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ENSAYO

Tachas 481 • Sueños Poético-Legales. Pioneros Transculturales • Bernhard Grossfeld y Josef Hoeltzbein

Bernhard Grossfeld y Josef Hoeltzbein [trad. Cayo Cæctus]

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Tachas 481
Tachas 481 • Sueños Poético-Legales. Pioneros Transculturales • Bernhard Grossfeld y Josef Hoeltzbein

Este artículo es una historia que rastrea recientes desarrollos sobre Derecho Inmobiliario Australiano. Desde 1992, las Cortes comenzaron a utilizar canciones aborígenes como registros orales de tierra al atribuir determinados territorios a ciertas tribus. Esta historia comenzó más de 100 años atrás, cuando misioneros luteranos en Australia Central comenzaron a reconocer en las canciones, productos culturales de alto valor que describían el paisaje australiano.

Además de elaborar el trasfondo semiótico y geográfico de esta poesía indígena, el énfasis en este artículo está en las dificultades que los pioneros tuvieron que superar cuando alabaron el valor artístico, antropológico y legal de estos viejos “documentos”. Ellos vieron la cultura extranjera no como un objeto de estudio, sino como su compañera para poder entender el concepto humano de orden: una gran lección para el Derecho Comparado y la semiótica legal comparada.[1]




I. POESÍA Y DERECHO

Y todos mis días son trances
Y todas mis nocturnas ensoñaciones
Están donde tu gris ojo hecha un vistazo
Y donde tu pisada reluce
En cuan etéreos bailes
Por cual lo eterno fluye.
[2]

La poesía no es una preocupación mayor de los abogados, e incluso si lo es, no es considerada como algo que tenga importancia práctica para ellos. Los poemas no parecen suficientemente “precisos”. Ellos incluso escapan de nuestro control hermenéutico: pueden ser disfrutados antes de ser entendidos y “preceden y trascienden los sentidos que les asignamos”.[3] Pero, en última instancia, el Derecho –como una estructura para la vida- y la Poesía, están entrelazadas, aunque esta sea una conexión subterránea: entendemos una a través de la otra. Un poema es “la mismísima imagen de la vida expresada en su eterna verdad”[4] y “los poetas son los legisladores no reconocidos del Mundo”.[5] Los poetas, a través de su lenguaje métrico, se convierten, por tanto, en “los instauradores de las leyes y los fundadores de la sociedad civil”.[6]

El poder de las imágenes de la poesía rítmica para crear patrones de vida, puede encontrarse más visiblemente entre los Aborígenes Australianos que en cualquier otra parte. Ellos nunca domesticaron animales para cargar sus bienes y no conocieron la rueda. Ellos no usaban letras ni conocían el papel: se sentían orgullosos de cargar sus leyes “en sus cabezas y almas”, no “en papel”. Descubrir la naturaleza poética del concepto de orden desde su mismísimo origen es la gran experiencia cuando uno se encuentra con la cultura indígena. La “propiedad” en esta cultura esta basada en la idea de la “madre tierra”: ella descansa y apela a la confianza mutua de los individuos de la comunidad y la identidad mutua de los mismos. De esta forma, la propiedad se convierte en una cuestión ética importante que gira, en gran parte, en torno de la geografía y la poesía.

Este trasfondo se ha vuelto un tema de mucho interés no sólo para los antropólogos, sino en forma mayor para aquellos que estudian Derecho Comparado. Como mostraremos más abajo, es desde estas raíces que en años recientes el Derecho Australiano Inmobiliario moderno ha crecido: reformando la estructura social y económica de un continente completo. Este artículo trata de seguir una historia de apasionante desarrollo que merece nuestra más alta atención. Comenzó con una mirada desprejuiciada a la cultura aborigen, los rituales indígenas y las canciones poéticas, las cuales terminaron siendo mapas precisos de toda una región. La Geografía, la Poesía y el Derecho convergieron. Esa combinación preservó un viejo concepto de orden para un nuevo ambiento espiritual y económico.


 

II. CARL STREHLOW Y THEODOR STREHLOW (El derecho y la poesía juntas surgieron de la misma cuna[7])

Los pioneros que abrieron este santuario de cultura Aborigen y sus canciones para el desarrollo del Derecho inmobiliario moderno fueron Carl Strehlow (1871-1922) y su hijo Theodor Strehlow (1908-78). Ellos pavimentaron el camino para que las canciones y los rituales Aborígenes fuesen vistas más que como simples curiosidades antropológicas. En este artículo discutimos sus comienzos, sus logros, y el precio que tuvieron que pagar por ser pioneros transculturales.

Su parte de la historia comienza en Hermannsburg, una pequeña villa en Australia Central. Ella obtuvo su nombre a partir del pequeño pueblo de Hermannsburg en el cual estaba entonces el Reino de Hannover, cerca de 40 millas al norte de Hannover su ciudad capital. Desde ahí, la Sociedad Misionera de Hermannsburg mandó a misioneros Luteranos a “cargar con el trabajo misionero entre aquellos gentiles en cuyas tierras [la Iglesia Luterana] mora”.[8] Los primeros misioneros llegaron en 1877.


 

III. NUEVOS HORIZONTES

A. Soñando Paisajes

Australia es similar en tamaño a los 48 estados contiguos de los Estados Unidos; tiene la más baja densidad poblacional en el mundo (hoy día 20 millones de habitantes, de los cuales el 1.5% son Aborígenes). Los Aborígenes llegaron alrededor de 40.000 años antes que los europeos pusieran pie en ella, en el año 1606. En esa fecha, existían cerca de 250 Lenguas Aborígenes distintas que se hablaban, además de los dialectos. Al tiempo en el cual Carl Strehlow llegó, los Aranda eran la tribu más grande en Australia Central.[9]

La vastedad es la experiencia principal en la amplitud de Australia Central. Debido a las condiciones geográficas y climáticas, los aborígenes estaban constantemente moviéndose. La distribución de una gran variedad de hierbas, hongos, especias, vegetales, frutas, flores, animales, pájaros, reptiles e insectos nativos de este país,[10] era tal, que ciertas especies podían sólo crecer en ciertos lugares durante ciertos periodos del año; por tanto, los grupos indígenas estaban obligados a moverse y buscar comida donde ésta pudiese ser encontrada en una estación particular. Los Aborígenes migraban sin animales para cargar sus pertenencias o recuerdos.

