viernes. 19.04.2024
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GUÍA DE LECTURA

'Irresistible', de Adam Alter: ¿Quién nos ha convertido en adictos tecnológicos? • Jaime Panqueva

Irresistible, Adam Alter, portada del libro
Irresistible, Adam Alter, portada del libro
'Irresistible', de Adam Alter: ¿Quién nos ha convertido en adictos tecnológicos? • Jaime Panqueva

¿Sufrió usted lo indecible durante la caída de Facebook y Whastapp la semana pasada? Como comenté en la anterior guía, nuestra dependencia a las tecnologías ha llegado a límites que no imaginábamos hace unas décadas. Este libro del Adam Alter, publicado a finales de 2017 como Irresistible: The Rise of Addictive Technology and the Business of keeping us hooked, provee una mirada profunda y reveladora del gran negocio de fomentar adicciones a aparatos celulares, plataformas de streaming, páginas de internet, juegos de video y demás sistemas de entretenimiento o, incluso, de trabajo. Se trata de una pelea entre fuerzas desiguales: “el problema no es que la gente carezca de fuerza de voluntad, sino que al otro lado de la pantalla hay mil personas cuyo trabajo es desbaratar tu capacidad de autorregulación.”

Ya no nos sorprende ver a jóvenes, y otros no tanto, embelesados con la pantalla del celular a todo momento, o la cantidad de tiempo que emplean revisando correos electrónicos, memes o videos de tik-tok, series y películas en línea. Mientras esas actividades moldean su cerebro, cada una de sus respuestas pasa a formar parte de las enormes bases de datos de las compañías tecnológicas y alimenta los estudios para hacer las aplicaciones más atractivas y, por ende, crea experiencias y entornos más adictivos. El objetivo final es lograr que el usuario pase el mayor tiempo posible en el juego, la página o la aplicación, algo que termina traduciéndose en facturación y dominancia de los mercados.

“En 2008, los adultos dedicaban a su teléfono una media de dieciocho minutos al día; en 2015, le dedicaban dos horas y cuarenta y ocho minutos” cita el libro. Según estudios realizados a comienzos de 2021 en los Estados Unidos, el 46% de los encuestados pasaba entre cinco o seis horas diarias en sus teléfonos inteligentes.

“Las adicciones a las sustancias y las adicciones del comportamiento son muy similares entre sí, dado que activan las mismas regiones cerebrales y se alimentan en parte de las mismas necesidades humanas básicas: la participación y el apoyo social, la estimulación mental y un cierto sentido de eficacia”, comenta Alter y acota: “La tecnología adictiva está integrada en la vida cotidiana de una forma en la que las sustancias adictivas nunca lo estarán. La abstinencia no es una opción, pero hay alternativas…” Vale la pena leer este libro para conocer los trucos de los desarrolladores, los extremos a que puede llevarnos una adicción tecnológica y las estrategias que podemos utilizar para evitar caer en ellas.

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