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GUÍA DE LECTURA 426

Díganle adiós al ratón, de Zauriel • Jaime Panqueva

Jaime Panqueva

Díganle adiós al ratón, Zauriel
Díganle adiós al ratón, Zauriel
Díganle adiós al ratón, de Zauriel • Jaime Panqueva


Dictaminar manuscritos siempre me ha parecido un gran privilegio, pues me gusta ver el vaso a medio llenar: entre las páginas aún desconocidas para muchos lectores se vislumbran historias bien contadas o, con algunos ajustes, novelas o cuentos dignos de ser impresos para un público más amplio. Es cierto que en la mayoría de los casos uno puede toparse con trabajos poco pulidos o que demuestran la falta de oficio o sensibilidad de quienes desean lanzarse al oficio de escribir, pero ese trago a amargo se apura con facilidad, o simplemente se olvida, tras el destello de los descubrimientos afortunados.

El año pasado pasó por mis manos un grupo de novelas para el Fondo para las Letras Guanajuatenses, entre ellas, una ambientada originalmente en el Cuévano ibargüengoitiano cuyo protagonista, Axel, vive a salto de mata entre un trabajo como bibliotecario y los prolegómenos de una vida como dealer de ácido. Con una fuerte influencia de literatura de La onda, fue una grata sorpresa leer textos tan claros y breves, excelente muestra de que menos siempre puede ser más.

Con mayor gusto encontré la semana pasada bajo el mismo título Díganle adiós al ratón, editada por Tierradentro en la prensa del Fondo de Cultura Económica, a un precio que honra bien el adjetivo de esta institución: 75 pesos.

Reubicado en San Pancho, Axel nos cuenta las netas de sus desventuras amorosas, sus desdoblamientos psicológicos y amor por los gatos que aparecen muertos todos los jueves a la puerta de su cuarto. Un joven que aquilata cada gramo de amor o respeto recibido y traga como puede el desprecio y la marginación.

Axel vive solo, entre la ansiedad, las tendencias autodestructivas y las adicciones, con la idea de partir, pero sin el dinero para hacerlo. Rechazado por sus vecinos, la única que le habla bien es su arrendadora. Sin forma de escapar, vivirá la realidad de muchos de los jóvenes que conforman el ejército de reserva de la delincuencia organizada. Lejos de la historia sórdida e hiperrealista, el humor negro de Zauriel ilumina hechos que, como reza la advertencia inicial, no ocurrieron pero son reales.

Ojalá disfruten esta nouvelle bien escrita, de registros claros y diálogos demoledores. Ojalá otros textos de igual calibre —me viene a la mente Slasher de Bernardo Monroy– llegaran también a una versión impresa de estas características. Ojalá el ratón se vuelva best-seller

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