Vivir con el enemigo

La violencia intrafamiliar es un delito sui-géneris, en tanto que el ‘delincuente' está dentro de la casa. Se vive con el enemigo.

Vivir con el enemigo

Como parte del trabajo que hacemos en el Las Joyas, realizamos hace unos días una asamblea para profundizar en un diagnóstico sobre el tema de seguridad en este polígono de pobreza. En el método que seguimos se les pidió a los participantes –líderes de varias colonias–jerarquizar la incidencia de delitos de acuerdo a tres formas de valoración: por su frecuencia, por el daño que ocasionan a las personas (qué delitos, aunque sucedan menos, causan daños más profundos) y por su importancia estratégica (los que están en el origen de otros, o que si no se solucionan pronto, podrían generar males mayores).

Era de esperar que la jerarquización de los delitos fuera diferente que en otras zonas de la ciudad con circunstancias diferentes, pero aún así, hay datos interesantes. En términos de frecuencia, la percepción de los habitantes de las Joyas es que el delito que más se comete es el de robo a casa habitación, seguido muy de cerca del robo a transeúnte. Las casas, si bien no contienen bienes muy costosos, están mal protegidas; muchas de ellas en medio de zonas deshabitadas y con poca presencia de la policía. Los caminos mal iluminados, las paradas de los autobuses desoladas, son espacios ideales para el atraco. Aparecen también como frecuentes, el vandalismo que daña la infraestructura particular y pública y el narcomenudeo. Aparecen poco en el diagnóstico, delitos como el robo a negocio y de vehículos, la extorsión o el secuestro, frecuentes en otras partes.

Cuando se analizó la importancia de los delitos en función del daño que ocasionan, aparece claramente en primer lugar el narcotráfico (especialmente el narcomenudeo), seguido de la violencia intrafamiliar. Respecto al primero, la gente habla de de una vía de acceso de droga de Jalisco que está entrando por la parte alta de Las Joyas, y percibe con preocupación la corrupción que los cada vez más frecuentes sitios de venta al menudeo de enervantes van ocasionando en la comunidad. Recordemos que la zona ha sido también escenario de la captura de delincuentes que se dedican a ordeñar los ductos de Pemex que atraviesan varias colonias. La violencia intrafamiliar sobresale en importancia por el daño que ocasiona, y además figurará en primer lugar por su importancia estratégica. Es el delito que, sumando todos los rubros, es valorado como más importante por los habitantes, seguido del vandalismo y del robo a casa habitación.

No es frecuente ver la violencia intrafamiliar en una publicación de índices delictivos. En parte porque puede ser desagregado de otras formas (lesiones dolosas, agresiones sexuales etc.); pero también porque pareciera que pertenece al ámbito privado, y eso dificulta la denuncia e intervención pública. Pero es muy interesante considerarlo en un diagnóstico comunitario sobre incidencia de delitos, en primer lugar, por lo que expresan los habitantes de las Joyas: por su importancia estratégica; por el dolor profundo que causa a las personas, y seguramente también por su frecuencia, no siempre fácil de constatar si las víctimas no se atreven a expresarlo.

La violencia intrafamiliar es un delito sui-géneris, en tanto que el “delincuente” está dentro de la casa. Se vive con el enemigo. En los demás delitos es más fácil acusar a otros, a los “malos”, pero en este caso, los culpables son quienes debieran garantizar la seguridad y la paz a las víctimas, y en muchas ocasiones no tienen ni siquiera plena conciencia del mal que causan.

Es también un delito especial, en tanto que las soluciones difícilmente vendrán aplicando medidas policiacas, aunque éstas deberán aparecer en casos evidentes. Es un problema muy complejo que no excluye las soluciones legales, pero demanda especialmente las educativas. El domingo pasado recordamos con varias marchas en el país el problema del acoso a las mujeres, que si bien se hace más notorio en los espacios públicos, comienza generalmente en la esfera más privada de la familia cercana.

Del diagnóstico que hemos llevado a cabo en las Joyas se derivan propuestas que, como siempre, deberán contemplar la participación organizada de la gente (comités vecinales de seguridad y denuncia, por ejemplo) y una mejor actuación de las autoridades, especialmente en cuanto a vigilancia, capacidad de reacción y facilitación de la denuncia. Pero atendiendo al principal problema detectado, la violencia intrafamiliar, la tarea fundamental seguirá siendo el trabajo permanente para construir una cultura de paz al interior de las familias.