martes. 16.04.2024
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GUÍA DE LECTURA 461

Guía de Lectura • Cartografía de las vírgenes, de Daniel Aguilar Torres • Jaime Panqueva

Jaime Panqueva

Cartografía de las vírgenes, de Daniel Aguilar Torres
Cartografía de las vírgenes, de Daniel Aguilar Torres
Guía de Lectura • Cartografía de las vírgenes, de Daniel Aguilar Torres • Jaime Panqueva

A medida que me voy haciendo viejo, debo reconocer que me cuesta un poco de trabajo conectar con algunas de las expresiones de las generaciones más jóvenes. Mejor dicho, cada vez debo esforzarme más para sortear eso que llaman la brecha generacional. Cartografía de la vírgenes (La Rana, 2022) me puso a reflexionar sobre la versatilidad de las propuestas de autores aún en sus veintes para retratar eso que llamamos realidad actual. Tuve oportunidad de asistir a su presentación en la Feria del Libro de Coahuila, como parte de la oferta editorial del Fondo para las Letras Guanajuatenses, del cual he reseñado hasta el momento sólo libros de poesía, (ver Guías de la 448 a la 451 – Tachas 469 a 472), y salí con expectativas bastante altas, además de un ejemplar bajo el brazo.

Cartografía es un viaje al barrio de los recuerdos del narrador que a veces funciona como personaje y otras como una conciencia de un autor que nos revela algunos de los hilos de su trabajo: “Salí de donde dice que está la delincuencia, pero sólo fue fuera del barrio que me pusieron una pistola en la cabeza, que me asaltaron tres veces, que lo intentaron varias más y que tronaron la chapa de la casa para meterse a robar.”

A través de una narración directa y limpia, de la que uno puede echar de menos algún lirismo o sobriedad para no jugar innecesariamente con los tipos de fuente de los textos, los quince relatos nos sumerguen en ese barrio del Guanajuato de este milenio, donde las carnicerías o los talleres automotrices deben convivir con el pago de piso, la llegada de un avieso pollero o la brutal actuación de la tira. Donde la Yez o el Nelson trabajan doble turno en una tienda de conveniencia y conviven con las imágenes amarillistas de los diarios, despachan a los otakus que llegan con sus mochilas a mediodía o ahorran cada céntimo de sus sueldos de hambre con la meta de comprar una Itálika

Algo de todo de esto puede sonar a cliché o deja vú; yo se lo achaco a los años que nos separan y a centenas de textos que he visto desfilar en diversos talleres de escritura, y que quizá han oxidado mi capacidad para sorprenderme. No obstante, creo que hay valor en el riesgo asumido para acometer desde diferentes ángulos de esa realidad del barrio, aunque aparezcan los mismos muchachos huérfanos de padres vivos o divas de palenque como Maribel Guardia. Y confieso que me muero de ganas de saber qué pueden opinar generaciones de lectores aún más jóvenes, criados a punta de pantalla gracias a las políticas jumentofílicas de nuestro estado. Habrá que esperar el veredicto inapelable del tiempo y los lectores.

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