lunes. 15.04.2024
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REFLEXIÓN

Ser, perecer y renacer

Xuua

Ser, perecer y renacer - Xuua - Foto de Sprz David
Foto de Sprz David
Ser, perecer y renacer

 

 

Nada tiene una sola forma para siempre. Ni siquiera la eternidad es para siempre.
Roberto Juarroz

 

No sé bien cómo empezar a escribir esto. Sólo sé que de pronto me invade un sentimiento de nostalgia, cierto pesar de quien ve cómo una flor que cayó al río se va alejando y sigue su curso. ¿Cómo no caer en la desesperanza de lo efímero?¿Cómo no sentirme tan pequeño ante algo tan grande y tan abstracto como la historia o el tiempo? Lo cierto es que sólo en lo inmediato es donde podemos incidir; sólo podemos trabajar con el barro que pisan nuestros pies. Nadie merece la condena de pretender salvar el mundo, y la noción de futuro se encuentra siempre plagada de buenas intenciones, casi tanto como de malos presagios.

Del pasado podemos aprender, que no maldecir, y resistirnos a la idea de que nada ha cambiado, para sustituirla por la incierta premisa de que todo puede cambiar. Cuando miro hacia atrás en fotos, en recuerdos, en libros o en charlas de gente mayor, me da la impresión de que las cosas se repiten. Alguien alguna vez ya pensaba igual que yo; hubo ya innumerables bandadas de personas locas, necias, llenas de rabia y de esperanza; hubieron muchas otras revistas, publicaciones, libros, cartoneros y fanzines que contenían otros tantos gritos desesperados; hubieron pisadas de botas, huaraches, zapatos y tenis que amasaron el polvo de las calles, resonando entre las baldosas y el asfalto, salpicando entre los charcos, cantando a coro las consignas más diversas, bloqueando las mismas vialidades una y otra vez; paredes tienen capa de pintura sobre capa de pintura, y entre cada una de ellas una pinta que denuncia una exigencia y que escupe un odio; hubieron escudos, toletes y gases pimienta, y manos cobardes que los sostuvieron para dejarlos caer sin escrúpulos sobre esas gentes y sus ideas, por seguir una orden; y hubieron más órdenes, una por cada protesta, tratando de hundir con ese golpe en el cráneo cualquier iniciativa de subversión, y en el mismo golpe incrustar la obediencia. 

Pero a pesar de tantas muertes, desapariciones, represiones y amenazas, resurge y persiste la terquedad de hacer frente a aquello que nos niega: insistimos en ser. Pueden asesinar y desaparecer personas, pero no las ideas que les impulsaron y que les costaron la vida, sobre todo cuando se materializaron, cuando hubo un espacio concreto en que conspiraron, y cuando podemos recorrer las mismas calles para defender las mismas causas. La semilla es resistente; guarda en ella lo esencial para germinar, crecer y florecer; aguarda bajo la sombra de las piedras, para que llegue el calor, la luz y la humedad adecuada; ninguna se logra si no tiene lo necesario. Después de darse, ha de morir dejando miles de semillas más, y así sucesivamente.

Se han sembrado tantas semillas, se han hecho ya tantas cosas, y aún queda todo por hacer.

 




***
Xuua
escribe como si las emociones le dictaran al oído, con ganas de incitar un eco de esa misma y otras emociones. Xuua podría ser cualquiera, incluso podría no existir. Sea o no leído, Xuua escribe porque no tiene más remedio.

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