martes. 23.04.2024
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Tachas 479 • Delirio con huevos • Alexis Figueroa Aracena

Alexis Figueroa Aracena

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Tachas 479
Tachas 479 • Delirio con huevos • Alexis Figueroa Aracena


Yo soy una cruz, lo primero es que soy una cruz. A mí me llamaron para ser una cruz. Soy la intersección hecha carne en los hombres como mi señor Jesucristo, soy la unión del madero que asciende y desciende y del otro que cruza, una imagen de un hombre leñoso con los brazos abiertos haciendo una cruz. Un camino asciende y desciende como un puente tenso entre el aire y la tierra, en el medio va otro que corta y separa los reinos del ángel y el huevo del mal. Y la cruz está hecha con las vigas de oro de donde brotaron las plumas angélicas, de los huevos del cosmos, del color de los huevos, pero entiende, del huevo sagrado, no del huevo del mal. Todo esto de chico yo ya lo intuía: me paraba en puntillas en mi habitación cuando chico y miraba la cruz. Y por comprensión me paraba, con los brazos abiertos enfrente de ella, izquierda, derecha, arriba, y abajo, yo me entrenaba en las direcciones aprendiendo a mirar. Una dirección usted vea, es la que apunta este brazo, por allá esta la puerta del huevo mayor. Los males de feudo que llamo. Son los males propios del reino de los irreligiosos, los males de piedra donde los fariseos construyen castillos y templos para reírse de Dios. Andando, andando, uno se acerca hasta el  brazo y ahí ve que se incuban los huevos y diría: al rededor uno mira y se puede ver los demonios, moviendo los huevos, buscando que les llegue parejo la temperatura. "Maduren, maduren" les oigo cantar y los veo acercarse mirando con ojos de sirenas ciegas y los ojos me cantan porque son como bocas que mastican  luz. "Repite el número de la bestia" me dicen a coro, "repite, repite, repite", pero yo los conozco y no dejo porque si me dejara...entonces la vía que asciende, el arriba y abajo estaría tapada, la viga de oro sin lustre y sería alguien más poseído por el lado del mal. Aunque tengo un aliado diría, el signo del clavo en la piel dela mano. La alianza con Cristo, la mancha en la piel. Tantos años llevándola encima del mundo en la piel. La hice yo mismo con una lata oxidada. Hace tiempo buscaba una ayuda y de pronto se me hizo la luz. Tenía los signos entonces y la estuve afilando contra el cemento en la calle. Era el tiempo de recoger los cartones, recogía cartones, miraba, entonces paraba, entonces pasándola arriba y abajo a un lado y al otro hasta hacer la señal. Y luego me hice el tatuaje en forma de clavo. Arriba está el cielo y un clavo, el brazo está abierto y un clavo y un clavo se llama el guardián de los muertos y el otro  es el clavo del huevo del mal. Pero abajo, en la planta del pie, lo mismo que el brazo, se guarda el dibujo, los signos de la dimensión del dolor. Y fue la continuidad de los signos lo que me enloqueció. Con el signo en la mano ya estaba seguro pero la voz me decía "tállate también este signo en la planta del pie". Tierra, cemento, barro, cascajo. Donde pise es lo mismo, yo siento al viviente en la planta del pie. Miraba con el brazo en alto y sentía, pisaba y sentía y un eco de ombligo corría por dentro y sentía la fuerza y saltaba y me encontraba saltando uno dos uno dos, gloria a dios gloria al santo decía haciendo uno dos uno dos en el mismo lugar porque estaba la fuerza y gritaba "aquí estoy". Veía los signos entonces, la mano en el aire escribiendo "guarda tus fuerzas para los momentos de prueba". Porque soy una cruz y el momento ha llegado. Míreme, estoy parado en el suelo haciendo de hueco, de ombligo, la quinta dirección de los cosmos, el camino amarrado en el aire el arriba  y abajo del cielo. Le explico: hay un dios, porque yo me concentro  y sirvo de tallo para que las voces lleguen a Dios. Yo soy el peregrino de los mundos arriba y los mundos abajo, el rey de los mundos ombligo. A veces despierto en la noche y no estoy acá arriba y el cielo es de puro cemento y estoy en un huevo. Transparente, aislado: contemplo pasillos oscuros donde hay como nichos dispuestos en cruz. Entonces camino en medio de una niebla rojiza y parecen las partes de una mujer. Yo he visto las partes, los túneles de carne sangrando, latiendo como un corazón. Me llaman desde una roca sangrante repitiendo unos nombres, y son muertos que bajo la tierra no quieren volverse a morir. Pero se pudren sin vuelta  y yo paso rogando, de rodillas rogando, los brazos abiertos pidiendo que se me conceda el regreso sagrado.  Dios mío, despertar acá arriba Dios mío, porque  cierro los ojos y soy una cruz. Subterránea. Repleta de  voz, encerrada. Tantas almas pasando hacia arriba camino del cielo. Las almas más pobres a pie, porque hay otras que veo acarreando los bultos y yo digo que eso es vanidad. Pero yo no las juzgo porque soy una cruz. Tengo un tallo. El corte y el eje en el camino del cielo. Aunque a veces siento la presión de los nervios y me digo “quítame Dios de tu mensaje sagrado” y a veces añoro el tiempo de antes cuando no era una cruz. Porque me gusta la lluvia y el paisaje del sur. Yo viví frente a un río, entre cerros muy  verdes, con lluvia y con nubes bajas enredadas entre  las quilas del cerro, hasta que vino la voz. Ahora escucho, me habla, contesto, lo miro y no temo. Cansado, cansado, aunque tenga los dones. La majestad de los ángeles digo. Yo les abro una puerta con una lata afilada, ahora no puedo decir nada más.

                                                                                                                    

                                                                                                                    

                                                                                                      

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Alexis Figueroa Aracena
. Concepción, 1956. Escritor, guionista, productor cultural. Su trabajo en poesía se inicia en los 80, con Vírgenes del sol Inn Cabaret, libro con el que se integra al canon de la neo vanguardia chilena. Posteriomente, publica El laberinto circular y otros poemas (1996), Floclórica.doc ( 2003) y Finis térrea (2014) y Las gallinas Zombies y otros pemas casi infantiles ( 2016). Son todos libros que combinan tanto una vertiente clásica como elementos propios del modernismo, tanto la experimentación vanguardista, como las preocupaciones por la medialidad. Como agente cultural se vincula a la investigación historiográfica de contenidos culturales del medio penquista y en  las artes mediales. Ha trabajado con República Portátil y Terkofilms producciones, especialmente. Con Claudio Romo, Hernán Rodríguez y Carlos Valle, manejaron la editorial especializada en gráfica narrativa Libros de Nébula, que llevó adelante una cuidada labor de edición. Junto a Claudio Romo ha publicado  libros ilustrados y novela gráfica;  Fragmentos de una biblioteca trasparente (2017), Informe Tunguska (2008) y  Lota 1960; La huelga larga del carbón (2014), tomo que reúne en sus páginas un grupo de ilustradores chilenos de gran calidad. Últimamente está dedicado a la traducción de poesía, especialmente aquella relacionada al romanticismo, el gótico y el post romanticismo inglés.  Sus temas han sido relacionadas por la crítica con los mundos de la ciencia ficción, teniendo por campo las posibilidades generales de la cultura humana, la cultura de borde, el trashumanismo, la astrofísica,  el lenguaje y la medialidad.



 

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