jueves. 25.04.2024
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LA ESTUPIDEZ HUMANA PRESENTA… [XI]

Hasta la contradicción y más allá

José Luis Justes Amador

La estupidez humana presenta [11]
Tachas 381
Hasta la contradicción y más allá



159. Como decíamos al inicio de estos puntos, para pronunciar / escribir una estupidez la regla es sencilla: a más hablar / twittear (ponga usted lo que desee), más probabilidades de que algo estúpido sea dicho / escrito.

160. Hay dos modos principales en los que esto se cumple y que son, por desgracia, casi cotidianos en todo el espectro de la sociedad y de lo político y de lo académico: la exageración amplificada del discurso (que veremos otro domingo) y la contradicción.

161. Quien haya tenido la suerte (o la desgracia) de dar clase de matemáticas en (casi) cualquier primer año de universidad, ha debido vivir una escena de alumno o alumna que propone que su respuesta escrita en papel o en el pintarrón se parece más o menos a la que debería ser.

162. El problema está en el más o menos. En matemáticas, con sus excepciones y en determinadas obligaciones complejas, el más o menos no existe.

163. Eso, que en las ciencias exactas es fácil de descubrir, cuando se produce en una conversación / lectura / escritura es más complicado.

164. Todos, o casi todos, tenemos, deberíamos tener claro que una actitud, una película, una persona en concreto, es “machista”. Pero cuando se amplifica y exagera el discurso,  se lleva al siguiente paso de que algo sea “no tan feminista como debería serlo”, concepto que ya no resulta tan claro.

165. Uno de los últimos ejemplos (cada día aparecen varios) se dio en la Secretaría de la Mujer en España, dependencia que depende del Ministerio de Igualdad —nombre casi orwelliano-. En un informe publicado por la Secretaría, esta semana se hablaba de una de las series de Netflix, “Las Chicas del Cable”, acusándola de ser poco feminista porque, comparando dos fotografía que adjuntaban al informe, “las telefonistas de la época que se intenta retratar no eran tan guapas, ni usaban maquillaje, ni vestían tan elegantemente como las protagonistas de la serie”.

166. ¡De una serie en la que todas la críticas coincidían en señalar la gran labor del diseño de producción de arte!

167. La exageración, el “yo más que tú”, actitud claramente machista porque es claramente humana, lleva a la exageración con la que el lector o lectora no sabe si identificarse sin el peligro de caer en una contradicción.

168. Se aplica el “no tan” cuando en la otra parte de la discusión no se puede aplicar; es decir una serie de televisión puede ser “no tan feminista”, pero esa misma gradación no se concede a la otra parte de la ecuación (algo que en matemáticas sería imposible, ya que ambos lados de la igualdad tienen que estar equilibradas).

169. La exageración no tiene que llevar necesariamente a la contradicción, pero puede suponer una fuga hacia adelante que acaba rayando en el absurdo.

170. Hace unos días hablaba sobre el lenguaje políticamente correcto con una de las primeras personas que en mi ciudad normalizó comenzar sus presentaciones en público con el “todos y todas”. Le comenté que en ciertas universidades argentinas estaba a punto de pasar una legislación que proponía el uso obligatorio de la “e” y de la “x” en los trabajos que los alumnos / alumnas / alumn@s / alumnes / alunmxs presentarían. Ella, convencida de lo inclusivo de su propuesta, no pudo evitar la cara de sorpresa. Mis argumentos, haciendo de abogado del diablo, acabaron cayendo en una exageración que, sin ser contradicción, me obligaba cada vez a exagerar más la propuesta para argumentar porque algunos grupos no estaban representados en su propuesta.

171. Pero la contradicción en la que más suele caer nuestra sociedad posmoderna es la de juzgar de modo diferente la misma acción, dependiendo de si lo hacemos nosotros (sean quienes sean nosotros) o si lo hacen los otros (sean quienes sean los otros).

172. “Y esa historia también tiene mucho de diálogo imposible con una izquierda que se ha fanatizado. Si recuerda, desde hace unos años, un blanco que pega fuego a una escuela es un incendiario; por el contrario, un musulmán que pega fuego a una escuela es un rebelde”.

173. La frase está sacada literalmente de un periódico de tirada nacional y es una frase de una entrevista a un filósofo francés que es cualquier cosa, excepto de derechas.

174. Sustituya el lector “blanco” por cualquier grupo y “musulmán” por el grupo opuesto, y la frase funciona.



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