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GUÍA DE LECTURA

Puerta cerrada, de Daniel Centeno

Jaime Panqueva

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Puerta cerrada, portada
Puerta cerrada, de Daniel Centeno

Entre los invitados a la pasada Feria del Libro de Irapuato, tuvimos el gusto de recibir al editor Antonio Marts con su editorial Paraíso Perdido, quien presentó su catálogo e hizo una breve reseña del trabajo que ha realizado a lo largo de dos décadas de actividad. Con él, nos visitó el joven escritor Daniel Centeno (Los Mochis, 1991) autor de una nouvelle incluida en la colección Biblioteca Instantánea, una serie compuesta por textos breves que se editan en formato económico. Al decir económico, me refiero a que el precio de los ejemplares facilita que el público general se acerque a propuestas de autores jóvenes, pues no supera los 70 pesos..

Daniel Centeno fue becario del FONCA en la categoría de cuento, y pertenece a la generación de escritores nacidos en los años noventa del siglo pasado. Puerta Cerrada es su primer trabajo publicado en el género de largo aliento y nos remite al escenario, en apariencia aséptico, de los hospitales. La narración parte de un hombre que padece una grave enfermedad pulmonar que le impide tanto hablar, como salir de su cama. Paralelo a la dolencia física y la postración, la soledad del paciente, a quien nadie visita, ni busca, se acrecienta ante el rechazo constante del personal de la clínica, en particular de las enfermeras. Sin embargo, un gesto muy personal de un médico sienta las bases para que la vida del protagonista transite por derroteros poco comunes. Centeno ofrece una visión interna de un personaje víctima del sistema de salud, en el cual, como en toda buena ficción relacionada con el sector salud escrita en América Latina, la esperanza vida del protagonista depende de forma casi exclusiva de su saldo bancario.

Pero quizás lo más llamativo sea la detonación del erotismo como válvula de escape a la enfermedad e incluso a la agonía. Impregnado, o podríamos decir en pugna, con imágenes permeadas de su contrario, la pornografía. El balance es muy delicado, y me atrevo a decir que la nouvelle sale airosa en buena medida por los oficios de un narrador cuidadoso, en absoluto estridente.

Hay que aplaudir la apuesta arriesgada que realiza Paraíso perdido con autores jóvenes, e invitar a los lectores a visitar su página, donde encontrarán una selección amplia de autores de toda la República.

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