Es lo Cotidiano

54 MUJERES, LA SERIE [XXXVIII]

54 Mujeres • Chicas y el primero de la Velvet (femmes fatales y otras) • José Luis Justes Amador

José Luis Justes Amador

54 Mujeres, La Serie - Chicas y el primero de la Velvet
54 Mujeres, La Serie - Chicas y el primero de la Velvet
54 Mujeres • Chicas y el primero de la Velvet (femmes fatales y otras) • José Luis Justes Amador

 


Here she comes,
You better watch your step
She's going to break your heart in two,
Oh, it's true
It's not hard to realize
Just look into her false colored eyes
She builds you up
Just to put you down,
What a clown.

V. U.



 

La reciente aparición del enésimo disco de homenaje a la Velvet Underground, con estrellas como Iggy Pop, Nick Cave, Thurston Moore, Bobby Gillespie o Michael Stipe, héroes del indie como Kurt Vile, Fountains DC o Sharon Van Etten, o nuevos músicos a seguir como King Princess, es un recordatorio de la atemporalidad, adelantada a su tiempo, de aquella banda que ha sido versioneada miles de veces desde los más diversos estilos de la música popular. Y dentro de esas miles de versiones, las solistas o los grupos femeninos no han sido la excepción.

En el primer disco del grupo newyorkino hay tres canciones a las que puso voz la incomparable Nico y que, obviamente, han sido las más elegidas por las chicas a la hora de enfrentarlo. La arrastradísima “Femme Fatale” original se convierte en una canción pop saltarina con la letra traducida al francés en manos de La Position du Tireur Couché, mientras que Anabel la convierte en una tranquilidad acústica. Ygdrassil hace de la original una canción repleta de ecos cercana al misticismo, con ecos que parecen venir de otra dimensión para que Moskva haga de ella un grito distorsionado entre el garage y el power pop. Girl in a coma, nombre en homenaje a The Smiths, la convierte en una eterna tensión entre tranquilidad y ruido, y Tracey Thorn vuelve a lo acústico, acompañándola apenas de una guitarra y unos ecos que alentan aún más los originales. De entre todas las versiones femeninas de ese himno velvetiano destacan además, por lo original del enfrentamiento: la Angel Corpus Cristi, un grupo instrumental de acordeones liderados por una mujer, convirtiéndola en un instrumental que no desentonaría en el repertorio de un instrumentista en las calles del centro de París; la encantadoramente powerpopera de The Modernettes (un diez para el nombre) o el soul acompañado de violines en pizzicato y efectos, de Odette’s Tips. En el disco reciente es Sharon Van Etten quien se encarga de convertirla en una canción de tempo lentísimo envuelta en unos arreglos que envuelven su voz en una especie de admonición, algo que refuerza la letra.

“All tomorrow’s parties”, la segunda canción que cuenta en el original con la voz de Nico, en la versión de Dicte y Hempler es una fantasía de instrumentación oriental y psicodélica que combina las voces masculina y femenina en un diálogo, mientras que Rasputina la lleva a un ambiente de angustiosa y siniestra instrumentación de cuerdas cercana a una tormenta que no acaba de estallar. Susan & the Surftones la convierten en un instrumental garagero y Apoptygma Berzerk la transformn en una pieza de EBM decentemente bailable en una discoteca que en la sesión de chillout probablemente sonará la de Les Rita Mitsouko. Siouxsie and the Banshees, contemporánea de The Slits, que la convertían un himno punk en directo, vuelven a llevarla al orientalismo con un toque más oscuro en un lugar totalmente opuesto al de la cantautora inglesa June Tabor, que la transforma casi en un triste himno, por un obsesivo ritmo de la sección rítmica. Aunque de las versiones femeninas de esta canción, el premio a la rareza se lo lleva la de Taylor Mac, cantante trans que, con apenas un piano, la convierte en un número de cabaret triste que mezcla con ¡The Little drummer boy! (sí, el mismo tamborilero que hizo Raphael). En el disco nuevo es St. Vincent quien se encarga de darle también un aire de cabaret oscuro, sobre el que recita la letra que parece venir de un lugar aún más extraño que este mundo.

La hermosa “I’ll be your mirror”, la tercera cantada por Nico en el original, aparece convertida en una fantasía de bossa nova en la versión de AM acompañando a Julianna Raye, mientras que The Primitives la convierten en un himno de indie pop. Shakespeare’s Sisters hacen de la canción una nana de ambiente oscuro, Francesca Beard la convierte en una pequeña miniatura acústica en la que dialoga con Piers Faccini, arrojándose la letra de uno a otro, y Mike+Ruthy logran una pequeña joya de folk campestre con arrastradas guitarras slide acogiendo la hermosa letra. El arreglo jazzy de Amy Lowrey no podría ser más opuesto a la electrónica de Yacht, para ofrecer dos facetas opuestísimas de la misma canción. Y es Courtney Barnett la encargada en el nuevo disco de entregar una canción que conserva el ritmo de la original, pero gana una nueva lectura en ese modo en que ella la canta.

“Sunday Morning”, otra de las canciones más elegidas por mujeres a la hora de enfrentarse al primero de la Velvet, debería haber sido cantada por Nico, algo que la oposición de Reed impidió. Por eso no resulta extraño que a través de las versiones se reinvindique lo que debería ser en el original. La desnuda belleza del original se conserva en las versiones de Elizabeth Cook, N. Y. Loose, que conservan incluso las campañillas del original, mientras que The Challengings la transforman en una pieza que comienza donde la dejó la Velvet, para convertirla en una de música académica. Uno de los pocos que se atreven a ensuciar la canción es Bettie Serveet, el grupo indie belga liderado por una mujer, que grabó incluso todo un disco en directo sólo con versiones de la la mítica banda.

Las demás han sido versioneadas por autoras diversas que van de Moe Tucker, la baterista de la Velvet, y que merece una entrada para ella sola, a Vanessa Paradis o la garagera argentina La Maurette, que se enfrentan a “I’m waiting for my man”, mientras que “Venus in Furs” conserva su aire de fantasía sadomasoquista con Zahra Hashemian o Amandine Ferrari. Taylor Mac, en su segunda versión. La sucia y distorsionadísima “The Black Angel´s Death” vuelve a llevar a Velvet Underground al terreno del cabaret.

 

PD: Y, aunque no está en el primer disco, una de las canciones del grupo que más han sido versioneadas por cantantes o grupos femeninos es “Pale Blue Eyes” a las que se han acercado artistas tan diversas como Andrea Corr, Meg Olsen, The Kills o, incluso, Carla Morrison.

 


 

[Ir a la portada de Tachas 433]