jueves. 18.04.2024
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CUADERNO DE NAVEGACIÓN

Abstinencia [XXXIV]

José Luis Justes Amador

Abstinencia [XXXIV]

Septiembre, 17
No creo que hayan servido de nada estos nueve meses. Donde debería haber nacido un hombre nuevo no está sino la misma persona. He vuelto a fumar casi la misma dosis que a principio de año. Tal vez en lo único que haya cambiado es en que ahora soy consciente de las excusas, innumerables y de todos los pelajes, que se pueden encontrar.
Lo importante ya no es luchar por dejarlo o dejarlo. Lo importante no es saber por qué fumo o por qué dejo de fumar. Lo único importante ahora es encontrar un modo de volver a ganar lo perdido. O, paradójicamente, de volver a perder lo ganado.

Septiembre, 18
A veces pienso que en realidad dejé de fumar, intenté dejar de fumar para tener algo que escribir todas las semanas, todos los días. Ya lo había intentado con trescientos setenta y cinco poemas, con trescientas setenta y cinco traducciones y con trescientas setenta y cinco canciones. Sólo faltaba intentar algo que se llamara trescientos setenta y cinco intentos.


Septiembre, 19
Hay una vieja canción, un bolero creo aunque quizá sea un cuplé, que dice algo así como “fumando espero al hombre que más quiero”. Estos días, por culpa, por gracia o por desgracia, de un proyecto en el que estoy involucrado, he tenido que andar persiguiendo gente para conseguir unos archivos de audio. Yo siempre llegaba puntual, ellos, sin ni una honrosa excepción, siempre tarde. Fumaba y fumaba mientras esperaba. Cuando al fin llegaban para pedirme un par de días más de tiempo para entregarme todo completo, me daban unas ganar enormes de apagarles el cigarro en la cara o en algún lugar donde doliera más. Alguien hubiera tenido que traerme cigarrillos a la cárcel.


Septiembre, 20
Veinte. No logro volver a bajar de veinte. Tal vez el trabajo, el hecho de no tener que preocuparme de apurar hasta el último peso, me ha hecho más despreocupado.
(Me leo y me doy cuenta de que he vuelto a esa manía mía de jugar con las palabras en todas sus formulaciones posibles, morfológicas y semánticas. Me preocupa haber vuelto a otro de mis viejos hábitos).


Septiembre, 21
Intento mantener la cordura en una ciudad que cada día se vuelve más loca. Sé que no lo voy a conseguir ni aun fumando uno detrás de otro.


Septiembre, 22
Me doy cuenta de que en ningún momento escribí nada sobre el sismo de los días anteriores. También me doy cuenta de que entre los artículos de primera necesidad que se acopian en miles de lugares, entre ellos la universidad donde trabajo, no se menciona el tabaco. Recuerdo imágenes de rescatistas y voluntarios interrumpiendo el trabajo para un merecido descanso que fuman. Se me ocurre proponerlo, proponer enviar unas cuantas cajas de cigarrillos. Creo que caería más bien como un mal chiste. Aunque la propuesta la hiciera yo en serio.

Septiembre, 23
Hace tiempo que no veía a I. llevarse un cigarrillo a los labios. No llamo exactamente fumar a lo que hace, porque es tan pasajero que cuando lo hace, vuelvo a asombrarme y recordar que de vez en cuando, muy de vez en cuando, fuma un cigarro. Le ha pasado algo, grave, algo que no viene a cuento aquí. No quiere montarse en el carro sola. La acompaño a buscar un nuevo espejo retrovisor. Al llegar al destino y bajar, ella tiembla y yo fumo un cigarro. Me pide que se lo pase.
Tal vez sería bueno estar rodeado de fumadores accidentales, nunca mejor usada, ahora sí, la palabra, para compartir el tabaco y lograr de nuevo bajar la dosis.

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