En las tradiciones Aborígenes existe una conexión vital entre sus creencias y lugares específicos de la tierra. Los nativos de Australia Central creían que ellos estaban compuestos de sus ancestros totémicos. “Soñar” es esencial para entender la cultura Aborigen: hace referencia a un tiempo en el cual grandes héroes caminaron a través del país para formarlo, moldeando lugares de energía espiritual y haciendo las leyes para la gente. Esto era llevado a cabo por medio del poder de canciones que eran no-humanas en origen. Ellas fueron enseñadas a los hombres y mujeres Aborígenes, quienes eran responsables de interpretarlas y de enseñarlas a sus hijos. Estos hombres y mujeres estaban autorizados a liberar poderes creativos, nutriendo de este modo la tierra y haciéndola fructífera. Las canciones causan que las plantas crezcan y los animales se reproduzcan dentro del área que describen. Los hombres de medicina eran maestros de ceremonia en los cultos y corroborees,[11] por lo que actuaban muy a menudo como poetas con gran influencia.

“Soñar” se refiere a una cosmovisión en la cual la tierra tiene una conexión particular con los individuos y los grupos. La relación es de mutua responsabilidad. La Madre Tierra es un vasto organismo soñador; ella es un ícono para las interacciones entre los orígenes y la identidad:

Los propietarios tradicionales de la tierra poseían las canciones de esa tierra, y distintos tipos de propiedad eran reconocidos. Niños pintados con diseños de los clanes, bailan por la patria de sus padres. Ellos deben servir como encargados de las ceremonias de su madre patria y asegurarse que la interpretación sea correcta. Un niño concebido en un país distinto del de su madre o padre tiene una responsabilidad con lugar donde la madre supo por primera vez que estaba embarazada. Si un linaje de poseedores de canciones ha muerto, esas canciones podían pasar a un pariente más distante o a gente erudita de un país vecino.

La gente que ha sido alejada de sus países tradicionales todavía canta las canciones y no se cree que la distancia afecte el poder inherente a las canciones.[12]

Las palabras usadas para describir este proceso tienen que ver con el “nombrar”, haciendo referencia al irresistible poder de la voz humana: “Es la mismísima sustancia y no una imitación de otra sustancia: un aspecto de la mismísima esencia de la vida... un aspecto característico de esa energía cuyas vibraciones constituyen la vida”.[13]

Los intérpretes de estas ceremonias eran el núcleo de la vida religiosa del pueblo.

B. Creencias básicas

Las tribus creen que hay numerosos seres totémicos en la distante “ensoñación” desde el cual cada hombre y su familia descendieron. Los caminos de estos ancestros forman el propio camino individual de “ensoñación” por el cual ellos visitan los lugares ceremoniales. Durante los rituales, los bailarines, llenos de poesía lírica, pisotean y se mueven imitando rítmicamente la experiencia de sus ancestros, encarnándose de esta manera en ellos.

La creencia común es que antes de la “ensoñación” la tierra estaba plana y desolada. No había vida sobre la superficie, pero dentro del planeta grandes seres vivieron y emergieron uno a uno. Estos ancestros del Gran Espíritu comenzaron sus viajes a través de la tierra, moldeando el paisaje que permanece hasta hoy.

Grupos de Arandas se identifican a si mismos con sus ancestros y viajan siguiendo las “historias de los caminos” (storytracks), siguiendo las “líneas de las canciones” (songlines): ellos interpretan los ritos en los lugares donde sus ancestros acampaban. Ello se ven a si mismos como pertenecientes a la tierra, como fideicomisarios de la canciones, ritos e historias de sus ancestros. En los lindes e intersecciones de los caminos, los centros ceremoniales son compartidos por distintos grupos. De este modo la geografía toma la forma de un “paisaje totémico” como base para la autoridad.

C. Resignación

Los misioneros pronto concluyeron que los aborígenes no eran “estúpidos” o “depravados” como alguna gente decía, ni tampoco escasos de inteligencia. Para poder convertir a cazadores-recolectores nómades en pastores-granjeros, los misioneros comenzaron por aprender la lengua local Aranda. Debido a la falta de experiencias comunes, traducir probó ser difícil. Los europeos atribuyeron los problemas a “la falta de términos abstractos y de ideas morales, de las cuales los aborígenes no tenían concepción alguna”.[14]Esto comenzó con la palabra Dios: ¿podía ser traducida como altjira, un término usado para referirse a seres sobrenaturales con existencia eterna? Había, sin embargo, una base humana común:

... sólo el corazón, en su actuar y en sus instintos apasionados, late en la misma medida a través de toda la raza humana.[15]

Los aborígenes se volvieron menos cooperativos cuando entendieron que el dominio de su lenguaje podía ser usado contra ellos. Finalmente, en 1891, el primer grupo de misioneros se rindió: “sus planes fueron vencidos por el paisaje”.[16] Se resignaron por la “falta de deseo de ser salvos”,[17] por el aislamiento, el duro clima y las enfermedades. Abandonaron el esfuerzo para preparar a los aborígenes para la asimilación y comenzaron a creer que los aborígenes estaban condenados a la extinción. Los misionarios se fueron por falta de confianza: cualquiera de sus perspectivas sobre el hombre parecían de alguna forma absurdas. Adolf Kempe declaró “la falta de fe de todos nosotros es la, ciertamente, la causa principal de este capítulo que se cierra”.[18]


