Candidatos, el debate ¿y luego…?

“Un debate centrado en el ataque mutuo; las participaciones se dedicaron en su mayoría a cuestionar honestidad o vínculos y hubo pocas respuestas concretas. Las constantes: ambigüedad, descalificación, uso de argumentos evasivos y equívocos…”

Candidatos, el debate ¿y luego…?

No hubo sorpresas en el primer debate de la y los candidatos a la presidencia: los juicios y opiniones previas se hicieron realidad. “Todos contra Andrés Manuel” fue la tónica. Margarita una candidata con argumentos indefinibles, un José Antonio Meade leyendo, soso y como si nunca hubiera sido parte de los gobiernos de Peña Nieto y de Calderón. Ricardo Anaya como un bravucón, necio y arrogante. Jaime Rodríguez se perfiló así mismo como el nuevo Kim Jong-un mexicano.

Las propuestas concretas en contra de la violencia y la corrupción quedaron en la retórica y en generalidades y hasta el absurdo. “Mochar la mano a los corruptos”, “militarizar la educación media: el ejército como maestros”.

Un debate centrado en el ataque mutuo; las participaciones se dedicaron en su mayoría a cuestionar honestidad o vínculos y hubo pocas respuestas concretas. Las constantes: ambigüedad, descalificación, uso de argumentos evasivos y equívocos.

En una lectura de botepronto que se puede hacer, es muy simple: nadie se salió de su estilo, de sus propuestas, de lo que han dicho desde las precampañas. Nada nuevo bajo el sol.

Las propuestas fueron fragmentadas, casi ocurrencias, y se confirmó que ninguna propuesta se alcanzó a ver dentro de un Programa de Desarrollo Nacional que proyecte hacia adelante, hacia el futuro del país medio y largo plazo.

Lodo, ataques, guerra sucia y una autoestima sobrevalorada, y al mismo tiempo ciegos y sordos.

El saldo del debate:

  • Zavala: romántica y sin memoria, pero enojada con el PAN
  • Meade: autismo, negación y demagógico.
  • Rodríguez: ignorancia, ocurrencias y autoritario
  • López: ortodoxo, llano y templado
  • Anaya: envalentonado y pegando, animador de fiesta.

Si bien el formato del debate fue nuevo, bueno y hasta ágil, el problema es que no se ciñeron a contestar las preguntas con precisión. Se aprovechó el foro por Meade y Anaya para golpear al puntero. Las preguntas fueron buenas, acotadas a la condición y trayectoria de los candidatos y algunas fueron realmente con un contenido político, pero hubo respuestas de baja calidad la más de las veces o evasivas. Habrá que precisar que Zavala y Rodríguez, que no son en sentido estricto independientes, buscaron presentarse como inmaculados.

¿Qué sigue? Seguramente todos se alzaran como triunfadores. Seguramente seguirán en los próximos días con más de la guerra sucia, con el uso de bots y robots en las redes sociales, sobre todo de quienes los que van en desventaja (Anaya, Meade).

Sin duda, la coalición que promueve a José Antonio Meade tendrá que revisar su estrategia de campaña. No prende, no funciona, no avanza. La coalición que impulsa Anaya, tiene que revisar su discurso, no puede lograr mayor preferencia de votos sólo con bravuconerías contra López Obrador. Margarita y el Bronco, deberán repensar si deben seguir en sus campañas. López Obrador deberá ir colocando otros elementos de su propuesta y no centrarse en repetirse, sino no quiere perder su ventaja. Por ahora este primer debate deja mucho qué desear. El pueblo de México, las y los ciudadanos nos merecemos algo más

Después del debate, la pregunta es: ¿Y luego…?