martes. 23.04.2024
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CINEFAGIA | RESEÑA

Guasón, el cruento Aquiles de los marginales

“…al final nos preguntamos: ¿quién no lleva por dentro un pedazo podrido del Joker?”

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Guasón, el cruento Aquiles de los marginales
Guasón, el cruento Aquiles de los marginales

La película Joker, dirigida por Todd Phillips (trilogía de Hangover, Wardogs) marca un nuevo hito en el cine contemporáneo; llega a ser la mejor cinta de origen -basada en historietas o cómics –de todos los tiempos. Un suceso cinematográfico que nos cae como balde de agua helada, que nos llega al tuétano. Hace mucho no me estremecía tanto con un filme, al ver tan magistralmente como se ha llevado a la pantalla un cuadro tan fiel, crudo y realista, de la decadencia humana.

Joaquin Phoenix se jugó el pellejo para encarnar al más entrañable villano de DC Cómics; la némesis de Batman llega en su mejor versión. El potente actor nacido en San Juan, Puerto Rico en 1974, y criado en West Hollywood donde creció con su hermano, el inolvidable actor River Phoenix, quien partió trágicamente a los 23 años, muriendo en brazos de Joaquín, a las afueras del antro de Johnny Depp, The Viper, a pocas cuadras de su casa en 1993.

En el complejo desarrollo del mítico personaje se nota el compromiso que imprime Joaquín al Guasón. Muestra una calidad interpretativa de antología; por algo ha sido nominado ya en tres ocasiones al Oscar, como actor de reparto en El Gladiador en el 2000, y como mejor actor por Walk the line y The Master, en 2005 y 2012 respectivamente. Tal vez sea tiempo que la Academia deje a un lado su soslayo al polémico entorno del actor y premie con merecimiento la maestría de su cruda transformación en el personaje de la risa siniestra.

La idea original del Guasón es tomada de la película The man who laughs (Paul Leni) de 1928, basada en un clásico de Víctor Hugo (L´homme qui rit) de 1869, su obra más oscura sobre la decadencia de la alta sociedad en aquel Paris, la misma que sufre Ciudad Gótica a finales de la década de los 70’s e inicios de los 80. Una sociedad dividida, hundida en la violencia y en el maltrato despiadado a los débiles, enfermos y marginados freaks. Una ciudad llena de basura y plagas de enormes ratas, como Paris o Nueva York.

En lo alto de esta pirámide de la desolación llega a nosotros la historia de Arthur Fleck, un ser fracturado desde muy pequeño, con trastornos psiquiátricos severos. Vive los embates de una sociedad que desprecia a los de su clase. Habita un miserable departamento con su madre, quien tiene una siniestra fijación con la familia Wayne, con quienes en algún momento de su vida laboró. Cabe señalar el sobresaliente guión de Scott Silver (8th Mile), que logra una progresión dramática perturbadora del clown punk y la revolución que llega a crear removiendo las vísceras de la sociedad enferma de un sistema, definido por el mismo Fleck como podrido, creando un espacio a los desvalidos de Gotham City.

El score musical de la chelista islandesa Hildur Guðnadóttir, quien también musicalizó la multigalardonada serie de HBO Chernobyl, logra llevarnos a una psicosis auditiva que va en aumento conforme avanza la trama. Esto aunado a canciones en escenas clave de la película como: Rockn´Roll Part 2 de Gary Glitter, White Room de Cream o That´s Life de Frank Sinatra, nos regalan un soundtrack memorable que hace la estocada perfecta para una faena cinemática que va arropando la exquisita y delirante fotografía de Lawrence Sher, donde hay claras referencias en planos a películas clave de Martin Scorsese como Taxi Driver, The King of Comedy o After Hours, a planos de Stanley Kubrick y su Naranja Mecanica. Y al mismísimo Paul Leni.

Cabe señalar, que a pesar de ser una película independiente del universo de las películas de DC como Justice League, Wonder Woman, Batman V Superman o Aquaman, o que incluso está fuera del reinicio del Batman de Robert Pattinson (lo cual podría ser una lástima), Joker se ha convertido en la película más taquillera de todos los tiempos para un fin de semana de octubre, recaudando más de 250 MDD, lo cual es increíble para una cinta de esta naturaleza y puede dejar la puerta abierta a una secuela.

El golpe mediático que ha tenido el Guasón en el plano político del mundo es en verdad sorprendente. Michael Moore la señala como una muestra imprescindible y símbolo del dolor que vive la sociedad norteamericana, dividida por ideologías totalitarias o extremas y con un alza de violencia sin control en los Estados Unidos.

La interpretación de Joaquin Phoenix también representa una redención de Los Olvidados, como aquella cinta de Luis Buñuel, y nos pone de nuevo en un mundo inmisericorde como aquel que mostró Vittorio De Sica en su Ladri de Bicicletti.

Sin embargo, acá el hombre sin esperanza que se refugia en una máscara de payaso y en una risa enfermiza, logra salir de su dolor con venganza. La falta de medicinas por el recorte de salud psiquiátrica en el manicomio Arkham (cualquier parecido con lo que pasa en el sistema de salud mexicano es mera coincidencia), hace que cada asesinato que comete sea su placebo y lo enaltece haciendo más grande y temible su dolorosa sonrisa, convirtiéndolo en un cruento Aquiles de los marginados, dando fuerza a una vorágine de inadaptados que sacan el guasón que todos llevamos dentro, poniendo a temblar a la oligarquía de Ciudad Gótica, quien tiene en su heredero al pequeño Bruce Wayne, quien recibirá el mayor golpe de este odio en ebullición. Y es que al final nos preguntamos: ¿quién no lleva por dentro un pedazo podrido del Joker?

@vhmondelo