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FRENTE AL TABLERO

Ajedrez, juego peligroso

Guillermo Cano Moreno

Exploded Star Blooms Like a Cosmic Flower
Explosión de una estrella, que florece como una flor. Crédito: NASA/ESA.
Ajedrez, juego peligroso

El título de esta columna es un lugar común, cuando la idea se complementa con el temor de gobernantes que sea con este noble juego que los gobernados aprendan a pensar, lo que en el habla ajedrecístico equivaldría a mantener en jaque al Estado.

Puede quedar en mera especulación, pero a través de los siglos, el ajedrez fue censurado. Y a los mismos ajedrecistas que eran sorprendidos moviendo los trebejos, eran sometidos a severos castigos.

Algunas referencias datan que por el año de 1093, la iglesia oriental ortodoxa condenó el ajedrez. La iglesia erradicó al ajedrez en Rusia como un vestigio del paganismo.

John Zonares, un antiguo capitán de la guardia imperial bizantina, se convirtió en un monje y emite una directiva prohibiendo el ajedrez como una clase de depravación.

St. Bernard (1090-1153) prohíbe a sus caballeros templarios practicar el juego de ajedrez.

En 1549, el jerarca Silvestre escribió que aquellos que juegan al ajedrez se irán al infierno y deberán ser maldecidos en la Tierra. Esto estuvo documentado en su trabajo Domostroi (Gobierno Doméstico), un libro de principios para la vida familiar.

El ajedrez aún era prohibido en Rusia en el siglo XVII. En el año de 1649, el Zar Alexei (1629-1676) encuentra a algunos jugadores jugando al ajedrez y ordena que sean azotados y encarcelados.

Los puritanos estaban en contra del ajedrez y desaconsejaban jugarlo.

Ya en estos tiempos, el Ayatola Jomeini prohibió el ajedrez en su retorno a Irán. Era el único país en el mundo que lo prohibía.

Él condenaba el ajedrez porque creía que dañaba la memoria y podía causar un mal cerebral y que también contribuía a una mentalidad de mercenario de guerra. Con anterioridad, Irán, bajo el poder del Shah, era el único país árabe que organizaba encuentros y torneos de ajedrez, incluyendo la vigésima segunda Olimpiada del juego ciencia en Israel, en el año 1976 en Haifa.

Son numerosos los casos en que el ajedrez y sus oficiantes fueron estigmatizados por el poder, llámese civil o eclesiástico.

Hoy en día el mexicano de a pie tiene la firme idea de que al gobierno no conviene que los ciudadanos aprendan a pensar, pues si algo tiene la práctica del ajedrez, es que jugada a jugada se analiza y calcula. Se aprende jugando a tomar decisiones lo más acertadas posibles. Esto es en un juego, pero de su frecuente práctica, la persona puede transferir al día a día, a la cotidianidad estas cualidades.

En México existen acciones tendientes a que el ajedrez arribe a las aulas de todos los niveles del sistema educativo. Precisamente en estos días, en la ciudad de México, fueron certificados como entrenadores 3 mil personas de todo el país, que fueron capacitadas en la Fundación Kasparov. Por León egresan tres entrenadores, quienes se han fijado el objetivo capacitar a monitores escolares para que el tablero bicolor se multiplique.

Existe ya una iniciativa en la que el ajedrez está por constituirse legalmente en una materia escolar. Además de que hay acciones concretas entre estudiantes de Psicología por egresar de la carrera y ajedrecistas que están por recibir su certificación de la Fundación Kasparov, de hacer las adaptaciones correspondientes para que los beneficios del ajedrez impacten en grupos vulnerables de la sociedad, como los niños oncológicos o en personas de la tercera edad –los nuestros viejos-, que viven la amenaza del Alzheimer con la consiguiente pérdida de la memoria.