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Óscar Luviano

SOMOS, LA SERIE DE NETFLIX SOBRE LA MASACRE DE ALLENDE | REVISTA LE CHAT MAGAZINE                                                       'Somos', la nueva serie de Netflix, nos relata la Masacre de Allende de 2011. Revive en imágenes crudas y crueles uno de los episodios más oscuros de la historia mexicana.
Somo (2021)
Spoilearama • Somos • Óscar Luviano

 

Lo que nutre a las masacres (a su vigencia, repetición y al eco de sus efectos disuasorios sobre poblaciones enteras) es la ambigüedad. Su objetivo (el de los destructores de un conjunto de vidas y de sus memorias) es el de instaurar el horror donde antes hubo una comunidad, y evitar a toda costa su refundación. En esto juega un papel vital la indeterminación: los cuerpos reducidos a cenizas, las desapariciones, el número vacilante de víctimas, las versiones encontradas de los hechos, el silencio comunitario ante las posibles represalias y el silencio cómplice de las autoridades. La ambigüedad es la fuente de las leyendas más terribles, y como la impunidad, las leyendas siempre pueden repetirse.

Somos. (así, con punto y aparte) es una serie de Netflix que, en siete episodios, escritos por Fernanda Melchor y Monika Revilla, relata la masacre ocurrida en marzo de 2011 en el estado de Coahuila, en una amplia zona con el pueblo de Allende como epicentro. La serie toma como fuente una investigación de 2017 de Ginger Thompson para National Geographic.

Este título viene a engrosar una vasta oferta de productos sobre el narco producidos en México, que van desde la desinformada celebración de la narcocultura (El señor de los cielos) a la simplificación histórica (Narcos: México). En la mayoría de los casos, los guionistas adoptan el punto de vista de los narcos, con un retrato amable y trágico de empresarios que cambiaron Wall Street por el desierto y las juntas de CEO por algún tiroteo ocasional. En estas series no sólo están glorificadas las prácticas de los narcotraficantes, sino que se relega a la voz de las víctimas como meros pivotes para hacer avanzar la trama, y como demostración de que los narcos pueden ser muy buenos, pero también, caray, pueden ser bien malos.

Aunque Somos. se vende como un homenaje a las víctimas y un vehículo para recuperar sus voces, los suyos son los terrenos de la ficción, y está más cerca de Narcos: México que de La tempestad (2018), el documental de Ludovic Bonleux sobre las brigadas de búsqueda de desaparecidos asolados por sicarios.

No paso por alto sus buenas intenciones y atributos: Somos., en sus mejores momentos, se puede resumir como la crónica de la vida de un pueblo del norte, con su coro de voces, en el momento de ser interrumpida y destruida por el narco. La vendedora de hot dogs que ve la vida de su hija perderse al lado de un adolescente sin beneficio, el mercadólogo que regresa derrotado al rancho familiar, la encargada de la central de urgencias que debe criar a su hijo a solas, los adolescentes privilegiados que viven un trío, los alcohólicos en recuperación que han encontrado en el cuerpo de bomberos un sentido para su vida… Alrededor de estas vidas orbitan los narcos como una autoridad iracunda que decide estos  destinos con festiva crueldad.

Los puntos más bajos de la serie están en su reconstrucción de los hechos policiales: los segmentos sobre la investigación de la DEA, cuya filtración fue el detonante de la masacre; son tan tópicos en su hechura que casi pasan por tiempos muertos.

Llevan, además, a un punto incómodo: la serie se cuida de no señalar (ni siquiera con nombres alterados) a los responsables institucionales detrás del hecho y de su impunidad posterior. Si bien los segmentos sobre la DEA aparecen a lo largo de los seis primeros episodios, el papel de las autoridades mexicanas está ausente.

Tampoco, tras su final tenemos algún tipo de contexto que nos dé una puesta al día sobre los hechos que se retratan ni sobre las víctimas, su número e identidad. Entiendo que una de las pocas acciones oficiales posteriores a la matanza fue erigir un gran memorial a las víctimas en alguna plaza de Allende, sin que esa misma autoridad estableciera, al menos, su número (el reportaje original recoge testimonios que lo cifran en 300 hombres, mujeres, niñas y niños). Al no esmerarse en su verdad periodística, la serie se parece un poco a ese monumento. Aunque no era su obligación, claro.

El último episodio se dedica enteramente al día de la masacre (si bien el reportaje original señala que se trató de una operación que duró semanas), y sorprende su pulso para retratar un horror que excede cualquier imaginación dantesca, y también por el retrato que hace de los sicarios como peones de una industria que les concede hasta hora de la comida entre víctima y víctima.

Sin embargo, para mí, la mejor secuencia de la serie tiene lugar al final del sexto episodio. En una de las calles de Allende un perro se tiende al sol. A lo lejos pasa el convoy de las camionetas de los sicarios entrando al pueblo. El perro lo observa, se levanta alerta, pero segundos después se tiende de nuevo. Parece saber que esto es natural, que ha sucedido y pasa, y volverá a pasar.

Somos. (2021) se puede ver en Netflix.

 




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Óscar Luviano
(Ciudad de México, 1968). Narrador y poeta. Cuentos suyos se incluyen en Nuevas voces de la narrativa mexicana (Planeta, 2003) y en Así se acaba el mundo (SM, 2012). Colabora en diversos medios y publicaciones.


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