jueves. 25.04.2024
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Los discos del 2017 [V y último]

Fernando Cuevas

Jei Beibi, Café Tacuba, portada del disco
Jei Beibi, Café Tacuba, portada del disco
Los discos del 2017 [V y último]

Cerramos este necesariamente incompleto –si bien amplio- recuento de las maravillas sonoras que se atravesaron por nuestras orejas durante el año pasado.

Feminidades interpretativas

El políticamente contestatario quinteto Irreversible Entanglements comandado por la poeta Camae Ayewa (conocida como Moor Mother), cristalizó sus presentaciones previas en el ídem Irreversible Entanglements, impulsado por un convencido free jazz que sostienen las arengas de la vocalista. En tanto, la joven Jazzmeia Horn se presentó con A Social Call, ubicada en la tradición de las cantantes a media luz con explosiones vocales que rompen la aparente calma como para llamar a la conciencia.

Nicole Mitchell, figura clave de la escena del jazz femenino de vanguardia del siglo XXI, grabó el potente y globalizador Mandorla Awakening II: Emerging Worlds, encargo también del Museo de arte contemporáneo de Chicago. Grabado parte en vivo en el Vanguard Village y parte en estudio, Dreams & Drggers es un brillante doblete de la cantante Cécile McLorin Salvant, tomando la estafeta de las divas, que transita por los contrastes de la vida entre composiciones propias y revisiones. La saxofonista germano-americana Ingrid Laubrock se apoyó en gente del talento de Sorey (batería) y Taborn (piano) para entregar el arriesgado Serpentines.

El trompetista Jaimie Branch, retomando ciertas rítmicas ancestrales, entregó el espectral y retador Fly Or Die, con la participación de grandes invitados entre los que se encontró la chelista Tomeka Reid, quien a su vez formó parte del trío Hear In Now, junto con Mazz Swift (violín) y Silvia Bolognesi (bajo), para grabar el acechante Not Living in Fear, acaso intentando provocar el efecto contrario con exquisito juego de cuerdas. Además Reid formó un dueto con el saxofonista alto Nick Mazzarella para firmar Signaling, tan austero como profundo y tan impredecible como catártico: pura conversación inquietante.

La experiencia

Más de cincuenta años y su sax sigue tan lúcido como siempre: el Charles Lloyd New Quartet nos lleva por múltiples estaciones de la tradición con versiones en vivo, grabadas en Montreaux y Nuevo México y asentadas en el cohesionado y festivo Passin’ Thru, con Moran (piano), Rogers (bajo) y Harland (batería), haciendo dinámico equipo con el legendario músico de Memphis: los blancos también saben tocar. El legendario Roscoe Mitchell respondió al encargo del museo de Chicago para producir Bells For The South Side, obra en vivo que captura en dos discos el trabajo desarrollado con cuatro tríos, cada uno con características distintas en función de las intenciones y habilidades de los colegas participantes: las campanas doblan por el sur.

The Jazz at Lincoln Center Orchestra with Wynton Marsalis featuring Jon Batiste rindieron sentido e institucional homenaje en The Music Of John Lewis y la trompeta de Tomasz Stanko recorrió junto con su New Yor Quartet una December Avenue, cristalizando sonidos y alcanzando las nubes más altas. El venerable guitarrista John Abercrombie se despidió de este mundo con Up and Coming, en efecto elevándose a la perpetuidad tras una trayectoria brillante, cerrada con la calidez y talento que compartió a lo largo de más de 45 años de grabaciones. Gary Peacock y su contrabajo, en tanto, produjo junto con Copland (piano) y Baron (batería) el sofisticado Tangents, denotando total compenetración del trío.

Felices reuniones. Bajo el nombre de Hudson, cuatro fantásticos jazzistas con carreras propias (DeJohnette, Grenadier, Medeski y Scofield) coincidieron para firmar uno de los discos del año, el homónimo Hudson, encontrando los cauces para fluir de manera natural, como si hubieran tocado juntos en la prepa: ojalá se repita. El octogenario pianista Ahmad Jamal volvió con Marseille, sentido, juvenil y efusivo homenaje al puerto francés, entre revisiones y composiciones propias que suenan con toda la luz que da la vejez. 

Los continuistas

En efecto, el Vijay Iyer Sextet está muy lejos de terminar. Qué bueno. El pianista de origen indio y sus cinco brillantes cómplices han creado un clásico del jazz contemporáneo, posándose en la tradición y avanzando hacia la renovación: Far From Over (disco del año para JazzTimes) articula con pericia y creatividad apuntes provenientes del fliscorno, de los inquietos saxofones, las revulsivas cornetas y una base rítmica que establecen un entramado complejo y a la vez absorbente, dialogante y cautivador. Rock, jazz e influjos surasiáticos se encuentran en burbujeante comunión gracias al saxofón de Rudresh Mahanthappa’s Indo-Pak Caolition, desparramado en Agrima.