 

IV. CARL FRIEDRICH THEODOR STREHLOW

La tierra
Que nos nombra, nos da nuestra identidad...
Nuestro alimento es nuestra cultura y su reflejo de nuestra tierra.
Somos nombrados y aclamados por los animales, árboles, pájaros,
Montañas, ranas, charcos del país de Ngarinyin.
Nuestro sistema de parentesco y matrimonio, y el Derecho que lo gobierna,
está reflejado en nuestra tierra;
Nuestro patrón de vida es reflejo de esa tierra...
¡Nosotros y la tierra nos pertenecemos mutuamente!
[19]

En octubre de 1894, Carl Strehlow vino a Hermannsburg. Parece haber seguido la tradición de Johann Gottfried Herder:[20] la unidad de la humanidad es revelada en la diversidad de sus costumbres y la “cultura es la manifestación del alma creativa de su gente”.[21] El veía a los aborígenes como completamente humanos, no sentenciados a la extinción. Como aprendió a hablar Aranda fluidamente, se encontró cara a cara con ellos. El consideraba a su cultura como fascinante en sí misma y aceptaba la alteridad, a pesar de que finalmente la percibía extranjera.

En este tiempo, las ceremonias y bailes tradicionales aborígenes todavía tenían lugar cerca de la misión Hermannsburg. Incluso los aborígenes convertidos en cristianos tomaban parte en ellos a veces. Carl Strehlow, sin embargo, estaba limitado por el hecho de que nunca presenció personalmente alguna de sus ceremonias sagradas. Él era de la opinión de que su status de misionero no era consistente con aparecer en ritos paganos y -a menudo- ni siquiera permitió hacerlo a aborígenes cristianos. Era crítico de sus fuertes trasfondos y matices sexuales y aborreció la transmisión de las enfermedades venéreas occidentales. Sin una masiva modificación de las prácticas sexuales, todos - el temía- quedaría infectados dentro de unos pocos años. Por tanto, sus descripciones de las ceremonias aborígenes estaban basadas simplemente en rumores.

El amor y el respeto de Carl Strehlow por los parajes tradicionales Aranda y por su gente llegó a su fin con su trágica muerte en un aciago viaje para obtener ayuda médica. Sus últimas palabras fueron “Dios no ayuda”.[22]


 

V. LAS TRIBUS ARANDA Y LORIJA EN AUSTRALIA CENTRAL


 

Resulta que existen muchos lenguajes distintos en el mundo, y ninguno es insignificante; pero si no sé el sentido de un lenguaje, yo seré un extranjero para alguien que lo hable, y uno que lo hable es un extranjero para mí.
Corintios, 14:10

La obra principal de Carl Strehlow, Die Aranda- und Loritja-Stäme in zentralAustralien (“Los Aranda y las tribus Lorija en Australia Central”) apareció en Frankfurt, Alemania, en 5 volúmenes (siete entregas) desde 1907 hasta 1933.

Los títulos son:

  • Parte 1 (1907): Mitos, Leyendas, y Fábulas de la tribu Aranda,
  • Parte 2 (1908): Mitos, Leyendas, y Fábulas de la tribu Loritja. Las creencias Totémicas y los Tjurunga,
  • Parte 3 (1910/1911): Los Cultos Totémicos de las tribus Aranda y Loritja,
  • Parte 4 (1913/1915): La Vida Social de los Aranda y los Loritja, y
  • Parte 5 (1920): La Cultura Material de los Aranda y los Loritja.

Los volúmenes sumados dan una extensión de 660 páginas. El libro fue inmediatamente reconocido en Europa como uno de los más grandes trabajos sobre antropología australiana. No hay ejemplares disponibles que hayan sido traducidos al inglés y parece ser una obra tabú en Australia.


 

VI. EL FIN DE UNA MISIÓN

El modelo Cristiano no prosperó en Hermannsburg. Los aborígenes continuaron discrepando con lo que la “palabra de Dios” les decía. Ellos llegaron a distintas conclusiones relativas al significado de la palabra en su cultura:

Los viejos creían que ellos conocían las palabras creativas que los ancestros totémicos habían usado mientras vagaban sobre la tierra en su periodo creativo para dar forma a la tierra y configurar su flora y su fauna, y que estas palabras estaban contenidas en su tjurunga[23]. Ellos creían además que ellos mismos eran la reencarnación de varios de sus ancestros totémicos, y que cuando ellos usaban las mismas palabras creativas en los rituales prescritos, y en las locaciones correctas, ellos ayudaban a mantener este mundo y garantizaban la continuación de la flora y la fauna de la cual sus vidas dependían.[24]

..…

La palabra de Dios que los cristianos propugnaban establecía que Dios mantiene lo que Él ha creado. Es evidente que los cristianos aborígenes vieron la incompatibilidad de los dos sistemas de creencias y dejaron aquellos rituales cuyo propósito era incrementar la flora y fauna local. Sin embargo, ellos no dejaron su tjurunga, porque este servía a otras necesidades funcionales, como la definición de cada parte de tierra correspondiente a los descendientes.[25]

 La iniciación de los jóvenes y el recurrir a los curanderos tradicionales continuó sin interrupción, aunque en secreto. Los mayores de la Iglesia nunca castigaron a nadie por seguir estas prácticas o por mantener su “tjurunga”. Hermannsburg no ha permanecido como una comunidad cristiana.


 

VII. THEODOR GEORG HEINRICH STREHLOW (La experiencia del arte precede y supera el significado que le asignamos)

Theodor Strehlow aprendió Alemán y Aranda como sus lenguas madres; los niños Aranda fueron sus compañeros de niñez. Pronto se dio cuenta de la hermenéutica intercultural y se “identificaba con los Aborígenes”. Se presentaba a si mismo como siendo “tal cual sus confidentes negros, unidos al suelo de Australia Central por su nacimiento y por los años de residencia y expediciones por sus vastos espacios”.

