Las armadoras de autos, mala estrategia en Guanajuato

"El primer argumento para negociar la instalación de las armadoras fue los bajísimos salarios de Guanajuato (el salario más bajo para un obrero guanajuatense en la industria automotriz es de 1.2 dólares por cada hora trabajada)"

Las armadoras de autos, mala estrategia en Guanajuato

¿Por qué no se negoció bien la instalación de armadoras de coches en Guanajuato?

  1. Los salarios de los obreros guanajuatenses en la industria automotriz son de los más bajos en el mundo.
  2. Sólo dan empleo a 35 mil obreros, equivalente al 0.0007% de la población de Guanajuato.
  3. Las armadoras no venden las divisas de sus exportaciones en el mercado de Guanajuato; ni siquiera de México (las reciclan en su sistema financiero propio)
  4. El gobierno no ha hecho un programa de absorción y mejora tecnológica, desaprovechando la ventaja tecnológica, que es la única que podría explotar
  5. Las armadoras de Guanajuato tienen una estrategia global, por lo cual los insumos los adquieren en cualquier parte del mundo y sólo instalan alrededor de las plantas la producción de insumos mínima.
  6. El ejemplo en Silao tiene pobres resultados, porque existe una industria de clase mundial y las instalaciones municipales son del quinto mundo.
  7. No va a ser posible generar un clúster automotriz en forma, porque Guanajuato no tiene suficiente agua, y la producción de cada coche gasta 280 mil litros de agua en su proceso completo.

 

El gobierno del estado de Guanajuato gasta mucho en publicidad, para promover como un enorme éxito la instalación de armadoras automotrices en los últimos 20 años.

Es curioso que en un anuncio salga una chamaca diciendo que en Guanajuato somos líderes en producción de automóviles a nivel mundial, lo cual mueve a las siguientes reflexiones.

Si fuera obrera de cualquiera de las armadoras automotrices, tardaría 52 meses (4 años y medio) de salario para comprar un automóvil Spark austero, esto sin gastar en comida, en ropa, transporte, ni en casa ni en nada adicional.

Pero como la muchacha del comercial es actriz, no recibirá entre 2,300 pesos (143 dólares) a 6 mil pesos (375 dólares) al mes, sueldo que pagan las automotrices.

El seguro de desempleo en la Unión Europea, por ejemplo, paga al desempleado un mínimo de 500 euros en el mismo lapso de tiempo.

Como se ve, al obrero de Guanajuato se le paga muy poco, mucho menos de lo que gana el obrero gringo del mismo sector: 21 dólares por cada hora trabajada. Gana menos que un obrero chino, polaco, argentino, brasileño, lo cual es el primer argumento en el que no fue exitosa la negociación.

El primer argumento para negociar la instalación de las armadoras fue los bajísimos salarios de Guanajuato (el salario más bajo para un obrero guanajuatense en la industria automotriz es de 1.2 dólares por cada hora trabajada).

Los dólares no necesita venderlos la empresa que instala las armadoras, pues cuenta con su propio sistema de financiamiento.

Entonces, ¿por qué se argumenta que entran divisas con la producción de automóviles?

La respuesta es: por demagogia.

En materia de tecnología, las empresas contratan a centros de investigación y universidades de todo el mundo, menos de México, y realizan sus programas de transferencia de tecnología de acuerdo a las necesidades propias de cada empresa.

En países como Japón, Corea del sur, Taiwán, China Continental y Singapur, por cada planta que se instala, el gobierno paga a los centros de investigación y a las universidades para que sigan de cerca la forma de tecnología del producto y del proceso.

Con el tiempo han desarrollado marcas propias de automóviles, y China –con menos de 30 años en esas experiencias- tiene más de 50 marcas propias.

En México se producen automóviles desde los años 40, y en Guanajuato desde hace 20 años, y no existen marcas propias.

¿Por qué no se buscó empresas con estrategia multipaís en vez de la estrategia global?

En Aguascalientes, en Hermosillo, en Ramos Arizpe, en Toluca, no sólo existe un clúster automotriz en forma; se pagan mejores salarios y en algunas poblaciones han empezado a producirse marcas propias de automóviles (en el caso de Mastretta el problema fueron las trabas de Nafin, más que de la posibilidad de absorción tecnológica).

Como se puede observar, una política de promoción es necesaria, pero siempre y cuando beneficie desde el primer momento a los guanajuatenses, y no sólo al 0.0007 % de la población.