viernes. 19.04.2024
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Ensalada de Locos

Las y los senadores que votaron a favor de la ley muestran que no son de confiar; están entre el delirio del poder y la esquizofrenia jurídica…

Ensalada de Locos

En el inicio de los años setenta del siglo pasado, en lo que fue el Telesistema Mexicano, que en 1973 se convirtió en Televisa, en la barra humorística del canal 2 se transmitía el programa “Ensalada de Locos”, en el que participaban Héctor Lechuga, Alejandro Suárez, Guillermo Rivas “el borras” y Manuel “El Loco” Valdez. Poco tiempo después, Chucho Salinas y Héctor Lechuga sacaron al aire  “Cotorreando la noticia”, un programa que inauguró la comedia política  en la televisión mexicana y que a través del sarcasmo e ironía inteligente hacía reír, en un país autoritario que no aceptaba ninguna crítica a sus instituciones y mucho menos a los políticos de entonces, y que por lo mismo fue retirado del aire en tiempos del presidente Miguel de la Madrid, por motivos políticos, a principios de los  ochentas.

Hoy tenemos que reconocer que se requiere tener mucho hígado, como se diría antes, y desarrollar un sentido del humor muy agudo, mucha ironía y suficiente sarcasmo, para poder reírnos de la vida política en México, especialmente en lo que llevamos del último mes del presente año.

Las nuevas alianzas electorales que se han formado para el proceso electoral de 2018, pueden sin reserva alguna, ser calificadas como una nueva “ensalada de locos”. Les ganó el pragmatismo y el utilitarismo a los partidos políticos. La historia, la ideología y los principios fueron literalmente sepultados en aras de alcanzar el triunfo electoral. La alianza PRI, Partido Verde y Nueva Alianza se mantiene -el tiburón con sus rémoras-. El descrédito del PRI llevó a pactar al gobierno de Peña Nieto con el partido del SNTE la excarcelación de Elba Esther Gordillo, con el compromiso de condicionar el voto del magisterio oficial para Meade.

La alianza PAN, PRD y Movimiento Ciudadano es una paradoja todavía más inexplicable, como lo es la alianza de Morena, PT y Encuentro Social, sobre todo la incorporación de este último, dado su corte de ultraderecha. De locos son también las primeras las propuestas que se ofertan: todos quieren ganar ofreciendo las perlas a la virgen, becas, programas sociales universales y focalizados, por un lado, y por otro, un juego de mercadotecnia política descalificando, usando argumentos falaces, retóricas vacías, con el uso de metáforas burlonas y hasta groseras. Una primera fotografía del bajo nivel de debate, argumentos y propuestas con la que se quiere llegar a los Pinos en 2018.

Este contexto es la escenografía en la que se da la aprobación primero por la Cámara de Diputados y luego en Senado de la República de la Ley de Seguridad Interior, instrumento jurídico que pretende legitimar las tareas policías que realizan las fuerzas armadas desde hace 11 años, para poder exculpar de facto la falta de oficio que tienen y las violaciones de los derechos humanos, así como la dificultad real de seguir el debido proceso por parte del Ejército y Marina cuando realizan tareas de seguridad pública. Lo lamentable es que el PRI, el Partido Verde, Nueva Alianza, 7 senadores del PAN y 4 de Encuentro Social, se prestaron para hacer el quorum que requería el PRI para aprobar la ley. Después de ver la transmisión del debate en el Senado y escuchar los argumentos que se vertieron en contra de la aprobación de la ley, que fueron sólidos y razonados, el resultado  fue una burla. Y eso no es lo que cala, sino la risita entre dientes de quienes votaron a favor de la ley de Seguridad Interior, como si hubieran ganado sólo por hacer sentir su poder, y no porque hubieran aprobado una ley justa o buena para la sociedad, ni aun para la fuerzas armadas.

El presidente Peña Nieto tiene la oportunidad real de servir al país, a la nación, si es que tiene el carácter y la visión de Estado para vetar esa ley. En las series de humorismo como la de Ensalada de Locos, y  en muchas de estas comedias, aparecen personajes secundarios. Los cómicos principales fincaban su actuación con el apoyo de un personaje o “patiño”, que era objeto de burlas y abusos por parte del personaje principal. Peña Nieto corre el riesgo de ser el “patiño” de Emilio Gamboa y de las y los senadores que aprobaron la Ley de Seguridad Interior. Esto, porque unos días antes de la lamentable aprobación, el presidente Peña Nieto, en la entrega de Premio Nacional de Derechos Humanos, pidió al Senado ampliar la consulta, impulsar el diálogo con la academia y con los organismos de la sociedad civil para debatir la iniciativa. En un acto de simulación, las comisiones del Senado permitieron a algunos críticos de la ley exponer sus argumentos y razones para que no fuera aprobada, dejando en claro que las y los senadores de esas comisiones no escucharon nada, o que no entendieron nada de lo que se les dijo fuerte y claro, y se vio que no les importó la opinión de miles de personas, de cientos de organizaciones, incluida la ONU, CNDH y algunas universidades, así como de académicos e investigadores.

La oportunidad de tener un mejor país sigue como un gran pendiente. Los militares en tiempos de paz deben acatar lo que señala la Constitución y deben regresar a los cuarteles. La estrategia seguida para contrarrestar la inseguridad muestra su fracaso, y hacer lo mismo esperando resultados diferentes, es una de las definiciones de la locura.  Las y los senadores que votaron a favor de la ley muestran que no son de confiar; están entre el delirio del poder y la esquizofrenia jurídica, o simplemente perdieron la razón, y todo indica que fue desde hace mucho tiempo.