Theodor Strehlow asistió a muchas reuniones ceremoniales y tomó parte en rituales en que, ni antes ni después de él, occidental alguno había sido permitido ser oyente o espectador. El recolectó cinco mil setenta versos de canciones aborígenes. Él se veía como el custodio de los Aborígenes, coleccionando registros y artefactos culturales ("tjurunga", "chiringa") en su hogar. "Tjurunga" son piedras sagradas u objetos de madera, de carácter secreto, en los cuales un segmento del mito perteneciente a una persona en particular usualmente es grabado. Ellos también incluyen los versos de las canciones, pinturas corporales y terrestres, y otra parafernalia ritual: "ellos contienen las leyes asentadas por los seres ancestrales para la vida comunitaria, y también pueden ser vistos como los documentos constitucionales de las sociedades aborígenes"[26].

Ellos constituyen "el mapa para una concreta pero, mitológicamente legitimizada, propiedad de la tierra"[27]por la cual las personas están unidas indisolublemente. De este modo, los "tjurunga", están unidos a la identidad de una persona y mantenidas en secreto. Pero, de acuerdo a las costumbres Aranda, el término también incluye las "ceremonias, leyendas, cánticos, y mitos". Por lo tanto, Strehlow prohibió el acceso a los objetos rituales a cualquier persona. Su colección se encuentra ahora en el Centro de Investigación Strehlow en Alice Springs.



VIII. CANCIONES DE AUSTRALIA CENTRAL

Dichterisch wohnet der Mensch (Ell Hombre vive poéticamente)
Friedrich Hölderin

A. Contenido

La poesía no era en esos tiempos algo irreal o remoto o no práctico para las tribus de Australia Central: era, más bien, la mejor, la más personal, la más útil, herencia que había descendido a ellos desde el pasado místico de la raza; era, más aún, una herencia que creían que duraría hasta la eternidad[28].

El Libro de las Canciones de Australia Central es la obra más importante de Theodor Strehlow. Después de una extensiva introducción, le siguen 4 partes principales:

  1. Las medidas rítmicas y la estructura musical de las canciones de Australia Central,
  2. El lenguaje y la estructura de los versos en las canciones,
  3. Materias y temáticas de las canciones, y
  4. Sumario final.

Al interior de la contraportada del libro encontramos un mapa de la Australia Central Aborigen. No hay una segunda edición; el libro es ahora prácticamente inobtenible.

 En 775 páginas, el libro maneja cerca de 800 poemas nativos tradicionales de Australia Central que son entonados de acuerdo a las medidas rítmicas tradicionales. En la creencia de los nativos, estas canciones han sido compuestas por ancestros totémicos para ser transmitidas sin alteración de generación en generación; sólo de esta forma podían ellos ser capaces de preservar sus virtudes mágicas. Los aborígenes veían a los poemas como su más grandioso tesoro, dando destellos de verdades eternas e inalterables. Las técnicas rituales establecen un flujo libre de energía en el cuerpo, y crean fuertes poderes de sugestión. Cuando se cantaban y danzaban, los aborígenes son "reencarnados" en sus existencias previas como ancestros totémicos.

Theodor Strehlow creía que la poesía en todas las culturas se originó más tempranamente que la prosa y que incluso los versos más "primitivos" están marcados por su forma métrica, su medida rítmica y su peculiar estructura de versos. Cuando traducía, se esforzaba por "reproducir fielmente tanto la sustancia como el espíritu del original". Los poemas cantados establecían una conexión subterránea entre vida y lenguaje. La poesía fue usada para organizar principalmente la vida comunitaria:

Cada uno de estos poemas está asociado con un centro ceremonial definido y con un ser mítico sobrenatural o un grupo mítico de ancestros totémicos. Por lo tanto, una “canción” es el set completo de versos asociados con cualquier sitio ceremonial referente a las actividades de cualquier ser mitológico o grupo de ancestros locales totémicos.[29]

 

B. Nuevo Acercamiento

 

El trabajo de C. Strehlow... ha sido, en gran parte, abandonado salvo raras excepciones, por la mayoría de los antropólogos de habla inglesa hasta nuestros días.[30]

Theodor Strehlow realizaba de forma habitual afirmaciones cuyas bases eran el haber nacido en Hermannsburg y hablar el lenguaje local. Él había asistido a muchas de las ceremonias sagradas en varios lugares cuando viajaba a vastos lugares de la Australia silvestre. Él había sido capaz de localizar cada canción y cada rito a un centro sagrado en particular. Las historias son la tierra: contar una historia significa contar la tierra. Los poemas/canciones sitúan al cantante en un país nombrado y conocido. De este modo, su libro no es un libro sobre canciones solamente, sino un libro sobre la tierra y su topología "traducidas" en palabras y música (geo-canciones). La patria es el terreno alimentador que da y recibe vida. Los aborígenes le hablan, le cantan y se sienten responsable por ella: "todo viene del suelo -el lenguaje, la gente, los emus, canguros, el pasto. Eso es Derecho"[31].

