Quizá la mejor época para vivir en el imperio romano fue durante el reinado de los emperadores antoninos; casi un siglo donde logró su mayor expansión y esplendor. El historiador británico Edward Gibbon  la consideraba “la época más feliz de la historia de la humanidad". Aunque su final llegó gracias al tristemente célebre Cómodo, de quien dijeran sus contemporáneos al verlo sumido en la depravación, que del padre al hijo habían pasado de una edad de oro a una de piedra.

El padre a quien se referían fue nada menos que Marco Aurelio, emperador tras ser adoptado por Antonino Pío, y además filósofo de la corriente estoica. Su pensamiento llega hasta nosotros en las Meditaciones, título que se ha impuesto a lo largo de los siglos, aunque la traducción más literal desde el griego original en que fue escrito sería “cosas para sí mismo”, además de existir diversas versiones, nombradas más explícitamente como Exhortaciones o Regla de vida personal. 

El emperador, educado por Rústico, filósofo a quien reconoce junto a sus preceptores en el primer libro, escribe hacia los últimos años de su vida, entre el 170 y 180 dC, un compendio respecto al proceder como ser humano y autoridad. Algunos de los doce apartados que lo componen hacen referencia explícita a los lugares donde tuvo que desplazarse para enfrentar tribus invasoras. Al contrario del anciano débil y crédulo que nos pinta la película Gladiador de Ridley Scott, Meditaciones muestra a un hombre austero, consciente y acucioso en el ejercicio de su deber, además de un ser espiritual que alude y compagina a un tiempo los mensajes de los dioses y la naturaleza.

Sus frases, de grave carácter moral, están revestidas de una atemporalidad envidiable. Como ejemplo:

A nadie ocurre nada que su naturaleza no pueda soportar. A alguien le sucede algo y, sea por inconsciencia, sea por hacerse el fuerte, aguanta firme y resiste sin quejarse. Es verdaderamente terrible que la ignorancia y la presunción sean más fuertes que la sabiduría. Libro V-18

La edición de Alianza, con traducción de Antonio Guzmán Guerra, se encuentra disponible en una trilogía compuesta también por Aforismos sobre el arte de vivir de Schopenhauer y Alabanza de la lentitud de Lamberto Maffei.

Si iniciamos el año con intenciones de cambio y mejoramiento, creo que esta lectura puede ser una buena fuente de ideas y reflexión.

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