jueves. 25.04.2024
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Jaime Panqueva
09:43
22/06/19

Honoris causa

“No traería el tema a colación si no fuera porque con un par de días de diferencia aterrizó en mi correo electrónico una “Invitación a recibir título de doctor honoris causa” expedido por una institución sita en la Ciudad de México. No sé como llegaría a mí ese correo…”

Honoris causa

Uno de los recuerdos académicos que más atesoro de mi paso por España consistió en asistir en el claustro antiguo de la Universidad de Salamanca a la entrega de doctorados honoris causa a dos gigantes de las letras, Carlos Fuentes y George Steiner. La ceremonia, con la solemnidad que ameritaba la ocasión, discurrió en latín, y de los discursos de los doctorandos, Fuentes sobre Cervantes y la Salamanca literaria, Steiner sobre la formación humanística, aún puedo evocar algunas frases memorables.

Esta semana me sorprendió la noticia de que las instalaciones de la Procuraduría de Derechos Humanos de Guanajuato (PDHEG), en León, se emplearon para una entrega de doctorados “Honoris causa” de una de las instituciones universitarias que pululan en nuestro en nuestro país que, como podemos imaginar, carecía de registro en la SEP. El acto, al cual fue invitado un príncipe bantú de Camerún, que al parecer se alquila como orador para este tipo de eventos, invistió a varios empresarios y activistas de la región.

No traería el tema a colación si no fuera porque con un par de días de diferencia aterrizó en mi correo electrónico una “Invitación a recibir título de doctor honoris causa” expedido por una institución sita en la Ciudad de México. No sé como llegaría a mí ese correo. Supongo que los remitentes comprarán bases de datos bancarias, las de Telmex o de algún organismo público. La invitación venía acompañada por un formulario a nombre del reconocido Instituto Mexicano de Líderes de Excelencia, que puede emplearse también para inscribirse a maestrías o doctorados de los normalitos. Quienes lo enviaron tuvieron la delicadeza de resaltar la casilla correspondiente al Honoris Causa, seguro para evitar futuras confusiones.

La lista de documentación avalatoria, que incluye una “propuesta doctoral” al honorable claustro, es seguida por una más espectacular: “KIT DE INVESTIDURA DE DOCTOR HONORIS CAUSA” con la palabra “Necesaria” resaltada sin pudor, que asumo quiere decir “indispensable”, e incluye anillos cuyo precio oscila entre los 6.000 y 18.000 pesos, según el material y lo bien que combine con el birrete y el resto del ajuar. Como es de esperarse, se anexa un número de cuenta bancaria, “la única manera de asegurar que tu kit esté a tiempo”... Y si esto no es suficiente para contener su afán de reconocimiento, también se añade un kit fotográfico para que ese imborrable momento quede registrado en fotos y video.

¿De qué sirve un formulario sin un aliciente gráfico? Al archivo lo acompaña un cuadro de honor de varias personalidades “nacionales e internacionales como: El Papa Francisco, Jefes de Estado, Príncipes, Procuradores, Fiscales, Subsecretarios de estado”, y un larguísimo etcétera, cuyo orden jerárquico es digno de un análisis sociológico.

Ya me veía sonriente con mi birrete y mi toga, recordando los bordonazos que daba el bedel sobre el suelo de roca del Paraninfo de los Estudios para abrir la ceremonia, cuando llegué a una lista de requisitos que se cierra con uno muy sospechoso: “Entregar Donativo para la Fundación que indique el IMELE”.

A pesar de que la ceremonia se realizará dentro de poco más de un mes, y que aún no me decido qué color cinta irá mejor con el tono de mis ojos, pienso que ningún título comprado podrá mejorar mi autoestima ni me hará más sabio o mejor ciudadano. Como seguramente no lo hizo con quienes pagaron por ello.

Si se cuida el prestigio de una institución universitaria, un título honoris causa, y en particular, un doctorado, el último y mayor grado académico, no se reparte como las licencias de conducir en la CDMX. Así le hemos perdido el respeto a la academia y al esfuerzo que requiere la adquisición de conocimiento. En este plano ya no hablamos de estafas maestras sino doctorales.

 

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