viernes. 19.04.2024
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Asterión, el cómic [XVII]

José Luis Pescador

Asterión, el cómic [XVII]

La Balada de Asterión

Panel 01. Vista cenital aérea de Asterión. Se detiene materialmente. Algo lo ha detenido, la sorpresa debe reflejarse en su lenguaje corporal. Asterión se ha encontrado con su Doppelganger. A veces se hace presente esa figura alegórica metafísica de la imaginería germánica y escandinava. En viajes de ácido para algunos. No es como el nagual que describe Castaneda.

O el doble, de los antiguos mexicanos.

(Las crónicas de Bernal Díaz refieren que los mexicanos enviaron a Cortés, un doble de él. Era igual en su andar, era barbudo, cosa rara entre los indios, como sabemos; era del mismo color de tez que Cortés, sólo que con ropas indias. Los castillanos se asombraron de ver eso. Supersticiosos como eran, dieron por hecho que aquello era una hechicería de Moctezuma. Luego el doble de Cortés desapareció sin dejar rastro. Las crónicas no vuelven a ocuparse de él. Es algo más. Frente a sí, Asterión tiene a su doble. O su reverso. Es más como Reverse Flash, el gemelo malvado de Barry Allen. Claro que esto no es un cómic. ¿O si?)

Panel 02. Vista general. Asterión dos, es decir, el doble de Asterión. Es decir, el REVERSO de Asterión: Un ser con el cuerpo de un toro y el rostro de un hombre. Hemos arribado al CLÍMAX de nuestra historia. Donde todo tiene un sentido. Es hacia donde todo se dirigía.

Como aquel William Wilson de Poe, nuestro Asterión siente un escalofrío al verle.

Se pregunta si lo que ve existe. Y si existe, ¿significa algo?

¿Algo cambia para él?

Panel 03. Toma en contrapicada. La estupefacción de Asterión.

Panel 04. Close-up a uno de los ojos de Asterión. El nuestro, no aquél del que no sabemos nada.

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