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Russian circles y Animals as leaders: estados alterados

Fernando Cuevas de la Garza

Russian circles y Animals as leaders: estados alterados


Un par de grupos estadounidenses que andan por estos lares de visita nos traen sus sonidos de intensidades múltiples que viajan entre el postrock, el progresivo y el metal, privilegiando la instrumentación sobre la vocalización, a partir de la búsqueda de un virtuosismo interpretativo generador de emociones contrastantes y sensaciones imbricadas, como cuando la técnica y el sentimiento se alimentan mutuamente.

Círculos rusos

Si bien su nombre podría titular una investigación sobre los claroscuros de la geopolítica actual, este grupo de Chicago despliega un cúmulo de sensaciones encontradas a partir de una postrock que derrite gélidas barreras sonoras, entre cañonazos de una hiperactiva base rítmica y guitarras que construyen figuras absorbentes. Formado en el 2004 por los ex miembros de  Dakota/Dakota, el guitarrista Mike Sullivan y el bajista Colin DeKuiper, a quienes se sumó la batería de Dave Turncrantz, Russian Circles presentó en EP homónimo en el 2005 que anticipó el sólido Enter (2006), su LP debut en el que las bases quedaron claras, listas para seguirse desarrollando.

Ya sin DeKuiper y con la presencia del bajista Brian Cook (miembro de Botch y These Arms Are Snakes), continuaron su camino con Station (2008), álbum de seis cortes en el que se mantuvo el enfoque inicial, ahora apostando un poco más por la épica cocinada a fuego lento y encontrando una mayor coherencia sonora. Muy pronto y ya encarrilados, presentaron el urbano Geneva (2009), compacto y brillante a la vez, capitalizando la compenetración construida a través de sus dos álbumes anteriores y que terminó de consolidarse en Empros (2011), una de sus mejores obras en la que consiguen edificar un conjunto de estructuras que combina la solidez con la estética emocional.

El impulso creativo se mantuvo imparable en el fino Memorial (2013), acaso buscando un mayor recogimiento y sutileza, para lo cual resultó esencial la participación de la cantante Chelsea Wolfe, a la que se sumaron un par de colaboradores más; Guidance (2016) les representó un reconocimiento masivo, apareciendo en las listas de lo mejor del año y que termina por ser el resultado de un proceso orientado al desarrollo de un estilo en evolución y al mismo tiempo plenamente distinguible, no obstante estar situado en un género definido. Live at Dunk! Fest (2016) es una muy buena muestra de las posibilidades, intenciones y explosiones que ofrece este grupo en vivo.

Animales como líderes

Nombrados en honor a la novela Ishmail de Daniel Quinn, Animals as Leaders es un trío instrumental que gusta de proponer sonidos progresivos bien enfundados en el metal, territorio genérico en el que se han integrado estas dos maneras de entender el rock con relevantes resultados. Formado en Washington, D.C. por la elusiva guitarra que combina la pesadez necesaria con la volatilidad requerida del nigeriano-americano Tosin Abasi, ex miembro de Reflux, banda más orientada al metalcore, y secundado por el también guitarrista Javier Reyes y el baterista de Matt Garstka, el grupo nació como un proyecto personal y paulatinamente se fue convirtiendo en una entidad de carácter más colaborativa.

Desde una perspectiva más individual, esta fauna grabó su carta de presentación de forma homónima: Animal as Leaders (2009) resultó ser una fórmula combinatoria de pasajes metaleros desembocando en paisajes melódicos y hasta ciertos influjos funk, con la influencia de Steve Vai y Joe Satriani, entre otras divinidades de las cuerdas circenses. Abasi se encargó de guitarra y bajo, mientras que el ingeniero de sonido Misha Mansoor apoyó con teclados y batería frenética. Ya con Reyes en la guitarra acústica y la inclusión del baterista Navene Koperweis (Animosity), presentaron Weightless (2011), apostando por estructuradas más intrincadas y ciertos soportes prestados de la electrónica, quitando en efecto peso y ganando más altura.

La hiperquinesia continuó en disfrutable tono dinámico con The Joy of Motion (2014), dejando en la imaginación la presencia de un robot frenético que se detiene a pensar, con enfoque melódico, sobre su condición, mientras las ocho cuerdas de la guitarra de Abasi construyen un entorno sonoro de técnica depurada al servicio de un progresivo nutrido de lances metaleros: el movimiento como concepto y condición inherente a la vida misma. Y ya firmando las canciones como el trío al inicio mencionado, presentaron The Madness of Many (2016), título acorde con los tiempos que vivimos, centrado en el descubrimiento de las sentimientos que se esconden entre un tecnicismo de altos vuelos, como para entrar en estados paradójicamente alterados pero con una extraña paz interior, como si le dejáramos el liderazgo a creaturas más sabias.

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