POESÍA
Tachas 492 • Coda• Sergio Ernesto Ríos
Sergio Ernesto Ríos
El libro manso.
El libro de la caducidad
atornillada
al plano visible
de lo obvio
de lo más obvio
de lo más
más
obvio.
El libro recostado
en sus condecoraciones.
Eufemismo del mal viaje.
Sinuoso
& turbulento.
Dime si soy cruel o amable
cuando no te digo lo que pienso.
Las vísceras
de los nativos.
Bichos
tétricamente
desmesurados.
Aquí
comió
Perico Ligero.
La derrota
de una ciudad industrial
agazapada
en sus vértebras
mostrencas.
Mentir
en lugar de hacerte daño.
La bancarrota
de la singularidad.
El bambú
es un ente inmortal.
Encontrar como tema
un villano.
Esconderme.
Cantado
para
nadie.
Sobrevuelan
nuestras cabezas
torres de alta tensión
que cruzan la ciudad
como el bosquejo
de un robot
inacabado.
Idas
y vueltas
imperativas
fuera del sentido.
Estaba leyendo
la escritura de esa trepadora
que no es hiedra
ni parra
ni madreselva
en las ventanas.
Un punto de inspiración.
Por el tamaño se podría inferir
qué se lee primero.
No hay posible discusión entre carpincho y capibara.
El libro manso
está astillado
en su nariz chata.
Hablaba de un libro que no existe.
Hablaba de un libro
como de un capibara.
Esas notas en mi remington celeste
que corría y masticaba
algunas bond.
Di algo científico.
En El Precio de la Historia un tipo vendió un meteorito
de Campo del Cielo
por 50 centavos
de dolar el gramo.
Una mala traducción.
Deceso.
Las huellas del narrador
quedan adheridas a la narración
como las del alfarero a la superficie
de su vasija de barro.
Bardos reclutados a lo ancho
de la geografía
de todo
el continente nuevo.
Fue colateral arruinar la fiesta
al circuito
cultural
al pesado
deber ser
del artista
como ente municipal
distintivamente
colorido
con la advertencia
decorativa
de los alebrijes.
Lo peor que le puede pasar a un poeta es
institucionalizarse,
demagogizarse,
lacayizarse,
paniquearse.
Barrer ínsulas de miel.
Cuchicheos de chinos.
Copias de seguridad.
Arte Pastoral.
Arcadias.
Cantado para nadie.
Llevar una vida sana y regular.
Evitar cualquier imprudencia.
Vino
Juan
Salvador
Gaviota
a
volver
te
su
all
star.
Tiempos de aislamiento.
Muestras gratis.
La clave de lo que no se atreve
a pronunciar su nombre.
Ser el alma de las Editoriales Importantes.
Luego
de
burócratas
encumbrados
con
buenas
intenciones.
Luego de resignarse a la pureza del Centralismo
y sus apóstoles
que solo al llamado de los cambios al Sistema Nacional de Creadores de Arte
vi conmoverse
y confrontar al Sistema
para que no muriera el Sistema.
Luego de publicarse
mamotretos finísimos
de orquídeas fotogénicas
a la sombra de El Señor Desnudo,
con prólogo de algún gobernador jubilado.
Luego de ser digeridos en bufés bodegueros
por ratitas empachadas de celulosa
y couchés extra brillantes.
Luego de las eternas bibliotecas para corazones solitarios.
Luego de burócratas
encumbrados
con buenas
intenciones.
Mediocres consuetudinarios y que no lo son más
porque el teclado no tiene más letras
ni el abecedario.
Para compensar la falta
de complejidad psicológica
la música puede hacer
lo que las palabras no pueden.
Lo peor que le puede pasar a un poeta es.
El poema abriéndose camino
entre la complacencia
oscura
de los domeñados
escritores
y artistas inofensivos
entre la belleza
de los sitios del poder
entre los coros
lisonjeros
de los festivales
y las ferias
donde la cultura es el abracadabra
de los productos
de moda
de los estables
de los modernos
de los bellos
de los condenados
a la estética
del giro
al mismo lugar
todos los cambios
para que nada
cambie.
