—¿Hijo de puta? ¿Te parezco un hijo de puta? Lo de Lindsey Buckingham sí es ser un auténtico cabrón.

Ni siquiera esperé a la cara de “de-qué-me-estás-hablando” de Isabel. Continué.

—El grupo estaba en pleno apogeo. Las dos parejas que lo formaban estaban enamoradas. Todo pintaba bien. Pero algo se torció. Puede que ella lo engañara a él o él a ella. La historia cambia, depende de quien la cuente. Lindsey en plena tristeza, o rabia o lo que fuera, escribió una canción en la que de manera delicada le decía que fuera a la chingada. A “seguir su propio camino”.

Isabel cambió la conversación.

—No estamos hablando de él. Estamos hablando de ti.

No me importó.

—Lo peor no es eso. Todo el mundo ha escrito canciones o poemas o novelas para curarse o para insultar a alguien. No contento con haberla compuesto, la eligió a ella para que cantara los coros. Si eso no es ser miserable, un auténtico cabrón, un hijo de puta de a de veras, entonces no sé lo que es.

Isabel mostró un repentino e inesperado interés en la música.

—¿Vendieron muchos discos?

—Más de cuarenta millones –Completé el dato. –Siempre salen en la lista de álbumes más vendidos de la historia.

Gritó por si acaso yo no lo entendía a la primera.

—Esa es la jodida diferencia. El cómo-se-llame ese era un hijo de puta. –Alzó más la voz. —Pero multimillonario.

No hacía falta ser un genio para entenderlo.

(Disclaimer: Como cualquier lector ha podido descubrir, el título no es exactamente original sino una variación sobre una línea de Pavement: “our band could be your life”. Michael Azerrad lo utilizó literalmente para titular su libro).

***
José Luis Justes Amador. (España, 1969) es filólogo con un posgrado en Cambridge sobre poesía inglesa contemporánea. Sus publicaciones más recientes son "99" (2019, UAA) y "El poeta, enamorado, escucha 'The Velvet Underground and Nico'" (2018, IMAC).

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