jueves. 18.04.2024
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GUÍA DE LECTURA

El congreso de futurología, de Stanislaw Lem

Jaime Panqueva
Tachas 104
Tachas 348
El congreso de futurología, de Stanislaw Lem

En Tachas 338 comentaba sobre el autor francés Pierre Boulle, como uno de los escritores de lengua no inglesa cuya obra de ciencia ficción logró un impacto global. Para esta ocasión visité, gracias a la recomendación del escritor Jeremías Ramírez, una novela del mismo género, escrita por uno de esos poquísimos que han logrado fama mundial, trascendiendo su idioma materno. Se estima que Stanislaw Lem ha sido traducido a unas 41 lenguas y vendido unos 45 millones de libros. Sus obras más conocidas: Ciberíada y Solaris. Esta última fue llevada al cine por Andrei Tarkovsky en 1972 y es considerada por muchos una obra maestra.

Publicada en polaco en 1971 bajo el título de Memorias de Ijon Tichy del Congreso de Futurología, las posteriores traducciones omitieron la referencia a este personaje, periodista de profesión y, en obras posteriores, astronauta. Durante su visita a un país latinoamericano ficticio para cubrir este magno evento, Tichy atestiguará la escalada de las tensiones políticas y sociales en Costarricania que llegarán a un máximo cuando se enfrenten diferentes bandas terroristas levantadas en armas contra la dictadura bananera del general Díaz, y se empleen incipientes armas químicas de carácter alucinógeno alrededor de un gigantesco hotel Hilton que además alberga otros congresos igual de variopintos.

La sátira de Lem, aderezada con un humor negro extraordinario, reflexiona sobre la capacidad de los gobiernos para influir la percepción de la realidad a través de sustancias químicas. Tichy visita un mundo futuro superpoblado, al cual accede gracias a la criogenia. Tras la aparente felicidad donde todos pueden disponer de bienes y servicios de forma ilimitada, se oculta, por medio de ilusiones psicoquímicas, un colapso inminente. A lo largo de la novela la percepción de la realidad objetiva siempre estará en juego, así como nuestra susceptibilidad para deformarla o aceptar esa deformación en aras del bienestar personal. Lem juega también con el lenguaje futuro, inventa nombres de fármacos, empleos y verbos, e incluso juega con las visiones epistemológicas de la academia del mañana.

Escrita hace cincuenta años, en los albores de la psicodelia, El congreso de futurología fue una apuesta crítica a un mundo por venir. Leída en la segunda década de este milenio, a la luz de los avances médicos y biológicos, permite apreciar el genio crítico del escritor polaco y reflexionar sobre  las aspiraciones de la sociedad contemporánea.

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