martes. 23.04.2024
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Antigua historia de la Sociedad Anónima de Capital Variable

“”…Lo hacían para subsistir, ya que la extinción los amenazaba…”

Antigua historia de la Sociedad Anónima de Capital Variable

Ahora que se avecina La Navidad, época del año con mayor mercantilismo, me di a la tarea de investigar cómo surgió la primera Co. Inc. Ltd. sobre la faz de la tierra, y esto fue lo que descubrí, ocurrido hace ya 33,000 años: 

Estaban en guerra y había muchas bajas en los dos bandos; ambos eran cazadores implacables. Lo hacían para subsistir, ya que la extinción los amenazaba. También entablaban batalla de manera didáctica, para enseñar a los más pequeños; y por instinto, porque ambas especies eran carnívoras. Se avecinaba un invierno crudo debido a La Glaciación de Würm, y sabían que la especie que perdiera las hostilidades sería borrada por las nieves de la superficie del globo terráqueo, porque el clima comenzaba a enfriarse cada vez más, y muy pronto no habría los suficientes mamuts para cazarlos y resistir las hambrunas. 

Los lobos rodearon a los homínidos en la batalla decisiva: mataron a los más débiles, pero no lograron romper el cerco porque el hombre acababa de descubrir el fuego y lo utilizó a su favor. Pese a la fortaleza física de los cánidos, éstos fueron vencidos, y los pocos que sobrevivieron, pactaron para servir al Homo sapiens durante ese invierno, a cambio de que los guarecieran en su hogar: la “Cueva Goyet”. En trueque por los huesos de las presas que los humanos no consumían, se comprometían a ayudarles a cazar. Ambos se salvaron de la extinción al darse cuenta de que si trabajaban juntos mataban el doble de mamuts y era más fácil pasar épocas malas, así que cada primavera refrendaron el pacto, que rezaba más o menos así: 

Nos comprometemos a continuar en cohesión dos especies distintas, pero unidas en una sola organización, bajo una denominación especial y establecidos por la fidelidad, con la capacidad de actuar en varios aspectos como individuos, en particular en la toma y concesión de las presas de caza y sus partes comestibles; de cumplir las obligaciones de contratación, de demandar y ser demandados, de disfrutar de los privilegios e inmunidades y de ejercer una serie de derechos, más o menos extensos, así como obligaciones como la defensa del clan como una entidad única e indivisible, cuya existencia privará por encima de cualquier otra cosa... 

Al calce, varias patas y otras tantas huellas de manos impresas en arcilla. 

Los Neandertales que no quisieron pactar con los cánidos hoy son piezas de museo. 

Aquella jauría de lobos decidió domesticarse, y sin saberlo domesticaron también al homínido, al cual volvieron más moderno, más humano, y se quedaron juntos hasta que un día no necesitaron más refrendar el “Acta Constitutiva”, porque unos y otros se vieron como familia. El nuevo hombre los llamó “Canis lupus familiaris”, y fue la primera corporación con fines de lucro de la que se tiene memoria, y que no se ha disuelto hasta nuestros días. 

Quien piense que la empresa comercial más antigua fue la comunidad minera Stora Kopparberg en Falun, Suecia, se equivocó, así como tampoco la East India Company ha sido "la sociedad más grande en el universo"

Hoy existen perros más famosos que sus socios humanos. Por mencionar a 3 de ellos: 

Laika, el primer ser vivo que visitó el espacio a bordo del Sputnik 2; Rin Tin Tin, un pastor alemán que dejó sus patas plasmadas en el paseo de la fama hollywoodense; y Frida, la heroína con gafas y alpargatas de la Marina Mexicana, que ha salvado la vida de más de medio centenar de humanos en desastres naturales alrededor del mundo. 

Tan fuerte se hizo la dependencia de uno hacia otro, que existen casos en los que perros y humanos corren la misma suerte. A guisa de ejemplo, el perro yagán y sus aliados, los indígenas fueguinos, se extinguieron juntos ante la llegada del hombre blanco, a lo más austral y deshabitado del Continente Americano. […] el clan como una entidad única e indivisible cuya existencia privará por encima de cualquier otra cosa […], decía el “Acta Constitutiva” de hace 33,000 años, y eso se sigue cumpliendo al pie de la letra. 

Claro que no tiene mucho que ver la primera sociedad corporativa del mundo con las actuales trasnacionales que nos vaciarán los bolsillos este fin de año, pero provienen de aquella primera cooperativa del Paleolítico Superior, entre la prehistórica cultura Auriñaciense y sus otrora archienemigos, los lobos.