Bill Frisell & Thomas Morgan nos llevaron de paseo en Small Town con guitarra y bajo como vehículos pausados para descubrir las maravillas de la cotidianidad lejos del urbanismo desaforado. Desde su lógica percusionista, Matt Wilson’s realizó Honey and Salt. Music Inspired By the Poetry of Carl Sandburg, rindiéndole homenaje a su ilustre conciudadano entre recitaciones de gente renombrada (el comediante Jack Black entre ellos) y fondos musicales de contagiante y desenfadado beat. El versátil Chris Potter y su saxofón, que igual revisita el postbop que la vanguardia, entregaron The Dreamer is the Dream bien cobijado por tres colegas de altos vuelos cuales mensajeros asumiendo el mensaje.

Matthew Shipp Trio realizó Piano Song con el apoyo del bajo de Michael Bisio y la batería de Newman Taylor Baker, anunciando que sería el último disco que grabaría: ojalá se arrepienta.  Dave Douglas, trompetista esencial del jazz contemporáneo, integró Little Giant Still Life con The Westerlies & Anwar Marshall, coros nada más, mientras que el saxofonista tenor JD Allen grabó el versátil Radio Flyer, fraseando por vertientes alternas con toques reconocibles de las históricas innovaciones. Por su parte, el trío londinense Phronesis le pone vitalidad interpretativa al luminoso The Behemoth, apoyado por al conducción de Julian Argüelles y la Frankfurt Radio Big Band.

El pianista Craig Taborn, digno heredero de la tradición que mira hacia el frente, entretejió en formato de cuarteto Daylight Ghost, soltando cabos acústicos y eléctricos para darle visibilidad a los espíritus que se asoman por la mañana. También en el piano, el suizo Colliin Vallon entregó el consistente Danse, enclavado en un reconocible acento postbop y el Julia Hülsmann Trio hizo lo propio con Sooner and Later, jugando con tiempos y formas definidas, en tanto David Virelles junto con Román Días y el Nosotros Ensamble le puso acento latino a Gnosis, con absoluto conocimiento de causa. Breve e intensa la producción del musculoso sax de Kamasi Washington recorriendo diversos rasgos humanos en Harmony of Difference, orquestal y coral con una deliciosa esencia jazzera.

Camino libre

Steve Coleman’s Natal Eclipse entregó Morphogenesis, bien acompañado para nutrir de texturas orquestales los cambios no solo de forma, sino de fondo. Un par de cornetistas notables. Kirk Knuffke rindió sentido homenaje en forma de trío a los gigantes Don Cherry y Ornette Coleman en Cherryco, juego de palabras y de acordes; por su parte, el trompetista de avanzada Ron Miles realizó I Am A Man con una notable cantidad de invitados del círculo rojo jazzero que bien lo acompañan en su aventura compositiva.

En términos experimentales, el oriundo de Maryland y activo desde inicios de los años noventa Sam Newsome, grabó Sopranoville: New Works for Prepared and Non-Prepared Soprano, exprimiendo sonidos improbables a través de la búsqueda de renovadoras técnicas interpretativas. Joshua Abrams & Natural Information Society entregó el sincrético Simultonality, una intensa ensalada preparada con ricas tradiciones musicales de aquí y del otro lado del mundo con un trasfondo de jazz vanguardista, ocupando al mismo tiempo espacios y contextos.

Vuelta al mundo en algunos discos

El prestigioso Kronos Quartet, que le entra igual al clasicismo que al populismo, con perdón de los políticos, grabó el hermoso Folk Songs con invitados de etiqueta, siempre acordes al género en cuestión: Rhiannon Giddens, Natalie Merchant, Olivia Chaney y Sam Amidon fueron los privilegiados en esta ocasión para desplegar sus talentos bien sostenidos por unas cuerdas memorables y de enorme sensibilidad; por no dejar, el afamado cuarteto grabó con el Trio Da Kali el sensible Ladilikan, desenterrando raíces ancestrales. Desde Suecia, Ellen Arkbro propuso en clave avant garde For Organ and Brass, integrado por tres cortes de largo aliento, literalmente, en tanto la cantante suiza Lucia Cadotsch produjo en tonos que reclaman atención el álbum Speak Low, entrelazando perspectivas folk con sustento jazzero.

