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25/03/17

El voluntariado y los Objetivos de Desarrollo Sostenible

"Una persona voluntaria es aquella que se compromete de forma desinteresada a ayudar a otra persona, alguien con capacidad de obrar, de forma organizada, en el núcleo de alguna institución o proyecto"

El voluntariado y los Objetivos de Desarrollo Sostenible

Me decidí este año regresar a los pliegos digitales con alguno de los temas que más me apasionan, y hoy lo comparto.

Siempre se puede encontrar alguna forma de colaborar. Todo pueblo, todo el mundo, toda ONG necesita el auxilio de fuerza, ideas y motivación para desarrollar sus proyectos y actividades.

Un voluntariado se trabaja de manera incansable, con los ánimos de crear un futuro mejor, donde la solidaridad no conozca fronteras. Un voluntario apoya en influir en los diálogos, cuestionar las normas sociales y promover los valores que todos defendemos.

Por otro lado se encuentran enajenados los que se mueven por motivaciones diferentes, persiguiendo fines distintos. Aquellos que prefieren de lejos nada más ser aplaudidos por el falso espíritu de ciudadanía, transformando las plataformas sociales en agencias de viajes por dos semanas, maquillándose de dar sus manos por el mundo, pero colgándose al cuello medallas de intereses propios, buscando no más allá de la popularidad, además de eso que creen que se llama “prestigio”.

Una persona voluntaria es aquella que se compromete de forma desinteresada a ayudar a otra persona, alguien con capacidad de obrar, de forma organizada, en el núcleo de alguna institución o proyecto.

Sin duda, el campo en el que se puede mover un voluntario es muy amplio y diverso: Programas de prevención o asistencia directa a colectivos sociales desfavorecidos, programas de sensibilización, o actividades de apoyo a las tareas administrativas de las organizaciones.

Responsabilidad, constancia y motivación por la causa son los tres pilares de un voluntario para sus actividades. No es un pasatiempo ni entretenimiento, sino que persigue la satisfacción de una necesidad, generalmente, prolongada. Esta persona debe asumir el compromiso que significa realizar una labor necesaria para la organización y, sobre todo, para los destinatarios del mismo proyecto.

Para que una acción sea voluntaria, debe, además, cumplir tres condiciones: desinteresada, esto es, que el voluntario no persigue ningún tipo de beneficio ni gratificación por su ayuda; intencionada, es decir, que persigue un fin y un objetivo positivo; y  justificada, es decir, responde a una necesidad real.

Si bien es cierto que el concepto de trabajo es cada vez más inconstante, hacer algo gratuitamente por otros es parte importante de nuestra formación, porque además de promover una cultura de humildad, nos provoca ser personas entregadas y preocupadas por el bienestar de los demás.

Además, dentro de la educación, un alumno, teniendo la oportunidad de ser voluntario, está más dispuesto a recibir de sus profesores cuando él mismo ha tenido la experiencia de compartir su propio talento y experiencia a otros. En razón de lo anterior es indudable que el voluntariado complementa la labor de los profesionales de la acción social.

Pero más allá del beneficio al desarrollo personal y formativo, el voluntariado puede contribuir significativamente al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) incluidos en la nueva Agenda 2030 de la ONU. Y a su vez, la contribución de voluntarios a ODS va mucho más allá de su formación profesional, pues la evidencia es lo que hacen cada día en su propio entorno para fomentar la participación de las personas.

Los ODS son 17 objetivos y 169 metas que conforman un plan de acción en favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que se conjuntan en una Agenda 2030, como se puede leer en su «Proyecto de documento final de la cumbre de las Naciones Unidas para la aprobación de la agenda para el desarrollo después de 2015».[1]

Esta agenda debe ser el atlas que vaya marcando las acciones sociales de los voluntarios, transformándose en una política pública que encuentre asilo en toda entidad. Si se aprovecha el ánimo y entusiasmo juvenil, y se compromete en traducir en acciones esos 17 objetivos, se logrará una transformación del pensamiento pasivo y se contribuye a transformar el entorno.

Los retos están marcados y el tiempo que marca como límite el 2030, está por llegar.

La Agenda 2030 nos da la oportunidad de que con el voluntariado construyamos escenarios sustentables, de protección de derechos, fortalecimiento de educación, reducción de violencia y el encuentro con un mundo más equitativo.

Todas las personas debemos tener dentro de nuestra visión el compromiso y acción del voluntariado, en todas las múltiples expresiones en las que se presenta en todo el mundo, y ser visto como un activo estratégico esencial para alcanzar los objetivos marcados.

No  caigamos en confusión. Todo acto de altruismo, y los que dicen llamarlo emprendimiento, ¿en verdad se hace pensando en que están brindando un servicio a los demás? A reflexión.

 

 

[1] Consultable  disponible en la dirección electrónica http://www.un.org/es/comun/docs/?symbol=A/69/L.85