Es lo Cotidiano

Paco

Daniela Aguilar López


2016. Se dice fácil y por qué no, en cierto modo es verdad. Pasaron rápido esos 365 días y los
hubo, como cada año, dulces y rancios.

Descubrí cosas, hice algunas. Diserté en público sobre mi tema favorito por primera vez. Fue lo máximo. Me gradué de la secundaria. Esto me llevó a dejar de ver a diario personas que amo, cambiar de ambiente y salir un poco -sólo un poco- de la burbuja.

Me lo advirtieron, una y otra y otra vez: pensar que iba ser fácil me lo haría peor y sería como mentirme.

Es el último mes del año. Es costumbre: las familias, los amigos, todos vuelven por un abrazo a pesar de lo que pudo o no ocurrir en el año.

Paco, una de las mejores personas con las que he estado, llegó a mí hace unos días. Milagro navideño, si quieren.

Paco es mi tío. Nunca antes oímos uno del otro. Hablamos por horas lo de 16 años. Queda aún mucho qué contar, sin embargo reímos y, por instantes, su voz nos hizo un nudo en la garganta a ambos.

Puedo decir que solo habló él, de su vida, de sus dos intentos de quitársela porque le parecía que ya no había algo más y si lo había, no quería verlo ni enfrentarlo; no creía estar listo para ello. Pudo ser por sus amigos, que se esfumaron de la noche a la mañana, o la familia, a la que dejó de interesarle.

Al regresar a casa aquella madrugada necesitaba escuchar algo bueno, cualquier cosa mejor. Es que luego de hablar con él resulta increíble lo fácil y cercano que es atiborrarse de cápsulas -como un osito de algodón- cuando ya no se cree en nada. Cada intento acaba en el contenedor de basura y al fin el pequeño triunfo llega; no hay quién lo vea ni se asombre, se han ido a una mejor función, una menos caótica y desatinada.

Me puse los audífonos sÓlo para despertar porque uno se incrustaba en la espalda. No alcancé a escuchar nada. Dormí.

Pero escribo esto, recuerdo a Paco y la necesidad de algo que no trate de tropezones y rasguños vuelve.

Pongo a The Bluetones.

Un maletín, una caja que parece de leche… When I’m sad and weary, when my hope is gone

No era el curita que buscaba para ocultar que lo de Paco es en realidad algo común: las personas van y no vuelven, dejan de creer en lo suyo o simplemente deciden no seguir.

Pero al final los curitas se caen o ensucian, dejan de funcionar y por lo tanto, no hay qué vivir de ellos. Tapar a la realidad no va a ayudar, y ese año me lo dejó bien claro.

Porque en 2017 vamos a tener qué arreglárnoslas y no sé cómo, pero terminar como él no entra en mis planes. No quiero que así sea.

Paco: aferrémonos a algo. Que se viene un ventarrón.

***
Daniela Aguilar
(León, Guanajuato, 2001) es estudiante, escritora en ciernes y entusiasta de los discos. La música pop transformó su vida. Siente una extraña nostalgia por épocas que no vivió, pero ama con intensidad su era de las redes sociales y la inmediatez.

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