Es lo Cotidiano

Consideraciones hemáticas (todo sangrón)

Chema Rosas

Dexter, fotograma de la producción
Dexter, fotograma de la producción
Consideraciones hemáticas (todo sangrón)

Cuando era pequeño tenía la convicción de que las personas estábamos rellenas de aquello que comíamos; nuestra relación con la comida era la misma que la de los peluches con el hule espuma. Así, imaginaba que, si por ejemplo alguien me cortaba la panza, saldrían hamburguesas y sopa de letras o que si me descalabraba revelaría una mezcla de nueces y brócoli (porque según los adultos, comer eso era bueno para el cerebro). La triste realidad llegó una tarde en que entré a la cocina para preparar mi receta especial de salchichas con limón y salsa, tomé uno de los cuchillos filosos y en vez de cortar el embutido rebané la punta del dedo índice de mi mano izquierda.

Cuál fue mi sorpresa cuando en vez de salir Duvalín –en esa época todos los niños teníamos Duvalín en los dedos-  del dedo, brotó una cantidad impresionante de sangre. Pasó la sorpresa y llegó el dolor, luego el pánico de mi madre y la preocupación de mi padre, quien unió mis pedazos de dedo, le colocó un vendaje y procedió a explicar la ciencia de la sangre y por qué mi dedo era capaz de expulsar tal cantidad. Entonces me imaginé que en vez de estar rellenos de comida, el interior de las personas consiste en un montón de tubos y “vasos capilares” llenos de sangre. Alucinante.

Un par de días después estaba en el patio de la escuela y me pareció buena idea jugar básquetbol a pesar de que mi dedo aún no pegaba del todo. Como resultado, la herida abrió de nuevo con un generoso chorro de sangre para anunciarlo. Me dirigí de inmediato a la enfermería, pero no había nadie ahí. El dolor fue reemplazado por curiosidad: ¿cuánta sangre puede salir de un dedo? La enfermera no llegaba –probablemente estaba almorzando- y la curiosidad fue reemplazada por aburrimiento. Agité la mano y sobre la blanca pared de la enfermería se dibujó una línea escarlata y a esa le siguieron otras, cada una desde ángulos y velocidades distintas. Le daba los toques finales a mi obra de arte cuando llegó la enfermera que no estaba familiarizada con el action painting y no reconoció la influencia de Pollock en mi obra. Por otro lado, era un niño sangrando y por lo tanto era inmune a los castigos, pero sospecho que la severidad de su regaño influyó en que dejara a edad temprana una prometedora carrera en las artes plásticas.

Poco después aprendí más sobre el cuerpo humano y supe que la sangre es un tejido conjuntivo especializado con una matriz coloidal líquida y constitución compleja. Es innegable la importancia que tiene la sangre en eso de mantenernos vivos, pero me resulta curioso que, aunque a simple vista toda la sangre –por lo menos la humana- es igualita, la hemos convertido en otra forma de juzgar y clasificar a las personas.

Por el color: Todos tenemos plaquetas, plasma, glóbulos blancos y rojos. Estos últimos son más numerosos, lo que da como resultado que la sangre sea de ese color; sin embargo, es común decir que las personas que pertenecen a la nobleza tienen sangre azul. Esto es en realidad porque antes los nobles no trabajaban ni se exponían al sol, así que tenían la piel muy clara… lo que resaltaba lo azulado de sus venas y várices causadas por la obesidad. Creo que si Disney hiciera sus dibujos con precisión histórica tendríamos una idea muy distinta del príncipe azul.

Por el peso. Cuando alguien es sencillo y se lleva bien con todos se dice que es de sangre ligera. Las personas antipáticas e intolerantes tienen fama de tener la sangre pesada. No tengo idea de la ciencia detrás de tales afirmaciones, pero todo parece indicar que la densidad hemática tiene una relación directa con lo imbécil que puede resultar alguien.

Por el contenido de fécula de maíz. En la preparatoria tuve un profesor apasionado que un día acusó al grupo de tener atole en las venas. Yo pensaría que eso aumenta el peso en la sangre y por lo tanto nos decía intolerantes, pero parece que el atole en las venas tiene el efecto de hacer pusilánimes a las personas, pasivas ante la adversidad o cualquier tipo de agresión. Creo que tenía razón porque ninguno reclamó.

Por grupo: En las licencias para conducir, además del nombre y si usas algún tipo de prótesis, viene la información de tu grupo sanguíneo. Al principio me pareció algo macabro, como si el departamento de tránsito estuviera esperando que tuviera un accidente. Luego me enteré de lo que pasa si te hacen una transfusión con un tipo incompatible de sangre, y más bien me sorprendió que no vendieran playeras con el tipo sanguíneo de cada persona. Tiempo después supe que hay gente que cree que el tipo sanguíneo determina tu personalidad y tu futuro de manera más precisa que los horóscopos, y no conformes con eso, te dicen qué debes comer de acuerdo a tus antígenos sanguíneos. Según estas teorías soy racional, adaptable, irresponsable y tiendo a llevar la contraria.

También dicen que me debo alejar de la carne roja y de la harina de trigo… entonces me alegré de tener la sangre más pesada que azul, de preferir champurrado al atole y de que no vendieran playeras con el tipo sanguíneo de cada persona. Lo celebré con una hamburguesa.

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Chema Rosas
 (Ciudad de México, 1984) es bibliotecario, guionista, columnista, ermitaño y papa-de-sofá, acérrimo de Dr. Who y, por si fuese poco, autoestopista galáctico. Hace poco incursionó también en la comedia.

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