Desde el desierto y levantando elusivas tormentas de arena, Tinariwen grabó el catártico Elwan, mientras que desde Bamako, el cuarteto Songhoy Blues compartió Résistance, generando espirales desde enfáticos grooves con aditamentos roqueros. El supergrupo en clave femenina Les Amazones d'Afrique, integrado por diversas cantantes y compositoras de renombre, grabó el contestatario République Amazone, álbum fundamental de afropop para contrarrestar ciertas tendencias retrógradas del pensamiento político y social que subsisten en pleno siglo XXI: ejemplo claro del enfoque de género.

Tamikrest entregó el vívido Kidal, así titulado en honor a un pueblo en Malí, salpicado de influencias múltiples tanto de occidente como de oriente que emanan de la gran tradición de la nación africana que tanto ha aportado al mundo de la música. De ahí mismo, la cantante Awa Poulo nos regaló el enriquecedor Poulo Warali, tejido a partir de limpias vocales e instrumentaciones que parten de lo local para volverse globales. De ilustre padre, Vieux Farka Touré grabó el contagiante Samba con Idan Rachel como invitado en un par de cortes, en tanto en  Avital Meets Avital, Avi y su mandolina se encuentra con Omer y su contrabajo en una conversación sostenida por cuerdas.

El funky Uyai, obra del colectivo anglo-nigeriano Ibibio Sound Machine, nos puso inevitablemente de buenas con su vibra celebratoria, como el que fuera al principio animador de bodas Omar Souleyman, ya convertido en referente de la música popular de cercano oriente, y que entregó el necesario To Siria, With Love, sentido y efusivo bálsamo en clave tecno para estos tiempos de guerra que parten en pedazos a su nación, en tanto Bokanté es el proyecto de Michael League (Snarky Puppy) que integra músicos de aquí y de allá con un espíritu multicultural en todos sentidos: Strange Circles es su carta de presentación, confirmando su interés por la diversidad rítmica y lingüística; por su parte y tras dieciséis años sonando en la lógica del afrobeat, los de Brooklyn de fuerte herencia conocidos como Antibalas, entregaron Where the Gods Are in Peace.

Viaje por el globo

El veterano Anouar Brahem grabó el espléndido Blue Maqams, en el que su luminoso y contemplativo laúd se intersecta con bases rítmicas y armónicas que tejen síncopas de vistosos tapetes sonoros, hiladas por puro figurón: Holland, DeJohnette y Bates; en tanto, el guitarrista húngaro Ferenc Snétetberger planteó su intrigante jazz con influjos gitanos en Titok, muy bien secundado por Jormin y Baron en bajo y batería, respectivamente. Nacido en Chicago, el trompetista Amir ElSaffar continuó con la creativa integración de la música de sus raíces iraquíes con el jazz en Not Two, título indicativo de la fusión, también floreciente en Sacred Horror in Design, obra con tintes electrónicos en tapices acústicos del iraní Ata Ebtekar, conocido como Sote.

De origen taiwanés y nacida en Illinois, la artista y vocalista Jen Shyu presentó Song of Silver Geese, aderezado con sonidos de su tierra de origen e intervenido por una evidente influencia de la música contemporánea en plena convivencia con el jazz de avanzada. Por su parte, Rosalía despierta el flamenco para oídos jóvenes en Los Ángeles, disco grabado con la complicidad de Raül Refree y en donde el tronado de dedos se vuelve parte de una cultura global. Joaquín Sabina volvió con Lo niego todo, afilando letras y armonías con el acostumbrado sentido de la ironía y el galo Benjamin Biolay, de ilustre y elegante recorrido por la chanson, presentó el surtido Volver, con géneros añadidos que abren puertas a nuevos derroteros estilísticos.

El guitarrista treintañero Fabiano Do Nascimento, oriundo de Río de Janeiro, incorpora la rica tradición de la música brasileña, entre el bossa nova, el folk africano y el jazz con toques experimentales, para entregar el delicioso Tempo Dos Mestres, enclavado en alguna playa que nos obliga a mirar directo al horizonte de la integración. La saxofonista nacida en Tel Aviv y el guitarrista carioca firmaron como Anat Cohen & Marcello Gonçalves para regalarnos la delicia titulada Outra Coisa, cual viaje al sur del Brasil y de ahí a un cercano oriente que busca escaparse de la tensión, no sin cierta impronta lacónica.

El saxofonista puertorriqueño Miguel Zenón grabó Típico, uno de sus mejores discos con ese sabor latino envolviendo un enfoque postbop que invita al movimiento involuntario, en tanto la banda angelina Chicano Batman construyó un discurso ideológico-musical necesario en estos tiempos que corren con Freedom is Free, entre apuntes llenos de psicodelia funky que nos puede volar la cabeza; los mexicanos de Café Tacuba, por su parte, rompieron el silencio de cinco años y entregaron el bien producido Jei Beibi, combinando ingredientes del pop, la cumbia y el folk psicodélico.

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