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CRÓNICAS DE YIZZ Y DAVES [2]

Help!

  Yizz y Daves

Bob Dylan
Bob Dylan

HELP! es una piedra que atraviesa la ventana del estudio. Otro comienzo de The Beatles”, dice Daves en un mensaje desde Xalapa. Y sí, hay un vidrio roto en ese espacio de grabación, una herida que ya nada podría terminar de parchar. Porque por muy feeling good music que pueda ser el quinto álbum de los chicos de Liverpool, no puedes empezar un disco pidiendo ayuda y luego pretender que todo siga como antes.

Quizás por eso mismo, cuando unos sesenteros nacidos en los ochenta, nostálgicos de una década que no vivimos, entramos en contacto con el álbum ya no somos unos chavos de secundaria queriendo oír canciones para lamerse las heridas de intentos fallidos de conquistas. Algo de esa inocencia se ha difuminado cuando Daves conoce el álbum cerca de los 17, o Yizz, cerca de los 15.

 “‘Ticket To Ride’ parece la primera canción en serio. Harrison se rifa la buena guitarra, él patrocina el éxito de esa rola. Comienzan a vestirse igual, pero dejan los trajes de gala, utilizan impermeables pop, que reconfiguran la frescura del grupo”, asegura Daves. “No, no se trata de un cambio irreversible”, insiste, “el disco contiene canciones de amor que no abandonan las letras melosas, como ‘The Night Before’ o ‘Another Girl’”. Por lo demás, ni el siguiente álbum, Rubber Soul escapa del tono dulce que ya era característico del cuarteto. Sin embargo, hay algo que se ha colado, una especie de inquietud, una fractura que no les permitirá ser en adelante una simple boy-band cualquiera, por mucho que sean el modelo de la boy-band por excelencia.

Algunos atribuyen esa rasgadura a un individuo en particular, ni más ni menos que Bob Dylan. Es innegable que en Help! se escucha un dejo de folk muy distinto a las propuestas anteriores de The Beatles. Si la música inglesa de los sesenta ya era una consecuencia de la explosión del rock n’ roll en Estados Unidos, el álbum de 1965 se afianza en elementos country y le vuelva a dar un lugar especial al sonido acústico. Desde luego, hay otra cuestión en juego: las letras ya no son un mero acompañamiento. Los Beatles se habían visto con Dylan en Nueva York y habían fumado mariguana con él. Así lo evocó Lennon:

Recuerdo un momento en que Dylan traía demos de sus canciones y nos puso algo y me decía: “Hey John, escucha la letra” y yo le dije: “¿La letra? ¿A quién le importa la letra? Estamos fuera de nosotros mismos ¿y tenemos que poner atención a letras? ¡Escucha el ritmo! ¡Eso es todo!

Algo se cruzó ahí entre ese par. Aaron Krewicz habla de la evidente influencia de Dylan tanto en Lennon, como en el mismo McCartney, a partir del Help! En palabras de John, se trataba de volcarse a hablar de los sentimientos personales, individuales, ya no en contar historias de chicos y chicas enamorados en abstracto, sino en una exploración hacia dentro, las verdaderas emociones.

“Resulta curioso”, dice Yizz, “porque si bien es claro que las letras pudieron tener un mayor peso en las composiciones de Lennon y McCartney, la fuerza de las letras de Dylan radica en su potencial para proyectar tipologías de personajes. Eso lo aprendió bien del folk y de la lírica inglesa”. Por otra parte, ese mismo 1965 del lanzamiento de Help! en su tour por Inglaterra Dylan deja claro que no será un cantante de folk más, él también quiere rocanrolear. “Dylan es el quinto Beatle. Influencia folk y mayor carga lírica. Harrison sostiene los primeros egos encontrados de Lennon y McCartney, su guitarra es diferente a la de Dylan, el último hippie” remata Daves.

Ver a Dylan en Lennon y McCartney al parecer no es difícil. Lo interesante sería ver la influencia inversa. Daves se ha vuelto un fanático del concierto en el Royal Albert Hall y cada cuando vuelve a él para que escuchemos juntos la versión de “Mr. Tambourine Man” en la que el tono cambia por completo para volverse una fiesta, no un recital y, mucho menos un acto político. Meses más tarde en el festival de Newport de vuelta en Estados Unidos, Dylan y The Band conectarán la guitarra eléctrica en la emblemática “Maggie’s Farm”, rompiendo para siempre con el folk convencional y asumiendo un liderazgo indiscutible en el folk-rock.

George no se queda atrás en incluir un par de canciones propias, “I Need You” en el lado A y “You Like Me Too Much” en el lado B. John vuelve al cover con “Dizzy Mizz Lizzy” de Larry Williams. “Y quizás ahí se establece la profecía del ritmo que siempre estaría buscando en adelante en su carrera como solista”, comenta Daves mientras miramos la foto de los cuatro Beatles en sus impermeables azules. De nada servirían los plastic macs para la tormenta que amenazaba: la futura transformación de los Beatles en una banda psicodélica, y luego su desintegración. La partida hacia caminos bien distintos. Un Harrison cada vez más volcado en la búsqueda espiritual en la cual la música era parte esencial del contacto con una divinidad intangible, un McCartney que aprovecharía su talento natural para la composición, sin muchas más intenciones que hacer silly love songs, sólo que con atisbos de genialidad que dieron a luz algunas de las canciones más celebradas de todos los tiempos en la música pop. “’I’ve Just Seen A Face’ y ‘Yesterday’ definen lo que buscaría McCartney en el resto de su carrera: canciones melosas y canciones hipnotizables”, afirma Daves contudente.

Pero “Yesterday” no es poca cosa. Al grito de auxilio le corresponde la respuesta nostálgica. Si los Beatles estaban pidiendo ayuda porque ya no eran quienes creían ser, si llegaban al final de una época, la propuesta es acudir al refugio del pasado. Por aquella ventana rota se filtró una incertidumbre que ya no los dejaría en paz. Oh, I believe in Yesterday…

El futuro Lennon… enamorado de una artista conceptual y convertido él mismo cada vez de forma más clara en el personaje que quizás siempre buscó ser, desde que muy joven se matriculara en una escuela de artes. En algunas de sus facetas neoyorquinas vuelve a ese muchacho impresionado por Dylan y se lanza con un tema de tintes políticos como “Working Class Hero”, o una canción feminista: “Woman Is The Nigger of The World”. Y ¿Ringo? Bueno… Ringo es Ringo.

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Yizz y Daves se conocieron trabajando en la publicidad de una cadena hotelera en una extinta agencia de publicidad en el entonces Distrito Federal. Entre menús de restaurantes y volantes de promociones para estancias de turismo y convenciones se percataron de su mutua fascinación por el rock clásico, en especial los Beatles. Por entonces se descubrieron aficionados también a los tacos “de cajuela” y a las tortas “Homero, el mero, mero”. En los años que han seguido desde 2009 han mantenido una conversación intermitente en torno a la música popular.

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