios se darán por añadidura. Por eso adelantándose en años a Madonna o a Lady Gaga. Y tal vez porque detrás de sus modo de pensar, y de producción, había alguien con una clarísima conciencia política. “Yo siempre voto comunista. En un conflicto entre trabajadores y empresarios, yo siempre estaré del lado de los trabajadores”, declaró en una entrevista en 1977, el año del punk. “Una canción romántica vale más que mil pogos”, lo resume perfectamente Gabriel Peveroni.

 

Bajo una capa de música pop, con cierta tendencia al petardeo ahora convertido en kitsch, había canciones absurdas o de letra nada memorable, aunque obligaban al público a corearlas y bailarlas. Y junto a ellas en los años setenta y principios de los ochenta subió a los escenarios con canciones que trataban sobre la masturbación femenina, “5353456” o sobre una relación homosexual, “Luca”, canción que unida a la música petarda le valió ser considerada una de los primeros iconos gay musical, algo que hizo de ella la reina del World Pride Gay que se celebró en Madrid en 2017. Y, aunque hacía todo eso dentro del sistema, el propio Papa llegó a amenazar con excomulgar al público que viera sus actuaciones en un programa de la televisión italiana, Canzonisima, en el que enseñó ¡el ombligo! mientras subía y bajaba palmeando el cuerpo de su pareja de baile mientras cantaba el Tuca, Tuca. Ver el video hoy habla más de la actitud del pontífice que de la cantante.

Su discografía y su filmografía, por no hablar de sus incontables programas de televisión en los que apareció o dirigió,  son más extensas de lo que cualquier artículo de un tamaño decente podría contener. Sus modos y manera podrían parecer cutre o vulgares o populacheros pero solo lo eran en el afuera. (No hay que olvidar que una de las primeras personas fuera del mundo de la farándula televisiva que se atrevió a versionearla fue la mismísima Alaska).

Por supuesto que el mérito de la variedad musical, que la tuvo y mucho, es de la propia Raffaella, aunque contó con la inestimable colaboración de Gianni Boncompagni, un productor que tenía un pie en el pop en inglés y otro en los sonidos latinoamericanos, que antes de producir y arreglar la música de la italiana había trabajado con, entre otros, Shirley Bassey, Mina o Herb Alpert. Escuchar un disco completo de la Carrá es, sobre todo, sumergirse en un batiburrillo genial de caos y diversidad. La música de la italiana iba de la new wave más fría de sintetizadores al funk de herencia negra, del pop sesentero a una especie de música protodisco, del jazz aflamencado a una especie de actualización cursi de ritmos populares.

Frente a lo que pudiera suponerse, su cultura era amplia y variadísima y tan firme como sus convicciones. A merdados de los años ochenta apareció en el programa de David Letterman, quien la elogió llamándola la presentadora del programa más popular de Italia, diciendo que “a menudo la han llamado el Johnny Carson y el Ed Sullivan de Italia”. Ella le respondió a Letterman que, como mujer, prefería que la compararan con Ann-Margret y Barbara Walters. “Pero yo solo soy Raffaella Carrà”, le dijo.

Y, aunque pudiera parecer un producto del pasado, fue Bob Sinclar y una película los que la devolvieron al candelero y la presentaron a una nueva generación. En un momento de la ganadora del Oscar “La gran belleza” suena una remezcla de un tema suyo de 1976 “A far l’amore comincia tu” que volvió a llevarla a las listas de éxitos.

PD: Nunca se casó aunque tuvo varias parejas estables a lo largo de su vida, en unos tiempos en que aquello suponía el ostracismo público. Nunca tuvo hijos aunque adoptó varios, de países desfavorecidos o de sus parejas, a lo largo de su vida. En esta semana todos hemos quedado un poco huérfanos.

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