Por lo tanto, la geografía de Australia Central es un "paisaje totémico", hecho mapa a través de metáforas. Este concepto asegura la estabilidad entre muchas tribus diferentes y grupos de lenguajes; es la base para una autoridad que está asociada con la geografía, el lenguaje y la religión. Australia Central es una serie de "tierras prometidas", cada una con su propio -"pueblo elegido": "la identidad totémica de uno está determinada por el "sitio de la concepción", el cual es, el lugar donde la madre de uno por primera vez se da cuenta que está embarazada...”[32]

La idea subyacente es una creencia en la reencarnación ancestral: los valores de la vida están preconcebidos en los orígenes sagrados del mundo. El alma del ancestro entra a la madre embarazada, pero el ancestro también continúa durmiendo en el sitio totémico. Este concepto también explica el interés aborigen por las canciones. Los ancestros compusieron las canciones, cantarlas en el escenario ritual apropiado hace reencarnar a los ancestros, pidiendo reclamar sus poderes: "la doctrina de la reencarnación asegura la unión personal con los ancestros".[33]

La repetición de las palabras precisas en los lugares precisos da lugar al poder en el mundo. La locación es la esencia: "acciones y canciones no son determinadas meramente por el animal totémico sino también por el lugar. Uno no debería decir "ceremonia de gato salvaje" sino "la ceremonia del gato salvaje de Ltalaltuma".[34] A mayor abundamiento:

Para apreciar estas cualidades completamente, el lector debe haber estado familiarizado con el paisaje actual descrito en cada canción. Sólo en ese momento el conoce cual de sus visiones ha sido seleccionada y elaborada en verso... Tal comparación entre realidad y descripción poética debe arrojar algunas luces acerca del humor del mismo poeta al tiempo en el cual estaba componiendo su canción.[35]

Habiendo comprendido la conexión entre canciones y tierra, Theodor Strehlow vio en estas canciones una llave para desentrañar el misterio de la condición humana, él se volvió consciente de que no son principalmente las palabras las que comunican la información. Más importante son la melodía, el ritmo y las danzas; estos elementos esenciales no pueden ser verbalizados. "Corporeizar"[36] (In-corporation) es la alternativa al alfabeto.

Estas canciones son, entonces, propiedad personal de algunas personas o pequeños grupos totémicos; ellas han sido “concebidas” o dentro del tótem de aquel lugar sagrado o han sido heredadas del "tjurunga" que pertenece al sitio.

Ejemplos:

Un ser humano piensa en su lengua materna, la cual es el espejo del espíritu que lo anima. Y como sucede con los individuos, sucede con las naciones: el alma de la gente anuncia por si misma el lenguaje de la nación; un pueblo que pierde su lenguaje perderá su propia alma. Particularmente, lo más recóndito de la vida de una nación, su vida religiosa, late en su lenguaje; la lengua materna es el lenguaje de la oración.[37]

La Geografía era primordial: la irregularidad de la lluvia y su disipación a través de las llanuras se reflejaba en las “ensoñaciones" sobre el agua de los Aborígenes[38]:

Entre las aguas que murmullan, él se sienta sin movimiento Es el mismísimo Kantjia quién está sentado sin movimiento. Quieto como una piedra está él sentado. En una piedra fisurada está él sentado; En una piedra en la que mana agua está él sentado Cambiar estas canciones las haría mágicamente inoperativas; también sería un acto de sacrilegio: la sacralidad ritual era completamente importante.

D. Mapa Totémico

El mapa en el libro de Strehlow mostró el país desde el cual las canciones salieron. No localizaba los lugares secretos con exactitud; era más bien un gran sketch, que se refería a los lugares más importantes que Strehlow había visitado. En gran medida, el mapa expresaba su identificación con la cultura Aranda, con la "eterna Australia Central Aborigen".

E. Resultados

Los resultados son de gran alcance: Las canciones también definían la tierra poseída por el clan. Ellos relataban las historias de los viajes hechos por los ancestros animales o humanos de las tribus en detalle y describen cada lugar visitado por los ancestros, de este modo delimitando la tierra y sus lindes. Grupos vecinos compartían elementos de la misma mitología, y las canciones que les pertenecían extendían los viajes de los ancestros a través de su propia tierra, introduciendo nuevos tótems y describiendo nuevos eventos que dejaron marcas en el paisaje. Los ancestros han permanecido permanentemente en los mismos lugares sagrados y cuando los aborígenes los visitan, aún por corto tiempo, cantan partes de las canciones mientras limpian o cuidan. Esta relación excepcionalmente fuerte con sus héroes ancestrales y con el paisaje forma las bases de todo el arte aborigen. Danzas, cantos, ceremonias y materiales artísticos se combinan para crear un todo, una red artística completa que articula el paisaje y la "ensoñación". La cultura Aborigen tradicional conecta el arte con cada aspecto de la vida religiosa y secular cotidiana. En el núcleo de las artes se encuentra la vida ceremonial aborigen. La música, la danza, la poesía y la pintura eran parte del mismo proceso de conectar constantemente la vida de la gente con el soñar.[39]


 

IX. CANCIÓN ROTA

Theodor Strehlow no tuvo suerte con su libro. Por un lado, fue acusado por poner a los aborígenes en un pedestal demasiado alto, mostrándolos como seres humanos ejemplares. Por otro lado, fue criticado por haber roto sus secretos sagrados y por haber violado los “derechos de autor morales” a la privacidad de los indígenas en relación a sus canciones y rituales. En 1975, el siguiente poema circulaba en los campus de la Universidad de Adelaide:

Que has hecho Profesor Strehlow 
Para promover la comunidad tribal 
Tomaste de ellos su pasado sagrado 
¿Les diste algo que dure? 
Vemos ni Profesor, ni Doctor ni crédito 
Sólo una palabra que pasa, sin mérito.

También fue atacado por su punto de vista poético cuando el libro fue revisado en el Times Literary Supplement en 1972. El autor anónimo escribió "el lector esta compelido a tomar el material de los Aranda en la niebla de la Gran Teoría del autor acerca de los orígenes de la poesía". Para Theodor Strehlow este fue "un espantoso golpe emocional".

Strehlow tuvo su golpe de gracia con el “incidente Stern” en 1978. Stern es una revista semanal alemana con una circulación de alrededor 1.876.999 ejemplares. Strehlow había dado a la revista muchas diapositivas a color por un honorario de $6.000. La publicación estaba llena de sensacionalismo acerca del “salvajismo” y la vida “en la edad de piedra”. Lo que causó alboroto fueron las fotografías sagradas y secretas de la vida aborigen, del “tjurunga” y de los lugares donde estaban guardados. Sin el consentimiento de Strehlow, la revista australiana People las publicó en agosto de 1978 bajo el titular “Secretos Sagrados Revelados”. El pueblo Aranda estaba indignado. Eso explotó en Strehlow como una “bomba atómica”; fue un golpe demoledor. La notoriedad de Strehlow se mantuvo marcada por la desgracia. Murió pobre.


