viernes. 19.04.2024
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Sobre la escritura en la vida digital

Gabriela Mosqueda

Sobre la escritura en la vida digital


Nunca pensé con detenimiento en el hecho de que casi todo lo que escribimos estos días se hace en digital, que esa de hecho es una modificación de lo que durante siglos y más siglos hizo todo mundo y que ahora nos parece la variación anquilosada de la realidad: escribir “en análogo”, que durante mucho tiempo fue simplemente escribir.

La escritura tiene su indispensable contraparte en la lectura. No existe una sin la otra como el día y la noche y tantos otros opuestos complementarios; es por eso que ahora también casi todo lo que leemos es digital. Es una lectura casi inconsciente, casi intrascendente y una información que muchas veces hubiéramos querido no recibir, pero me parece que en este momento casi todos leemos mucho más que en generaciones anteriores. Tonterías y memes pero textos al fin, el poder de las palabras en digital, del píxel que nos dice cosas es enorme. Vaya, hasta los textos impresos antes fueron digitales: todos los libros en papel que leemos ahora, antes estuvieron en una computadora y luego fueron a la imprenta.

Hoy Tachas llega a su número 200 y yo habré tenido la oportunidad de colaborar en 27 de estas 200 ocasiones. Todo lo que he escrito lo he hecho en digital y todos estos textos han sido leídos exclusivamente en digital (a menos de que algún maniático del papel lo haya impreso), es casi como si existieran y no. Están ahí pero no ocupan un espacio físico, sólo uno inmaterial. Son mis palabras en un código de números binario pero… ¿son tan importantes como lo serían si su naturaleza hubiera sido la imprenta? Probablemente no podremos saberlo, quizá ni siquiera existirían si se hubieran tenido que imprimir y esa es la principal gran diferencia de escribir en digital: la posibilidad, la visibilidad, algo que por otro lado hacemos todos en nuestros trabajos y en la vida cotidiana.

Ahora, una cosa es la práctica de escribir en digital y otra son los temas. Al respecto me encontré por ahí este bonito párrafo de un gran escritor de lo estrictamente análogo: Jorge Luis Borges.

Creo que un escritor no debe intentar nunca un tema contemporáneo, ni una topografía muy estricta. Porque inmediatamente van a descubrir errores. O, si no los descubre, van a buscarlos, y buscándolos, los encontrarán [...] de modo que creo que conviene cierta lejanía en el tiempo y en el espacio. Además creo que la idea de que la literatura trate de temas contemporáneos es relativamente nueva. Si no me engaño, la Ilíada se habrá escrito dos o tres siglos después de la caída de Troya. Creo que la libertad de la imaginación exige que busquemos temas lejanos en el tiempo o en el espacio, o si no, como están haciendo los que escriben ficción científica ahora, en otros planetas. Porque si no, estamos un poco trabados por la realidad y la literatura se parece ya demasiado al periodismo.

Por 200 y 2000 Tachas más. Por la vida digital que es la que tenemos, con nuestros necesarios y valiosísimos descansos análogos.

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Gabriela Mosqueda
(León, Guanajuato, 1986) es licenciada en Comunicación por la Universidad Iberoamericana León con Maestría en Museografía y Gestión de Exposiciones por el Instituto Superior de Arte de Madrid, España. Ha colaborado en museos estatales y federales, galerías y colecciones privadas, así como publicaciones de arte y diseño en Guanajuato y la Ciudad de México, donde actualmente vive y trabaja.

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