miércoles. 24.04.2024
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Explicaciones y Series

"La cultura política se nutre de historias propias de la ficción y producto de la historia civilizatoria, parecidas a cuentos de hadas o de misterio (tramas de poder, de traición, acumulación de dinero, tretas, donde la simulación y la actuación son un arte), en las que la lucha por el poder adquiere matices épicos..."

 

Explicaciones y Series

La verdad nunca penetra en una mente no dispuesta.
La realidad puede evitar la obligación de ser interesante, pero… las hipótesis pueden no serlo.
En general, cada país tiene el lenguaje que se merece.
Aceptamos la realidad tan fácilmente, tal vez porque sentimos que nada es real.

Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo
(Buenos Aires 1899-Ginebra 1986)

Cada vez se buscan menos explicaciones únicas para intentar comprender lo que pasa en el país con todos sus temas, campos, dilemas, contradicciones y problemas.

Muchas ideas se comparten todos los días en diversos medios de comunicación. Muchas de éstas se generan entre académicos, analistas, investigadoras, políticos y periodistas -ideas, argumentos y explicaciones- que van compartiendo la subjetiva mirada que sobre la realidad, con lo que provoca y anima a escribir o a decir algunas palabras, que muestran las diferentes maneras con las que se busca entender lo que pasa, los sucesos, las decisiones y si es posible, sus contextos.

La realidad se expresa como un todo: “mediato, deforme, insustancial y efímero”. Las voces y miradas de quienes intentan analizar la realidad política, desean hallar en la metáfora del discurso, la posible explicación racional para acomodar la realidad y darle alguna forma y hacer que un suceso perdure en el tiempo, al pretender encontrar la esencia de las decisiones políticas, para que al final de cuentas puedan hacer (nos) creer que todo lo que pasa es premeditado, presentando a la política como mera perversión o como planeación institucionalizada y profesional.

Quienes quieren explicar la realidad lo hacen para sí mismos y para los intereses –conscientes o inconscientes-. En esa tarea, necesaria sin duda, deben poner en juego sus saberes, la memoria personal, histórica y colectica, así como sus capacidades intelectuales, sus filias y sus fobias y, con ello, su ideología. Es inevitable percibir cómo las ideas divergen o se condensan en páramos comunes, en frases hechas, en argumentos que suenan más a consignas preexistentes, que en mucho, son ideas que se pregonan como cánticos o rezos recitados sin una mínima reflexión y responden a patrones de obediencia ciega.

Todo indica que nos vamos subiendo a trenes que no sabemos a dónde llevan o de dónde vienen las más de las veces. La cultura política se nutre de historias propias de la ficción y producto de la historia civilizatoria, parecidas a cuentos de hadas o de misterio (tramas de poder, de traición, acumulación de dinero, tretas, donde la simulación y la actuación son un arte), en las que la lucha por el poder adquiere matices épicos.

No es de extrañar que Games of Thrones, House of Cards o Scandal hayan tenido el éxito que tienen -más allá de la calidad técnica o actoral-: dramatizan lo que sucede día con día en las esferas del poder y muestran que no sólo los ricos lloran, sino que los poderosos y los políticos también sufren y son víctimas de emboscadas y artimañas.

En México las explicaciones de lo que ha pasado, ya las empiezan a dar las productoras de las series de televisión o las plataformas streaming: El Chapo; Historia de un crimen: Colosio; Narcos; o Club de Cuervos, entre otras, que buscan desde crear una sátira de lo que sucede con los manejos del fútbol en el país e incluso producir documentales que retratan en parte aquello de lo que todos saben y poco se habla, o de lo que todos hablan y poco se sabe, hasta que se logra poner en las pantallas.

Vendrán historias seguramente sobre Peña Nieto y Angélica Rivera, o biografías de Carlos Slim o de Lorenzo Servitje o Eugenio Garza Sada, y nuevos documentales sobre la democracia electoral en el 2000 y de cómo Vicente Fox entró al negocio de la mariguana, o bien sobre quién gobernó en el sexenio de Calderón, si Margarita o él. Hay material de sobra para eso y también para una serie de intriga y misterio, tipo Black List, con una súper producción a nivel internacional, para retratar el uso del poder económico en la compra de favores en gobiernos latinoamericanos (ahí está Odebrecht).

En general, cada país tiene el lenguaje que se merece, dijo Jorge Luis Borges. Por ahora tenemos para consumo nacional algunas series: Hasta que te conocí, sobre Juan Gabriel, o Luis Miguel, la serie, o La Guzmán -y las que vienen.

Sin duda, esas explicaciones sí venden.