 

X. LA HERENCIA DE STREHLOW

 

La armonía del mundo es hecha manifiesta en Forma y Número, y el corazón y el alma de toda la poesía de la Filosofía Natural están encarnados en el concepto de la belleza matemática
D´Arcy Wentworth Thompson, On Growth and Form


 

Carl y Theodor Strehlow han hecho una contribución significativa al registro de las tradiciones aborígenes por medio de su trabajo. Ellos abrieron el ojo Occidental a las huellas y signos que permitieron cambiar el “salvajismo” a una tierra de cultura. Hasta ese entonces, los europeos inmigrantes no vieron los signos de propiedad y posesión a los cuales estaban acostumbrados. Es por ello que asumieron que los paisajes eran naturales, que eran “terra nullius” (tierra de nadie).

Los blancos, enceguecidos vinieron golpeándolo todo a su paso. Poniendo banderitas, poniendo banderitas.[40]

Los Strehlows rompieron esta visión Eurocéntrica. Ellos trataron de tender puentes entre el enorme golfo de las culturas aborígenes y Caucásicas. Ellos permitieron entender el hecho de que Australia ya había sido recorrida y nombrada, que los lugares estaban inscritos en las canciones, las danzas y el diseño, que las historias que trataban de la tierra y de su gente eran contadas de generación en generación. “Nada es nada”, porque todo tiene un origen en la creación del mundo por seres extraordinarios.

Esto es expresado por el término “soñar”, que significa a la vez “historia” y “sueño”:

Todas las cosas en la Tierra las vemos en parte como humanas. Esto es contado por medio de las ideas de la “ensoñación”. Por la “ensoñación” expresamos la creencia que, hace mucho tiempo atrás, estas criaturas iniciaron la sociedad humana. Estas criaturas, estas grandes criaturas, están tan vivas hoy en día como lo estaban en el comienzo. Ellas son eternas y nunca morirán. Ellas son siempre parte de la tierra y de la naturaleza tal como lo somos nosotros. Nuestra conexión a todas las cosas naturales es espiritual.[41]

Para los aborígenes el “soñar” constituía su Derecho:

Este Derecho es la forma en que vivimos, nuestras reglas. Este Derecho son nuestras ceremonias, nuestras canciones, nuestras historias; todas estas cosas vinieron de la “ensoñación”… Nuestro Derecho no es como el Derecho Europeo que siempre está cambiando…; porque nuestra Ley no puede cambiar, no la hicimos nosotros. El Derecho fue creado por las “ensoñaciones” muchos, muchos años atrás y dado a nuestros ancestros y ellos nos lo dieron a nosotros… Son estas “ensoñaciones” las que hicieron nuestra Ley. Todas las cosas en nuestra patria tienen Ley, ellas tienen ceremonia y canción, y ellas tienen gente que está relacionada con ellos[42].


 

XI. ABRIENDO EL FUTURO

El león duerme en el sol. 
Su nariz está en sus garras. 
Él puede matar a un hombre.[43]

 

A. Delimitando la Tierra Aborigen

La importancia práctica se hizo evidente en los comienzos de 1970s, cuando el personal de la Misión Río Finke comenzó a trazar un plano de las tierras circundantes Aborígenes.

Todos los límites fueron establecidos a la satisfacción de todos los aborígenes correspondientes mediante consulta a cada descendiente de los grupos locales de Tjurunga.

En 1976, La Ley de Derechos de Tierra Aborigen de los Territorios del Norte admitió canciones y representaciones ceremoniales como evidencia para la propiedad de la tierra. Las canciones aborígenes se volvieron instrumentos para las reclamaciones de tierra.

B. El Juicio Mabo

En 1992, la Altísima Corte de Australia (la última instancia de apelación) falló el histórico Juicio Mabo. En él se suprimió la noción de terra nullius y se declaró que:

El pueblo Meriam está facultado para accionar contra cualquiera respecto la posesión, ocupación, uso y goce de las tierras de las Islas Murray.[44]

El Parlamento de la Commonwealth posteriormente amplió la estructura de la ley de 1976 al promulgar la Ley de Títulos Nativos en 1993. Ésta protege los títulos nativos al tomar en cuenta la naturaleza única de las visiones tradicionales de la gente indígena y el significado de la propiedad de acuerdo con sus propios grupos culturales. La ley establece el reconocimiento y la protección de los títulos nativos y valida “leyes pasadas” que afectan a los títulos nativos que podían haber sido de otra forma nulos. Prescribe los medios para realizar las reclamaciones de títulos nativos y regula las “futuras leyes” que puedan afectar a estos títulos. La ley fue enmendada substancialmente por la Ley de Enmienda de Títulos Nativos de 1998. La Altísima Corte reafirmó el concepto de título nativo, tales como los Arriendos pastoriles[45] en el Caso Wik. Es ahora generalmente aceptado el que los títulos nativos son derivados desde las leyes y costumbres tradicionales.

En el Caso Ward, la Altísima Corte declaró: “la conexión con la patria… es esencialmente espiritual”; es una “relación religiosa”.[46]

 Pronto fue descubierto que los mapas espirituales eran extraordinariamente detallados, que los límites reclamados por cada clan eran precisamente conocidos y que todos los grupos consentían en estos límites. Esto es, por sobre todo, lo más sorprendente dada la completa desigualdad entre las lenguas Australianas de las tribus vecinas.

