sábado. 20.04.2024
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GUÍA DE LECTURA 443

Tachas 464 • A sangre fría, de Truman Capote • Jaime Panqueva

Jaime Panqueva

A sangre fría, de Truman Capote
A sangre fría, de Truman Capote
Tachas 464 • A sangre fría, de Truman Capote • Jaime Panqueva

Madrugada del 15 de noviembre de 1959, dos exconvictos y pareja sentimental, Perry Smith y Richard Hickock, asesinan a Herb Cuttler, su esposa Bonnie y a sus hijos Nancy y Kenyon, de 16 y 15 años, tras haberlos atado y amordazado en su rancho de Holcomb, Kansas. Su única motivación consistió en no dejar testigos de un fallido robo del que esperaban obtener por lo menos 10.000 dólares. El crimen estremece a la localidad y escandaliza al país, los mejores agentes de policía del estado de Kansas inician la investigación y logran detener a los asesinos en Las Vegas, el 30 de diciembre de ese año. Tras ser juzgados y sentenciados a muerte en la horca, la ejecución se lleva a cabo el 14 de abril de 1965.

La descripción de los hechos principales que originaron esta monumental trabajo de Capote puede ser muy sencilla y resumirse en pocas líneas, pero la profundidad de la mirada del autor en torno a las víctimas, los delincuentes, los investigadores y el entorno donde se comete el crimen no tenía antecedente alguno en la literatura norteamericana y da origen a lo que el autor denominó “non-fiction novel”, un género que desde entonces ha vivido a caballo entre la crónica periodística y la narrativa de ficción de largo aliento.

Publicada el 17 de abril de 1966 tras varios años de documentación del evento, Capote implicó también a su amiga, la escritora Harper Lee, con quien entrevistó a los implicados y llenó unas 8.000 páginas de anotaciones. A sangre fría logró un éxito inmediato de ventas y de crítica, que alabó la tensión que mantiene al lector a la espera de detalles; desde las últimas horas de la víctimas, personas honestas, trabajadoras y pacíficas, a través de la radiografía de los perpetradores del crimen, sus traumas familiares, perversiones y condenas en la prisión; su absurda huida que los trae a México y los lleva de vuelta al oeste de los Estados Unidos pasando por la Florida; los esfuerzos en la investigación de la KBI que fructifican de la manera menos esperada; el recuento de su reclusión, el juicio y los últimos minutos de vida de Hickock y Smith antes de ser ejecutados.

“Cada palabra es verdad”, sostuvo el autor en numerosas entrevistas tras el éxito de su última pieza maestra. Mucha tinta se ha derramado alrededor y existen trabajos bien documentados que contradicen esta aseveración. Sin embargo, A sangre fría y su descendencia de “no ficción” se asientan sobre un terreno pantanoso, la realidad, donde cualquier producto que tenga el apellido “novela” tendrá que ser apuntalado con contrafuertes ficcionales si desea producir en el lector una impresión más duradera que la de leer un expediente judicial, un informe forense o un dictamen pericial. De allí provienen las enseñanzas, muy bien aprendidas, de Rodolfo Walsh y, en el ámbito anglosajón, de Truman Capote.

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