El eterno retorno
de las metáforas
de los talentos.
Costales
de qué recostado
mamífero
que se lleva la corriente.
Pero toda vuelta
se torna
trabalenguas.
Leguas irreales.
Haz saber a la mafia
de la infamia
que la poesía
no se confunde
con la geopolítica.
Cuando digo
la lírica tiene escamas
y la piel verde
hablo también
de un hangar
desmantelado.
La forma en que vas a pronunciar
que eres el auténtico
gusanito senpai
por el cielo ilimitado
por
todo
tú
ilimitado.
La muerte tiene ya un teléfono
automático
y un avión.
La mano que firmó el papel
derribó una ciudad.
Toda la mitología de todas las culturas
se construyó en oposición
a ese principio cavernario:
el más fuerte gana.
Inútil
para el servicio
de las armas.
Síntoma y no
símbolo.
El héroe atomizado
en su mismo coto.
Ser
no académicos.
Ser
provincianos
en Toluca.
Ya no da vuelta en la curva fatal Leoncito.
Ya no recibe la Presea “Sor Juana Inés de la Cruz” de 1984.
Carecer inicialmente
de vinculación orgánica
al sistema cultural establecido.
Por la escuela rota del final del mundo
me entero de la enumeración
de ___________ alados.
Que tu contraseña es __________.
Esas alarmas revientan
cuando dices que tu corazón
todavía canta
cuando estás conmigo.
Que los gatos
son el nuevo arte infantil.
La escuela como primera fábrica de sustantivos.
Certezas.
Herrajes.
Amigxs & coleópteros en esta onda fría
buitres
hexágonos
como esas canciones
que citan libros de moda
acuario
venus
marte
venus
andrómeda.
Las réplicas de todo lo que a nuestra vista miente.
Ojos postizos
en la tercera guerra.
Ya no escucho más
esa música.
Planetas acuáticos
en la cuarta guerra.
No.
Esta melancolía.
El tercer poeta provinciano que conocí
fui yo mismo.
Lo que escribió Ángel Ortuño
en el Blues de la Pantera Rosa.
Enumerar
farallón
volumen
absoluto
numen
& neblí.
Ser el fantasma
de las distorsiones
futuras.
El recado punzante
el día de la muerte de tu madre.
Post invitado.
Un mal día
por Juan Sala
de La Cometa Pensante.
Extrañamiento
al
nacimiento
hilado
de un primate.
Carroña.
Halo de inmersión.
La abeja momificada
en la telaraña a las tantas
de la intemperie.
Extinción de los gatos negros.
Y su cerebro vencido.
Y yo esperando
que el cardamomo se hunda
en el costado amargo.
Y sus ojos fuera del mundo
mientras trata de saber dónde está.
Cómo perdía su mano
estigmatizada
marcada
en los peores días de la muerte.
Tendremos funeral
o será mi funeral
hilado
de un primate.
Azrael.
Luzbel.
Raciel.
Como cuando corría a su abuela con un encargo de nueces
y comía todas las nueces.
Cerebros de chorlitos.
Tuvimos
los ojos fuera del mundo
y esas canciones
en las que el cuerpo estalla.
Sangre.
Órbitas fuera.
Azrael.
Luzbel.
Raciel.
Luz negra.
Halo de inmersión.
Carroña.
Mi orquídea casi muerta.
Las flores cayendo.
Las hojas como amputaciones.
Colas de dinosaurios.
Ninguna verdad.
Aquí había un espejo.
Los peores años de nuestras vidas.
El ficus de ramas secas
con un bisoñé de hojas
de plástico.
Tutorial Plataforma Trilce.
Matrícula Virtual Trilce.
Trilce Intranet.
¿Hay que ponerle grúas?
Son las hijas del Grufeneso y la Grufenesa.
Las grullas son grúas.
En el original son cursivas.
Grúas inmundas.
