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Imaginar que ves la poesía de Paz | Eduardo González Ibarra

Imaginar que ves la poesía de Paz | Eduardo González Ibarra

Eduardo González Ibarra, videasta leonés, produjo en 2008 un documental para Canal 22 sobre Octavio Paz. El centenario del poeta es buen pretexto para mostrar ese trabajo pero, sobre todo, para buscar la conversación con Lalo. Corre.

Parece que lo mejor es siempre empezar por las definiciones para no hacernos bolas. ¿Qué entiende por poema?

Me parece que las definiciones, por ser tan generales, se vuelven muchas veces difusas. Prefiero contestarte pensando que la poesía y el poema son quizá una de las formas más antiguas de la expresión humana. El acto de contar y el acto de cantar se pierden en la inmensidad del pasado y se confunden casi con los orígenes del tiempo humano. La poesía más antigua, la poesía épica, era un canto por su forma pero también era un cuento por las aventuras ahí relatadas; ejemplos clásicos de esto son la Ilíada y la Odisea. Con el tiempo, la poesía tomó un camino que dejó de lado el relato, y las historias se convirtieron en lo que hoy conocemos como cuentos y novelas. Todo esto para decir que la poesía y su expresión singular, el poema, están anclados en la memoria humana. Por esto mismo y aunque se lea poco, estoy convencido que la poesía siempre permanecerá.

Eduardo González IbarraPartiendo de allí ¿Cómo inició el proyecto? Y ¿cuál fue el fundamento desde donde se proyectó?

Es muy sencillo: en el 2008 Canal 22 lanzó una convocatoria de producción documental sobre Octavio Paz –se conmemoraban entonces los 10 años de su muerte−, sobre Carlos Monsiváis y otro tema, creo que vinculado con la historia del rock en México. Una convocatoria es en el fondo un concurso y quien participa sabe que puede obtener todo o nada. Así que me puse a trabajar. A Octavio Paz lo comencé a leer de joven, hoy sigo leyéndolo y creo que no dejaré de leerlo. A Monsiváis lo he leído, pero no con la misma intensidad. Y sobre la historia del rock en México yo no sabía mucho. Así que desde un principio no tuve ninguna duda de mi apuesta.

En resumidas cuentas, el documental que surgió de estas circunstancias fue un homenaje del lector –cualquier lector− al poeta y más aún, a la poesía. Porque es en el encuentro entre el lector y el poema donde se cumple la poesía.  Pero es también, siguiendo a Antonio Deltoro, un acto de agradecimiento.

¿Por qué Paz cómo poeta? ¿Qué variables condicionaron tal concepción?

La obra de Paz como ensayista es enciclopédica y alberga muchísimos temas. Quizá por esto nunca pensé en el Paz ensayista. La figura de Paz, mediática y solar, tampoco fue un punto de atracción por esto mismo. En cambio, su obra poética es, al mismo tiempo, la más importante y la menos conocida. Pero no recuerdo, en su momento, haber razonado algo así; simplemente empecé a concebir un proyecto edificado sobre su poesía, por la seducción que ejerce en mí su obra. En alguno de sus textos finales, Paz escribió: “la verdadera biografía de un poeta no está en los sucesos de su vida sino en sus poemas. Los poemas no son confesiones sino revelaciones”.

Paz no es un poeta fácil, ni siquiera condescendiente con su lector. ¿Qué objetivos consideraron al abordar esta visión del poeta?

Un verdadero autor, en cualquier expresión humana, es ante todo fiel a su lenguaje y fiel a su visión. Desde aquí, no creo que haya poetas o escritores condescendientes. No sé si Paz sea un poeta difícil. Es cierto que su poesía es asaltada aquí y allá por la filosofía y por la historia; también está presente la pintura y algunos notables experimentos con el lenguaje. Pero su poesía está llena de árboles y manantiales, de amor y de erotismo, de asombro ante la vida, de instantes luminosos que son, como diría él, nuestra parcela de eternidad. ¿No es esto común a todos?

El documental es, entonces, una lectura en voz alta de esa lectura cotidiana que hacemos para nosotros mismos. Se trata, digamos, de compartir esa experiencia individual y solitaria que se repite en cada lector. Habitualmente yo leo en silencio, pero el poema a veces me obliga a leer en voz alta, aun y cuando sea sólo para mí. En el poema palpita el canto y hay un sustrato elemental de música. La poesía en voz alta es un fenómeno antiguo que ha venido perdiéndose pero que, de pronto, surge espontáneamente en una conversación, en una película, en una exposición. Los cuenta cuentos y la gente de teatro conocen el poder de la palabra; los políticos también.

De este modo, en este documental la voz “narradora”, la voz del poema, es el verdadero protagonista. Y lo que busca, si pensamos en objetivos, es encontrar a sus lectores. Es muy simple.

¿Cómo construir una idiopeia (imágenes visuales y mentales) que reflejará la del poeta?

No lo sé. Ni siquiera conocía el término. Pero tengo claro que la poesía de Paz es muy poderosa y veloz como para tratar de hacer su reflejo visual. De hecho, cuando uno lee alguno de sus muchos poemas largos, las imágenes se suceden con una velocidad parecida al vértigo. De un verso a otro las imágenes pueden ser tan dispares como sugerentes y seductoras. Y casi creo que en muchos lectores se da un debate interno entre el sonido y el sentido. Porque el ritmo en Paz es fundamental.

Lo único que sé es que la poesía y la experiencia poética surgen de la vida cotidiana. El poeta ve y escribe; el lector, que culmina la acción del poeta, lee y ve con otros ojos esa cosa rara que llamamos vida. Al leer a Paz yo vi nuevamente a la ciudad de México, vi sus barrios y San Ildefonso, vi el Zócalo y Mixcoac, vi el México antiguo conviviendo con el actual. Pero, más importante, vi también a los otros, mis semejantes, caminando bajo el sol de todos los días.