viernes. 19.04.2024
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GUÍA DE LECTURA 437

Tachas 458 • El hombre sin rostro, de Masha Gessen • Jaime Panqueva

Jaime Panqueva

El hombre sin rostro, de Masha Gessen
El hombre sin rostro, de Masha Gessen
Tachas 458 • El hombre sin rostro, de Masha Gessen • Jaime Panqueva

Nadie diga que no estábamos advertidos, la invasión de Ucrania estaba cantada, pero tal vez no vislumbrábamos la forma que se ha desarrollado: los ucranianos ponen los muertos y su país como escenario de la guerra, mientras las potencias occidentales buscan maniatar económicamente al agresor a través de sanciones pecuniarias sin intervenir militarmente. Del ingreso express del invadido a la OTAN o a la UE ya no habla nadie, cuando hace unos meses todos coqueteaban con esta antigua república soviética, algo que Rusia ha esgrimido por como su principal, cuando no único, casus belli.

Pero, ¿acaso nadie lo vio venir? Si el libro de Masha Gessen se publicó hace diez años, e incluso obtuvo el National Book Award con una continuación, El futuro es historia, en 2017.

Publicado hace diez años, El hombre sin rostro condensa los antecedentes personales de Vládimir Putin, desde su muy poco conocida infancia hasta el ascenso del poder omnímodo, y finaliza en un punto crucial: los meses previos a la elección de 2012, cuando justo aparecía un rayo de esperanza para regresar a la Federación Rusa por el camino de la democracia.

Para entonces, Putin había dejado de ser un advenedizo para ser amo y señor de una maquinaria poderosa y corrupta, que dirigía desde 1999. De su reelección hasta la fecha se ha dado el lujo de intervenir hasta en las elecciones de los Estados Unidos sin sanción aparente. Tan sólo recordemos que Trump era uno de sus admiradores y que se decía de buena fuente que el servicio secreto ruso, dentro del cual Putin se desarrolló desde su paso por la universidad, poseía videos muy comprometedores de sus fiestas en Moscú.   

Desde ese ya lejano 2012, Gessen lo describe como un pleonéxico, un individuo poseído por el deseo insaciable de apoderarse de lo que pertenece a los demás por derecho. Los ejemplos que muestra de esta poderosa desmesura que rige buena parte de su forma de actuar son cuando menos escalofriantes; como apoderarse de un anillo de diamantes perteneciente al dueño de la NFL en sus narices. U otros comportamientos bajo los cuales la cleptomanía se queda muy pequeña, y que sólo son opacados por su saña y frialdad para eliminar adversarios políticos o antiguos aliados.

Tras esta lectura, cabe preguntar si Putin se detendría en Ucrania o, ya entrados en invasiones, desearía continuar con la anexión de Moldavia. O, como lo sugiere su comportamiento matón desde la juventud, tendría el mínimo empacho en emplear su armamento nuclear en caso de verse muy débil o acorralado… Me imagino que esto ya lo habrán previsto las potencias occidentales, o tal vez cuentan con ello. Y nosotros quejándonos de la 4T 😉

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