La educación formal y profesionalización para las personas que se encuentran en los partidos políticos es impostergable. A continuación una breve reflexión en torno al tema.

Las condiciones externas en donde se desenvuelven los actores establece escenarios demandantes de personas que sean capaces para interactuar y resolver los problemas que se presentan en el entorno, ya sea de carácter político, social, económico o legal.

La formación de cuadros no es una simple plática a sus militantes, los temas, ilación y conformación curricular deben presentar un sentido escalable que lleven a potencializar los conocimientos y capacidades para que realicen la función política en su ámbito inherente de acción. El ejercicio del poder o la lucha por obtenerlo se ha perdido, no hay estrategia, se carece de liderazgos y todo se deja a momentos de coyuntura o de simple exposición de los personajes ante los medios de comunicación, se elige al que es más conocido. Eso no es política, eso es simple propaganda.

La profesionalización y capacitación a militantes tiene que ser constante, pero identificamos tres momentos cruciales:

-La primera tiene que ver con la capacitación para formar cuadros e interactuar con el entorno.

-La segunda cuando se acerca una elección y es necesario reforzar las habilidades de los miembros y candidatos de un partido.

-La tercera cuando se gobierna, tener un grupo de especialistas en temas de administración pública.

A partir de lo anterior se podrá tener un mejor desempeño de los militantes y el partido frente a la sociedad. Se tiene idea de lo que es la política, cuál es la función de un partido, su ideología y su función como parte intermedia entre la sociedad - gobierno.

En fechas recientes algunos institutos políticos han iniciado la formación de sus militantes, y si bien es cierto cualquier avance es bienvenido, hay que estar atento para que no sea un esfuerzo aislado o desarticulado como casi siempre ocurre, coadyuvemos para que se realicen adecuadamente las cosas 

Oprobioso los partidos políticos que nunca se han preocupado por sus afiliados.

Alejandro R. Elizarrarás