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GUÍA DE LECTURA

Tierra Roja, de Pedro Ángel Palou

Jaime Panqueva

Tierra Roja, de Pedro Ángel Palou

Podría empezar esta nota a la manera soez de los líderes actuales cuya intención consiste en “mover” y no “joder” a México, porque la recomendación de hoy nos lleva a un líder pasado añorado por muchos y retratado por Pedro Ángel Palou en su nueva novela Tierra roja (Planeta, 2016). Considerado por muchos el mejor presidente del siglo pasado, Lázaro Cárdenas es presentado como el hombre carne y hueso, soldado, padre, político, idealista, lector y escritor. A pesar de estar ambientada en su mayor parte durante el sexenio cardenista, este viaje al pasado es un excelente ejercicio para contrastar nuestro presente y permite cuestionarnos qué sucedió con el casi extinto legado cardenista, o con los vicios sobrevivientes de la Revolución, a tal punto que es difícil diferenciar si muchos de sus aforismos se refieren al periodo narrado o son una reverberación de las vicisitudes que vivimos.

Como ejercicio de escritura Tierra roja plantea un binomio muy interesante, por una parte la vida personal y pública de Cárdenas sobre la base de sus diarios y el trajín de sus larguísimas giras donde la profusa documentación (imprescindible leer el Apunte final con sus recomendaciones bibliográficas) se plasma en una prosa que fluye con rapidez (a veces, demasiada) para introducirnos en los altos círculos del poder. El complemento a este trabajo biográfico, potenciado con los elementos de ficción desdeñados por la historia como ciencia social, va de la mano de la novela negra, pues cada capítulo de la vida de Cárdenas se complementa con las andanzas de dos personajes singulares, Filiberto García, el matón y ex-policía de El complot mongol de Rafael Bernal, y Eduardo Téllez, El Güero, personaje de ficción creado a partir del homónimo reportero de nota roja, que cubrió en exclusiva, entre otros, el asesinato de León Trotsky. A mi modo de ver, ambas historias poseían la fuerza suficiente para ser escritas como novelas por separado, pero brindan al unirse un panorama más completo; una historia escrita con mayúsculas y minúsculas, que se desliza desde los salones donde se planea con el apoyo extranjero el siguiente levantamiento, hasta los cabarets como el Waikiki, o los bares donde la pendencias se resuelven a navajazos y tiros.

Una gran obra para acercarse al Tata Cárdenas de la expropiación petrolera y el reparto agrario, el mismo que con su puño y letra ordenó el asesinato de Carranza, y luego perdonó la vida a no pocos caudillos alzados en armas. Cómo se extraña a esos presidentes que no sólo sabían leer y escribir, también tenían esas extrañas sabandijas llamadas ideales.

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