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Tachas 473 • Ozark: Punto de fuga para navegar sobre lagos turbulentos • Fernando Cuevas

Fernando Cuevas

Ozark
Ozark (EU, 2017-2022)
Tachas 473 • Ozark: Punto de fuga para navegar sobre lagos turbulentos • Fernando Cuevas

Un hombre común que se desempeña como asesor financiero, termina atrapado en una peligrosa telaraña de intereses cruzados y fuerzas delictivas, alrededor del lavado de dinero con sus diversas ramificaciones. Busca salirse pero cada vez se enreda más, traspasando límites que nunca imaginó romper. Su esposa, primero reticente y después involucrándose cada vez más en la búsqueda de dinero y poder, destapando una ambición personal, se vuelve no solo su cómplice, sino una jugadora por momentos independiente y voraz, mientras los dos hijos adolescentes (Sofia Hublitz y Skylar Gartener, asumiendo su crecimiento), se alejan y acercan según la circunstancia, temen y se empoderan, aman y aborrecen a sus padres, quienes además cargan con problemas matrimoniales de infidelidad, desconfianza mutua y distanciamiento afectivo, al grado de sobornar a la terapeuta matrimonial (Marylouise Burke), cada uno por su lado, por supuesto.

Creada por Bill Dubuque, con experiencia en estos asuntos de familia y crimen como se advierte en El contador (2016) y El Juez (2014), y Mark Williams, con quien ya habían colaborado en Hombre de familia (2016), Ozark (EU, 2017-2022) es una serie de 44 capítulos organizados en 4 temporadas, extensión justa para sostener el nivel, cerrar el arco dramático y no empezar a dar maromas argumentales, combinando con fluidez el drama familiar y el thriller criminal en la línea de Breaking Bad (2008-2013) y Better Call Saul (2015-2022), a partir del traslado de Chicago a la zona conocida como Ozarks, realizado por un hombre (Jason Bateman, notable en su contención y aquí también dirigiendo algunos capítulos) y su familia, con la consigna de lavar dinero para un peligroso narcotraficante que representa a un cartel mexicano (Esai Morales, ambicioso).

Ahí se verán involucrados con personajes locales como su casero (Harris Yulin, solidario); la mujer que atiende el centro vacacional (Jordana Spiro, extraviada y reencontrada); una familia de pillos menores que vive en tráileres a la orilla del lago; un matrimonio criminal con mucho poder en la zona (una desquiciante Lisa Emery y Peter Mullan, de sangre fría); algún político de amplias conexiones (Darren Goldstein); la policía local y agentes del FBI al acecho (Jason Butler Harner, McKinley Belcher III, Jessica Frances Dukes), y hasta la mafia de Kansas. Dada la estrategia de comprar negocios para continuar con la purificación monetaria, que van de un bar striptease a una funeraria y después los casinos o las fundaciones de beneficencia, así como por las eventualidades que se presentan, van apareciendo otros sujetos de inesperada evolución dramática, como el inseguro hombre al fin involucrado en las correrías del matrimonio (Kevin L. Johnson, dubitativo).

El guion va secuenciando situaciones de sálvese quien pueda en paralelo al desarrollo de los vínculos familiares y con varios de los personajes: la capacidad resolutiva siempre está al borde del precipicio y se suman jugadores que complican o plantean un nuevo desafío, como el arrogante sobrino (Alfonso Herrera) del jefe mafioso (Félix Navarro); la abogada estadounidense (Janet Macteer), que llega con todo y su hija para hacer un marcaje personal a la elusiva pareja; el hermano con problemas mentales (Tom Pelphrey, inestable) y el padre de la protagonista (Richard Thomas, inquisitivo), acompañado de su grupo religioso, con quien ha tenido una mala relación, y el detective privado (Adam Rothenberg), convertido en otra piedra de un zapato casi siempre lleno.

La habilidad negociadora puesta en acción va implicando envolverse en decisiones que cada vez elevan el listón, sobre todo cuando se plantea tomar la iniciativa ante los constantes adversarios, surgiendo, de igual forma, aliados imprevistos que en cualquier instante se pueden convertir en lo contrario. Y para redondear la construcción de los personajes principales, se insertan algunos flashbacks tanto de la infancia de los ahora sospechosos comunes, como de los momentos previos rumbo a la escapatoria a esa zona entre la frontera de Missouri y Arkansas, un hábitat donde surgen relaciones amorosas y complicidades impensadas, e incluso se puede conversar con el padre muerto y desenterrar los cadáveres acumulados.

De manera constante, se establecen las luchas de poder en las relaciones de pareja, con una especial atención a la fuerza femenina que se despliega tanto en las acciones con los demás como con la propia familia: ahí están, aunadas a las ya mencionadas, la brillante actuación de Laura Linney como la esposa que va adquiriendo un poder que extrañaba desde sus épocas de asesora política pero derrumbando los límites morales; Julia Garner en el papel de una joven local con ambiciones, sosteniendo a tíos y primos (Charlie Tahan y Carson Holmes) y aguantando a su padre, se roba las escenas con esa agresividad perpetua, franca y resolutiva que esconde un fuerte amor por los propios y los extraños que se sumen, y Verónica Falcón, como la hermana del líder del cartel que poco a poco se haciendo cargo de los asuntos principales con modos calmadamente siniestros; están también CC Castillo como la sheriff y Katrina Lenk en el rol de la empresaria.

La serie también apuesta por los contrastes, particularmente los que se establecen entre una vida familiar en apariencia normal y otra en la que cada día despiertas con la muerte tocando la puerta de tu casa, invadiendo el ambiente con una adrenalina que se respira en todo momento; también se subraya el contraste entre la gran ciudad y un ambiente más campirano, así como el contexto mexicano, que no deja de tener su cuota de imaginería, y los nexos con grupos en Estados Unidos, donde quedan mostradas las redes de complicidad entre políticos, policías y empresas basadas en el tráfico de influencias y en las posibilidades para lavar las enormes cantidades de dinero provenientes del crimen organizado.

El score de Danny Bensi y Sandy Jurriaans contribuye a tensar la liga con sus sonidos metálicos y sus intrigantes cuerdas de rítmica remarcada, en tanto la atmósfera se pinta de colores oscuros, entre verdosos y grisáceos que envuelven el clima de constante sensación persecutoria, ya sea en los amplios parajes naturales que rodean la zona de los lagos o las distintas locaciones en interiores, desde las lujosas como la casa del jefe mexicano o el político, hasta los pequeños espacios de las casas rodantes, recorriendo por estrechas y arboladas carreteras para llegar a la granja, el bar, el crematorio, el barco-casino, el motel y los diversos muelles. Un viaje que parece ser de huida permanente, por más que se quiera empezar de cero, volver al punto de partida o reconstruir el núcleo familiar incorporando las intensas experiencias (sobre)vividas.



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