sábado. 20.04.2024
El Tiempo

Fragilidad

“El bambú resiste porque es uno y está acompañado de otros…”

Gracias a la inteligencia y al trabajo, la fragilidad del hombre y del barro se convierte en resistencia.
Rafael Chirbes

La vida. Ahí estaba la vida, en toda su hermosa y trágica fragilidad, y los que habíamos tenido la suerte de sobrevivir abríamos los brazos para recibirla.
Sara Gruen


 

Desearíamos ser como el bambú. Tener capacidad para resistir vendavales y no quebrarnos. El bambú tarda en crecer se enraíza primero, tarda años en hacerlo y una vez que está expandida su red radicular, crece y se multiplica, creando verdaderos bosques esmeraldas, flexibles y a la vez resistentes. Se mece con el viento y junto con los demás bambúes puede sobrevivir sin quebrarseante los embates de ciclones. Eso sería lo ideal como metáfora para los seres humanos, para poder resistir y tener capacidad de resilienciaante la adversidad.

Si pudiéramos crecer como el bambú, echando raíces, a través del proceso de desarrollo por el que pasamos, creando vínculos fuertes, aprendiendo a expresar de la mejor manera las emociones y los sentimientos, teniendo capacidades para aprender y para comunicarnos, y con ello poder enfrentar los cambios y los duelosque implicanamar y vivir. Pero nos falta mucho por hacer en ese proceso social y cultural que implica hacernos seres humanos.

También nos falta el poder hacernos cargo de nuestro contexto y de nuestras circunstancias, en el transcursoque deviene una historia singular—propia y única- y otra colectiva —histórica y  social-en el que nos formamos como personas, como parte del proceso humano y civilizatorio, que incluye lo familiar y la interacción con las instituciones sociales ydonde se trasmina la cultura, con toda su carga simbólicay del lenguaje, en el que se configuran las identidades y se conforma la personalidad de cada quien, para llegar a “ser uno mismo”y que requiere necesariamente “ser” con otros, y con ello disfrutar de la vida, pero tambiénresolver los problemas y conflictos que se presentanen el mundo exterior e interior, de quienes vamos siendo y de quienes deseamos ser.

La pandemia ha ido sacando lo mejor y lo peor de nosotros como sociedad y como personas. Las instituciones están trastocadas y las formas de atender las necesidades están aprueba. Los servicios de salud lo demuestran con triste claridad. La educación ha mostrado los contrastes de una desigualdad social que es el reflejo de la estructura económica, que está anclada en la historia social, cultural, pero sobre todo política del México contemporáneo. La economía ha mostrado toda su fragilidad desde el falso espejismo del consumo como éxito y felicidad.

Las personas también hemos mostrado lo mejor y lo peor de la condición humana. La fragilidad se vive y se expresa en la cotidianidad social, en una realidad emocional que se ha fragmentado y que ha dejado salir muestras de solidaridad y de amor, pero también en las que se han manifestado situaciones de desesperanza, de violencia, de ansiedad y de depresión, afectado la vida familiar y la salud mental de las personas.

Falta mucho por recorrer con la pandemia. Habrá que ir tomando referenciasy nuevas miradas de análisis para poder actuar. Somos 7 mil 800 millones de habitantes en todo el planeta, y “La epidemia de coronavirus que asuela al planeta desde enero ha alcanzado ya a diez millones de personas en todo el mundo, […] según la Universidad Johns Hopkins, el número de fallecidos con SARS-CoV-2 rebasa el medio millón, sin que por el momento se atisben indicios de que la pandemia haya alcanzado su pico para empezar a frenarse y mientras se marcan récords diarios de infectados, con casi 195.000 este sábado” (27 de junio 2020)[…] De hecho, la capacidad de expansión del virus y los intentos de numerosos países por relajar las medidas de confinamiento que impusieron en primavera para retomar la actividad y evitar un hundimiento aún mayor de la economía, están acelerando los contagios: la Covid-19 cada vez tarda menos días en sumar un nuevo millón de infectados y, si para pasar de uno a dos millones se necesitaron 13 días, el último millón se ha alcanzado en apenas seis días.

Reconocer la fragilidad humana y social como principio de realidad, nos puede permitir dar la oportunidad de pensar, pero sobre todo de actuar de forma diferente, creando alternativas para transformar las condiciones sociales en favor de una civilización más libre y humana.

Las personas necesitan de otras personas para resistir, para salir adelante y enfrentar el dolor, la pena y el sufrimiento que se han condensado en estos meses, al menos en estos 100 días de encierro y de contingencia. Se necesitará impulsar procesos de resiliencia social y comunitaria, hacer una apuesta por la cohesión social y por los procesos culturales que permitan dar paso a la creatividad ya través de todas las formas que aporta el arte,y que pueden ayudar a rescatar algo de lo más noble de la condición humana. Se requiere una nueva sensibilidad política de todos los gobernantes y de una visión que rebase las lógicas del capital y de la ganancia.

Se necesita en lo social, en lo comunitario y en lo colectivo en el sentido más amplio, seguir tejiendo en el diálogo —desde la fraternidad y sororidad- las posibilidades de hacer las cosas de otra manera y mejor. Se requiere asumir el interés responsable por la política como un asunto de interés público, y se necesita a su vez, fortalecer y crear más espacios y otorgar más recursos institucionales de ayuda y atención de la salud emocional, a la salud mentalde las personas. La fragilidad humana es oportunidad para construir nuevas sociedadesfuertes con seres humanos sanos y también felices. El bambú resiste porque es uno y está acompañado de otros.