sábado. 20.04.2024
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16/09/19

¡Vive, México!

¡Vive, México, y no mueras entre ignorancia y mescalina!
¡Vive, México!

Muere México entre la mezcalina y la ignorancia. A las 10 de la noche del 15 de septiembre, el patriotismo familiar nos encerraba en casa para una cena de los típicos guajolotes, o nos liberaba al centro de la ciudad para jugar el sueño mexicano... y yo en pijama.

La sinergia del supermercado hizo que mi madre comprara una bandera y adornara la casa como mercado de pueblo en fiesta patronal, pero yo no tengo nada que festejar.

-Ya arréglate, ponte tu traje de mexicana -ordenó mi madre.

Lo primero que pensé fue en tirarme desnuda a media sala, embarrándome la catsup a modo de sangre en abundancia para ser ignorada durante todo el festejo, a semejanza de lo que últimamente es el "traje típico" de las mexicanas vilipendiadas, golpeadas, desaparecidas, violadas, asesinadas y, por supuesto, aún así, ignoradas.

¿Traje típico? Tal vez como el que mis hermanos ya se habían puesto y portaban con orgullo para celebrar su mundo privilegiado donde ellos existían, tenían derechos sobre sus hijos y descargaban las obligaciones en sus abnegadas esposas o ex esposas. Ellos portaban el traje de mexicano todo el año: groseros, mal hablados, violentos, obsesivos, intransigentes... Ah! pero iban a misa todos los domingos; la camisa de manta ya era el plus.

Traje típico que tardan meses en hacer las marchantas, quienes lo quieren vender a mil pesos pero la gente les regatea porque está muy caro. Eso sí: vas a cualquier tienda de “moda”, y por un bordado hecho con máquina pagas hasta con tarjeta de crédito, porque ese sí está fashion. Pero ya nos veo rasgándonos la vestidura cuando China quiera patentar el bordado.

“Si he de vomitar guajolotes que sea en mi camisa de mexicano”, dice mi hermano. Como si todo el año te vistieras de extranjero, y el único día de tu orgullo nacional fuera el 15 de septiembre. No recuerdas cómo todo el año ignoras y no mantienes a tus hijos, pero eso sí, esperas amoroso la llamada del Día del padre.

Seré breve: hoy no festejaré a México con un ¡Viva! Más bien será un ruego, una súplica liberal que invoque a todos los Quetzalcóatl internos, y clame: ¡¡¡Vive, México, Viveee, porque la ingratitud y la ignorancia de tu pueblo te está matando!!!

Vive, México, porque hemos olvidado nuestras raíces históricas y nuestras manos artesanas, para convertirnos en esclavos de la mercadotecnia.

Vive, México, y recuérdanos que para recordar el grito de Independencia es deber cívico andar a raíz, a medio vestir, tomar palos y piedras, persignarse y dormir sin cenar, tal y como en aquellos años, cuando la violencia, la esclavitud y la ignorancia reinaban... tal y como siguen reinando ahora, que no obstante que la Corona sea del ganso y no Borbona, sigue escurriendo sangre y volviéndonos moronas de un México que se sueña y hoy, tristemente, cambió de dueño.

¡Vive, México, y no mueras entre ignorancia y mescalina!