C. Cambio Dramático

El cambio es dramático: “hace una década, muy pocos [en la magistratura] hubiesen tenido el más mínimo entendimiento de las leyes y costumbres tradicionales del pueblo indígena de este país. Este es un cambio profundo. Me refiero a que lo que [las Cortes] están haciendo es comprender parte de la historia de Australia, una parte de la cual eran prácticamente ignorantes”.[47]

Los “registros de tierra orales” resultaron ser inmensamente útiles en la lucha por las reclamaciones de tierra.

Listas de importantes sitios forman parte de uno de los más significativos tipos de evidencia para reivindicar títulos nativos. Series de canciones describen las actividades de los ancestros en el tiempo de la “ensoñación” (Dreamtime) en cada sitio, y los demandantes aborígenes usaron las canciones como ayuda memoria (mnemonic) para guiarlos de lugar en lugar. Los viajes de un espíritu ancestral pueden ser trazados en un mapa al seguir los lugares conectados con las canciones. Grupos de sitios determinan las regiones de cada grupo demandante. Durante una audiencia de reclamación el Comisionado de Tierras podía viajar a los sitios con los demandantes, y las canciones apropiadas para cada sitio podían ser cantadas.[48]

Cuando los aborígenes comenzaron a asentarse, en el pasado, fueron tentados muchas veces a vivir su vida en el vicio de la apuesta. Pero a través de toda la Australia tribal, ellos volvieron a sus tierras. Ha habido un fuerte resurgimiento de la vida ceremonial tradicional:

La barcaza se resbala, sin tregua 
Sobre el agua de satín, 
¿Adónde va?… ¿Hacia cuál sueño? 
¿Hacia cual incierto destino?... 
Déjennos pensar en nada… 
Lo actual Siempre nos vuelve errantes…[49]


 

XII. PIONEROS

Ciertamente, como en todo el Derecho Comparado, la infiltración “osmótica” de nuestros propios pensamientos no puede ser completamente evitada. Pero, si bien la parte cognitiva está siempre interfiriendo, necesitamos observaciones participativas. Las culturas extranjeras no deben ser vistas como “objetos” sino como nuestras compañeras para entender los conceptos humanos comunes sobre el orden.

Hoy día, leemos a la entrada del Centro de Exhibiciones de los Parques del Desierto de Alice Springs:

Desde tiempo inmemorial el área de los Parques del Desierto de Alice Springs ha sido ocupada por el pueblo Arrente bajo un sistema de Gobierno y Derecho ordenado y mutuamente reconocido por el cual ellos viven y definen sus relaciones con la tierra y su ambiente.

¿Qué le habría sucedido a la cultura Aborigen, expresada en sus canciones y ceremonias, sin Carl Strehlow y Theodor Strehlow? Ciertamente, la constante vitalidad de la cultura nativa (a menudo infravalorada y pasada por alto por Occidentales) fue el factor decisivo. Pero el trabajo de los Strehlow se ha vuelto una contribución significativa para las reivindicaciones de tierra y los títulos nativos. A pesar de venir de distintos contextos y tener distintas historias de vida, estos pioneros ayudar a mantener las canciones con vida e impidieron que fueran “rotas”.

La poesía abrió un camino hacia el futuro: una gran lección para el Derecho Comparado y la semiótica legal comparada.


 

(Este artículo fue publicado en The American Journal of Comparative Law. Volume 55. Number 1. Winter 2007.)




***
Bernhard Grossfeld
 es Profesor de Derecho de la Universidad de Münster; Josef Hoeltzbein es Profesor de Medicina en la misma Universidad y Cirujano en Jefe del St. Francis Hospital en Münster. Traducido del Inglés al Español por Claudio Antonio Castañeda Peñaloza.

Cayo Cæctus (Santiago de Chile, 1984). Procesador / texto / imagen / ruido. Iuspoeta. Título nobiliario - ha publicado - ha traducido - ha participado - etc.

@cayocactus en redes.





 

[Ir a la portada de Tachas 481]

 

[1]    Entendemos por Semiótica la disciplina que se ocupa de la descripción científica de los signos (todo objeto perceptible que de alguna manera remite a otro objeto) y de los sistemas de significación, cualquiera sea su materia significante. El objeto de la Semiótica es el sentido y los medios de producción de sentido, es decir, los signos y los sistemas de signos. Las realidades significantes pueden ser enfrentadas como un proceso de comunicación entre emisor y receptor o como un proceso de significación al margen de toda función comunicativa. En el primer caso, existe una intención de comunicación por parte del emisor, y para ello utiliza determinado tipo de signos (escritura, habla, lenguaje de señas, señales de humo, señalética vial, etc.); en el segundo caso, la intención de comunicar no es un aspecto pertinente del proceso. Por ejemplo, el rubor que invade el rostro de una persona significa algo, al margen de la intención del emisor; las distintas zonas urbanas son igualmente significativas de las condiciones sociales de sus habitantes, independientemente de cualquier intención comunicativa. A mayor abundamiento véase BUENO, Raúl y BLANCO, Desiderio . 1980. Metodología del análisis semiótico. Lima: Universidad Mayor de San Marcos.

Como se verá al leer este artículo, el enfoque “semiótico legal comparado” incide en la diferencia radical que existe entre los sistemas de signos utilizados para “almacenar” (significar) el Derecho por los Occidentales y los Aborígenes, y como ello redunda, finalmente en la mismísima esencia del Derecho significado (N.del T.).

[2]    Edgar Allan Poe, To one in Paradise: And all my nightly dreams Are where thy grey eye glances, And where thy footstep gleams In what ethereal dances, By what eternal streams. 

[3]    Véase David Lehman, The sound of Poetry, Wall St. J. Eur., Apr. 7-9, 2006, at W19.

