martes. 23.04.2024
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GUÍA DE LECTURA 448

Tachas 469 • Ivanna Kill de Iván Mata • Jaime Panqueva

Jaime Panqueva

Ivanna Kill, portada del libro
Ivanna Kill, portada del libro
Tachas 469 • Ivanna Kill de Iván Mata • Jaime Panqueva


La semana pasada pude asistir a una de las presentaciones de las novedades editoriales de Ediciones La Rana. Por fin, de forma presencial, sin cubrebocas, pudimos sentarnos en el patio de la Casa de la Cultura de Irapuato para escuchar a cuatro poetas cuyos libros salen de la forja del Fondo para las Letras Guanajuatenses. El que seleccioné para esta semana es Ivanna Kill de Iván Mata, poeta aún joven que se ha desarrollado en Guanajuato capital, con una poesía potente y dolorosa que a veces muerde y escupe. En este poemario atestiguamos una voz que habla detrás de la máscara o que muestra su cara coquetamente retocada con lipstick o furiosamente teñida con Koleston. Y puede hablarnos de los celos, de los desencuentros, del rencor hacia los padres, y mentar madres hacia quienes miran con desdén el palpitar de la vida cotidiana, o a quienes juzgan la otredad con un mohín.

Antes que extenderme en comentarios, prefiero compartir tres poemas que seleccioné, para que el lector aprecie la calidad de su trabajo:


 

Sería fácil pagar en plazos chiquitos, mensuales

La aplican una y otra vez
por más que los evitas
vuelven,
levantan la nariz
buscándote,
no, ahorita, no
e insisten,
mire, véalo como una inversión a largo plazo,
pero la trampa
por mejorar tu vida
a plazos chiquitos, mensuales
ha capturado a su víctima pues
me pregunto cómo se verá aquella tv ultra k
en mi sala de estar
o mejor
cómo se mirará tu foto de perfil
con filtro durazno
en 55 pulgadas ultra modernas
desde la comodidad
de mi cama Rosetta King Size,
la cual
aún no he terminado de liquidar.

Me la llevo,
y de paso está esta lámpara bellísima
también.

Pienso declararte mi amor eterno con las rolas de los Recoditos

Deveras quiero ser la paleta que lames
a lengüetazos lentos y sensibles,
agregar nuestras iniciales
para negociar el encuentro,
es decir,

y
yo
atrás de las canchas
chupando tixtix.
Tengo el propósito de recolectar tu amor que zumba
en la necesidad fuertísima por remediar el picor
de tu entrepierna
con estas uñas que no arañan,
con estas manos que te despulgan
como abuela cariñosa.
 
Resolví no pronunciar tu nombre romano

resolví trenzar el silencio de tu nombre completo
mientras sola preparo el desayuno.

Resolví plantar flores de luz
en el cuarto de lavado y
diluir tu nombre en el café
que hierve inmediato al jugo de naranja.

No soy más una estúpida anidando
tu nombre contra mi plato de avena,
no soy la mujer que cocina hotcakes
por las mañanas
ni la que utiliza bata
después de hacer el amor
ni aquella que tiene tu nombre tatuado
en la punta de la lengua.
Olvídalo,
no soy más la que procura
tu resfriado con té de limón y miel
como la esposa devota que alguna vez
fui,
mi amor.



 

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