martes. 23.04.2024
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RIC OCASEK: Genio Pop al volante

Fernando Cuevas
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RIC OCASEK
RIC OCASEK: Genio Pop al volante

Figura desgarbada y cabellera revuelta que recordaba a los rocanroleros de antaño, con eternos lentes oscuros y rostro afilado, acaso indicativo de su capacidad para la melodía pop y la armonía justa que nos pusiera pronto en el tono pretendido, ya fuera introspectivo o kinestésico. Vocalizaciones versátiles y seguras, según la intención buscada, emparentada con un cierto halo de misterio en donde no se sabía si el asunto iba en serio o más bien se trataba de una parodia: eso sí, bebiendo de la influencia de Buddy Holly y de los nuevos románticos con sus teclados y elegancia, en particular del maestro Bryan Ferry.

Su acta de nacimiento en Baltimore, Maryland se estampó con el nombre de Richard Otcasek el 23 de marzo 23 de 1944; en su adolescencia e impulsado por su abuela, empezó a mostrar interés por la música y se mudó de Cleveland a Boston, donde participó en el grupo Milkwood, junto a Ben Orzechowski, quien sería su cómplice creativo y después conocido como Benjamin Orr: sacaron el disco How's the Weather (1973), si bien olvidado, serviría como simiente para lo que vendría, es decir, la conformación de la famosa banda conocida como The Cars, complementada por Greg Hawkes (teclados), Elliot Easton (guitarra) y Dave Robinson (ex batería de los Modern Lovers).

Enclavados en la new wave, debutaron con el brillante homónimo The Cars (1978), que pronto los colocó en la palestra gracias a esos precisos acordes de guitarra, teclados inquietos, rítmica contagiante y vocalizaciones refinadas, como se plasma en My Best Friend’s Girl, Just What I Needed y Moving in Stereo, por mencionar un trío de ejemplos de un álbum completo. Sin bajar la velocidad, rápidamente entregaron Candy-O (1979), continuando con sus guitarras elásticas y su notable habilidad para la construcción pop, con ciertos lances buscando nuevos terrenos: ahí están Let’s Go y Dangerous Type como muestra. Ya anunciaban que iban a ser de nuestros conductores favoritos a través del camino de la década ochentera.

Siguieron con la carrocería bien pulida a través de Panorama (1980), tapizado de teclados con texturas múltiples, como se aprecia en Touch and Go, de cierta tensión en busca de liberación y  en Don’t Tell Me No, como cuando se espera el inevitable rechazo. Alcanzaron mayores audiencias con Shake It Up (1981), poniéndonos a todos en posición de ser disfrutablemente sacudidos, asumiendo que desde que te fuiste he dejado de ser el indicado, aunque dejando la posibilidad abierta en Maybe Baby. En tanto, Ocasek le entró a la labor de producción y prestó sus servicios a bandas disímbolas como Suicide, Lloyd Cole and the Commotions, Romeo Void y Bad Brains, recuperando su vena punk: incluso colaboró con el legendario Iggy Pop.

Para aprovechar el tiempo y por no dejar, grabó Beatitude (1982), su debut solista en el que reafirmaba su tendencia hacia el artrock con la evidente influencia de David Bowie y Roxy Music, soltando alguna bomba al final. Volvería con los automóviles para entregar un clásico de los ochentas que no faltaba en las reuniones dignas de recuerdo: Heartbeat City (1984) se convirtió en un disco grande, lleno de canciones que iban del saludo optimista a la ironía, y de ahí a la nostalgia sin desperdicio, además de aprovechar la naciente tendencia de los videos musicales para caminar mágicamente sobre el agua, volverse hombre mosca o presentar a una mujer extraviada: se trataba de la modelo Paulina Porizkova, que ante la pregunta de quién la llevaría a casa, Ocasek pareció apuntarse y terminó no solo dejándola en su hogar, sino casándose con ella.

Después del obligado Greatest Hits (1985) con la inclusión del sencillo Tonight She Comes, su vena compositiva dio para producir en solitario This Side of Paradise (1986), mostrando que de este lado de la vida se mantienen las emociones en movimiento y proponiendo True to You como sencillo: ganas de seguir sonriendo, buscando el amor verdadero y hasta saludando a la oscuridad en terrenos inescrutables. Regresó para grabar con los coches el álbum Door to Door (1987), especie de testamento prematuro de una de las bandas clave de la década con Leave or Stay, You Are the Girl y Everything You Say como estandartes de un romanticismo dinámico que siempre cambiaba de carril sin direccional que avisara con tiempo.

Sin Copiloto

Siguió su propio camino con el consistente Fireball Zone (1990), ahora sí en decidido plan solista y alabando el aspecto nocturno de la susodicha, continuado con Quick Change World (1993), en la línea del característico poprock (Don’t Let Go) pero con aditamentos experimentales; en Europa se produjo Negative Theatre (1993), con algunos cortes del álbum anterior y otros que solo aparecieron en éste. En la vertiente del spoken word, grabó Getchertikitz (1996) en colaboración con Alan Vega, y Troublizing (1997), producido por Billy Corgan de The Smashing Pumpkins, quizá su mejor álbum de la década, con el equilibrio necesario entre la nostalgia (Hang On Tight) y la mirada conflictiva que implica el futuro (Crashland Consequence).

Durante esos años, Ocasek siguió alternando la composición propia con su labor en la producción para bandas y solistas como para los clásicos punk Bad Religion y Jonathan Richman (fundador de Modern Lovers); los celtas Black 47; para los glam punk de D Generation y en apoyo a los roqueros alternativos Nada Surf, Guided by Voices, Hole, Possum Dixon, Martin Rev y Weezer, con quienes estableció una fecunda relación creativa que derivó en varios discos. También entró al mundo de la pintura, por no dejar, ampliando su rango expresivo en términos de comunicar sensaciones, y colaboró posteriormente con bandas como No Doubt y Le Tigre, entre otras.

Grabó en casa Nexterday (2005), su último disco solista con It Get Crazy y I’m Thinking como banderas contrastantes, claves para entender sus orientaciones musicales; sorpresivamente, convocó a sus viejos colegas para grabar Move Like This (2011), ahora sí último disco de The Cars, sin la presencia del fallecido Orr a principios del nuevo milenio y con la producción incisiva de Jacknife Lee, renovando el sonido del grupo pero manteniendo su esencia, como se escucha sobre todo en Sad Song, Too Late y Take Another Look, como advirtiendo que el talento no estaba del todo acabado: de hecho sorprende cómo el sonido se percibe actual y reconocible a la vez. Todavía alcanzó a producir a The Cribs. Murió el 15 de septiembre del 2019, levantando un doloroso freno de mano.