Es lo Cotidiano

Un día en el que no se supo de quién hasta después

Andrés Baldíos

Un día en el que no se supo de quién hasta después

Ese día llevaba conmigo la cámara fotográfica. Capturé todo cuanto pude. Tres rollos enteros y apenas iban a dar las dos. Decidí tomar un descanso en una de esas terrazas para los que adoran estar pensando. En una de las mesas había un hombre de ojos encogidos y restringidos por unas gafas que avivaban sus facciones duras. Su frente exhibía una grave imaginación, sombría, posiblemente organizada en frases contundentes. Su cabello, que ondulaba unos cuantos centímetros después de sus orejas, exhibía un interesante juego de canas que abastecían la idea del peso del mundo. Aquel hombre era una figura sumamente completa. Miraba desde la supuesta quietud de su mesa y su café la multitud cotidiana dispersándose en la sintonía de la calle normal del exterior. Quise fotografiarlo, pero me quedé sin rollos. Me sentí decepcionado por un momento hasta que concluí con letargo: “bah, ya habrá otros como él, el mundo es enorme”. Mientras traían mi café, aquel hombre se retiró.

Tiempo después, me enteré que aquel hombre era un muy reconocido escritor austriaco de apellido Handchif o Handeke o algo así, que presentaba su trabajo más reciente: una obra teatral donde, supuestamente, nadie sabía de nadie en el ir y venir del perfecto día normal en un sitio cualquiera. Me sentí tan desdichado que fotografié su imagen del periódico.

***
Andrés Baldíos
es escritor. Los primeros peldaños son peligrosos, su hasta ahora primer libro de cuentos, fue editado en 2012 por San Roque.

[Ir a la portada de Tachas 199]