[4]    Percy Shelly, citado en: Id. 485 

[5]    Id. 508 

[6]    Id. 482

[7]    Jacob Grimm /1785-1863), Von der Poesieim Rect., 2 Zeitschrift für Geschichtliche Rechtswissenschaft 25, 27 (1816)

[8]    Everald Leske, Hermannsburg: A Vision and a Mission 7 (1977); cf. P.A. Scherer, Venture of Faith – An Epic in Australian Missionary History (2d ed. 1971).

[9]    Para mayor información, véase http://lucy.ukc.ac.uk/EthnoAtlas/Hmar/Cult_dir/culture.7827 

[10]  La terminología para referirse a esta vastedad de elementos es “bush tucker”. El cual describe una variedad increíble de alimentos. Los indígenas no sólo tenían conocimiento de la comestibilidad de las plantas, sino que también de los tiempos de cosecha, de su valor nutricional, en que temporada una cierta planta no era tóxica, etc. Debe tomarse conciencia que los aborígenes no cocinaban, no refrigeraban, no guardaban comida, no comerciaban y sólo consumían la comida de su área tribal. Este conocimiento se pasaba de boca en boca. Para más información puede consultarse: http://www.theepicentre.com/Australia/aufood2.html (N. del T.). 

[11]  Festivales en los que se danzaba, los cuales eran realizados de noche para celebrar (N. del T.).

[12]  Grace Koch, Aboriginal Songs in Land Claims, en Currency Companion. p.26.

[13]  Catherine J. Ellis, Time Consciousness of Aboriginal Performers, in Problemas And Solutions 151 (Jannie C Kassler & Jill Stubbington eds., 1984).

[14]  Leske, supra nota 10, p.15.

[15]  Hermann Koeler, Einige Notizn ubre die Eingeborenen an der Ostkueste des St. Vincent-Golf in Sued-Australien. 1837.

[16]  Sam D. Gill, Storytracking, p. 66 (1998)

[17]  Walter F. Veit, Social Anthropology Versus Cultural Anthropology: Baldwin Walter Spencer and Carl Friedrich Theodor Strehlow in Central Australia, Strehlow Research Centre, 3 Occasional Paper, p. 96 (2004).

[18]  Leske, supra nota 10, p. 22

[19]  Declaración del pueblo Ngarinyin.

[20]  Johann Gottfried Herder: 1744 – 1803

[21]  Silke Beinssen-Hesse, Leo Frobenius in the Pacific?, id. at 152, 156.

[22]  Theodor Strehlow, Journey To Horseshoe Bend 262 (1969).

[23]  Este término se explica más adelante (N. del T.). 

[24]  Paul G.E. Albrecht, Friedrich Wilhelm Albrecht, Strehlow Research Centre, 3 Occasional Paper, p. 113 (2004).

[25]  Id. p. 114

[26]  Albrecht, supra nota 29, p. 119, n.1. 

[27]  Veit, supra nota 21, p 108.

[28]  Theodor Strehlow, Songs of Central Australia (1971), p. 245

[29]  Id., p. XIII 

[30]  Id., p XXII 

[31]  Bruce Chatwin, The Songlines (1987), p. 9.

[32]  Gill, supra nota 9, p. 162.

[33]  Strehlow, supra nota 34, p. 244. 

[34]  Id. p. XVIII

[35]  Id. p. 676 

[36]  Bruce Chatwin, Alternatives to the Alphabet 119 (1988). Corporeizar (o en-corporar en una traducción más literal), puede ser entendido como significar con el cuerpo y en el cuerpo. Piénsese en la distinción fundamental entre comunicación verbal y no-verbal. Las palabras son sólo medios de comunicación; la comunicación es un milagro y uno de los fenómenos más complejos entre los seres vivos. El lenguaje alfabético occidental, es una forma de lenguaje articulado eminentemente matemático y basado en una premisa lógica racional que tiene como base el principio de no-contradicción. Por tanto, a pesar de sus increíbles ventajas, excluye toda forma de apreciación de la realidad, toda comunicación, que no esté circunscrita a un parecer objetivo-causal. Una en-corporación nos habla de una forma intuitiva de comunicación basada en imágenes y alejado de pretensiones lógico-formales. En ella se haría patente por si misma la significancia “creativa” vista hasta ahora en los Aborígenes; ellos, al danzar, en efecto, estarían re-creando los lugares significados (N. del T.).

[37]  G. Warneck, Evangelische Missionslehre 17 (1897), citado en Walter F. Veits, Labourers in the Vineyard or the Uneducated Missionary, en Strehlow Conference; Traditions in the Midst of Change Communities, Cultures and the Strehlow Legacy in Central Australia 136 (2004). 

[38]  Paul Carter, The Lie of the Land (1996). 

[39]  Jennifer Isaacs, Australia´s Living Heritage – Arts of the Dreaming 10 (1984).

[40]  Deborah Bird Rose, Nourishing Terrains: Australian Aboriginal Views of Landscape and Wilderness. 18. (1936) 

[41]  Id. 26

[42]  Id. 27

[43]  Wallace Stevens, Poetry is a Destructive Force. Disponible en http://www.tnellen.com/cybereng/poetry/force.html 

[44]  Mabo v. Queensland II (1992) 175 C.L.R. en P.217. 

[45]  Pastoral Lease. Acuerdos que permiten el uso de tierras de la Corona a campesinos. Se originan en el Siglo XIX para facilitar la división ordenada y posterior venta a los Aborígenes Australianos y los colonos Europeos (N. del T.).

[46]  Wester Australi v. Ward (2002) 191 A.L.R 1, 15.Véase también Federal Court of Australia, Minister for Aboriginal and Torres Strait Islander Affairs v. Western Australia (1996) 149 A.L.R 78.

[47]  Michel Black, citado en Louise Anderson, The Law and the Desert: Alternative Methods of Delivering Justice, 30 J.L. & Soc´y.110,136 (2003). 

[48]  Grace Koch, Aboriginal Songs in Land Claims, en Currency Companion P. 24. 

[49]  Tomado de una canción popular Italiana