viernes. 19.04.2024
El Tiempo
Es lo Cotidiano

POESÍA

Valfaldor

Yara Imelda Ortega


Eres lo que temes
el salto al sueño eterno
y los fríos caminos a Hel.

Busco las canciones
que me traigan a mi hogar
cavando los pozos de la memoria
logro exprimir gotas preciadas
como la miel.

Donde el Ojo de Odín
lo ve todo, canta para mí
las canciones que me devuelvan
a mi ansiado hogar.

Los caminos que ya ahora ando
son fríos, tan fríos
antes del final del día.

El Cuervo sabe que caigo
que sigo cayendo al pozo del olvido
antes de topar de frente
con las puertas de Hel.
Ser valiente no es opción.

Gjöll abre su puerta para mí
desde los nudos que me atan
cansado de llorar las canciones de mi hogar
el Ojo de Odín me ve partir.
A casa… a Helheim.

No digas que he sido bravo guerrero
porque el Ojo Providente lo vio
cuando corrí, buscando la canción de mi tierra.

Tarde o temprano, día o noche
correré a ti, Cuervo de Un Ojo
sin miedo, cuando ELLA haya desatado lo que me ata
vuela el humo, se ahoga el fuego
Funde el hielo y la nube se va.

El Cuervo vino por mí. Viajé.
Ahí llegó. Sabe a dónde quiero ir.
Llega. Y me recuerda a dónde iremos.
Sin poner los pies en la tierra. No más.

Sin miedo. Sin dolor.
Sin sangre. Sin heridas.
Sin escape. Sin dolor.
Miraré las estrellas, que resplandecen.
Sin lágrimas. Sin ceremonias.
Con mi único ojo.
Sin lamentos, sin corrupción.

El otro ojo lo dejé
en los altos de Valfador
a cambio de aprender
una nueva canción.
Para mi nuevo hogar
no espero amigos.
Ellos moran en Vingólf
y en Niflheim hay un estrado para mí.

Desatado. Libre para siempre.
Sin lamentos. Sin dolor.

[Ir a la portada de Tachas 234]