Pelvis mal hechas.
Después de esterilizarlo.
Con los pulmones puestos
para padecer
el instinto.
Campana de naufragio.
Esto pasa en Dulce María.
Placenta.
Orden sin orden.
Una modulación del lenguaje.
Esto pasa desde 1986.
A favor de la vejiga senil.
Suspensión.
Transformers de Coca-Cola.
Trastorno.
Trauma en el sentido de colisión.
La piedad era un sentimiento ingénito y de orígenes sombríos.
Dia D.
Para el trasiego de la gracia nos volvimos oscuros.
Nos volvimos acaparadores.
Loros egoístas.
La tierra entera no había sido desde el principio sino una inmensa cámara helada.
Grandes tratos.
Un refrigerador de dios.
El empleado del mes.
Donde todos morirían de asfixia y frío.
Paquete de tinta de seguridad explosiva.
Recuperar todo el espacio de mi reino.
Joyas de la mafia.
Rey expulsado, degradado, yo.
El tráfico de la gracia en pleno uso de las facultades parcas de esta ciudad.
Cuncita y máquina de vapor.
Pero no es un exilio.
Negocios de otro planeta.
Rebota para tu ojo sindical de artista la belleza sindicalizada.
Eres de aquí.
Descree.
La promesa de un ojo oculto.
El príncipe empeñador.
La tierra última de tu condición.
Que no se guarde registro.
Sayonara a las olas.
En el 109.
Casa negra.
Baticinturón de 1966.
Sputnik vencerá.
Uno y lo mismo.
Ser el energúmeno
que apalea
a los policías ciegos.
En la inadaptada
licenciada
plusvalía
esa admonición
esa amalgama
inferior
pieza suelta.
Anfisbenas.
Si no te importa.
Entre los anaqueles
del efectismo
para respirar
con una nariz
de cerdo.
Una tupida
locomotora
al paso
de nuestras cabezas.
Hemorragias
órficas,
adiós.
Salvo la normal cuota de insolvencias.
La memoria es el alma misma.
He aprendido esta cuenta atrás.
***
Sergio Ernesto Ríos (Toluca, 1981). Es director de Grafógrafxs, revista de literatura de la Universidad Autónoma del Estado de México. Publicó Larga oda a la salvación de Osvaldo (UANL, 2019), en coautoría con Minerva Reynosa; El ganador del primer premio del centro de estudios interplanetarios (Periferia de escribidores forasteros, 2019); máquina portadora de cabezas (edición digital, 2018); Quienquiera que seas (FOEM, 2015); Brazuca (Palacio de la fatalidad, 2015); Obras cumbres (Bongobooks, 2014); La czarigüeya escribe (Editorial Analfabeta, 2014), en coautoría con Diana Garza Islas; Muerte del dandysmo a quemarropa (UANL, 2012), y Mi nombre de guerra es Albión (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2010).
Tradujo del portugués copia_de_seguridad_3.1 (Grafógrafxs, 2021), de Érica Zíngano, Una confesión en la boca de la noche, de Danilo Bueno (Grafógrafxs, 2021); Boa sorte, 7 poetas brasileñas (Grafógrafxs, 2020); Bruno Brum a ritmo de aventura, de Bruno Brum (Palacio de la fatalidad, 2017); Droguería de éter y de sombra, de Luís Aranha (Palacio de la Fatalidad, 2014); Oda a Fernando Pessoa (Palacio de la Fatalidad, 2017), Paranoia (Palacio de la Fatalidad, 2013) y Voy a moler tu cerebro (Red de los poetas salvajes, 2010), de Roberto Piva; y la antología de poetas brasileños nacidos en los ochentas Escuela Brasileña de Antropofagia (Kodama Cartonera, 2011). Tradujo del inglés, con Diana Garza Islas, Una noche, senté a Donald J. Trump en mis rodillas/Y otras teorías estéticas del siglo XXI (Oficina Perambulante y Palacio de la Fatalidad, 2017), a partir de un ejercicio de Chris Rodley.
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