martes. 23.04.2024
El Tiempo

Inmaculados

“Todo indica que el cierre del sexenio a nivel federal y estatal será en un entorno de competencia electoral cruda cargada de descalificaciones y eufemismos para etiquetar a las y los candidatos a los diversos puestos de elección popular…”

Inmaculados

Todo indica que el cierre del sexenio a nivel federal y estatal será en un entorno de competencia electoral cruda cargada de descalificaciones y eufemismos para etiquetar a las y los candidatos a los diversos puestos de elección popular. En las precampañas hemos visto que nadie respeta las reglas. La promoción en radio y televisión debiera ser para los militantes de los partidos; dado el supuesto de que habría más de un contendiente para el puesto, y en las condiciones actuales de las tres alianzas electorales que se han pactado, en cada una de ellas sólo figura un candidato, por lo que la función de las campañas preelectorales perdieron su propósito. De ahí pareciera que ya se está en campaña, más aún cuando vemos que Meade, Anaya y López se dedican a estar atacando a sus contrincantes –los dos primeros más que el tercero-, descalificando y atacando con argumentos sin sustento y haciendo de las campañas un espectáculo mediático y al mismo tiempo de presentarse como seres inmaculados, con todas las cualidades posibles en una sola persona. Seguimos en el caudillismo como herencia de la historia nacional. Todo se centra en las personas, y no logramos entender que se debería tratar del proyecto de nación, de las propuestas concretas para lograr la justicia social, el desarrollo económico y la administración sustentable y honesta de los recursos naturales y del patrimonio nacional.

Ya varios analistas políticos han señalado que, nos guste o no, “el ya sabes quién”  ha presentado una serie de propuestas de gobierno y un gabinete. Estando o no de acuerdo con las propuestas, estás no se debaten, no se analizan,  y se hacen contrapropuestas a lo presentado, lo que muestra, por ahora, el bajísimo nivel de las precampañas políticas. La fórmula de descalificar al contrincante tiene sus límites, y la estrategia de hacer campaña diciendo solamente lo malo del otro, cansa y se vacía de interés para los electores.

En la recolecta de firmas de los candidatos que buscan participar en la elección presidencial bajo la figura de “independiente”, tampoco se han presentado propuestas concretas, y están sólo usando generalidades centradas en la recolección de firmas. En el caso del “Bronco”, queda claro en sus declaraciones, que caen en la bravuconería e indolencia, que no tiene la estatura para dirigir una nación, pero al parecer, si tiene los recursos para lograr las casi 900 mil firmas que se necesitan para participar; triste panorama. 

Marichuy, la vocera del Congreso Nacional Indígena, que busca estar en la boleta electoral, tiene una propuesta clara de hacer política, y es totalmente diferente a la lógica de los partidos políticos. Parte de una serie de principios que nacen en la coyuntura del movimiento zapatista y del proceso de consolidación del Congreso Nacional Indígena, que reivindica una mirada de la realidad muy distinta. Propone una visión que tiene un alto contenido político totalmente contracultural y que, puesto en el campo de la reflexión y análisis político, es una forma diferente de hacer política. Así, “Obedecer y no mandar”; Representar y no Suplantar”; Servir y no Servirse”; Convencer y no Vencer”; Bajar y no Subir”, Proponer y no Imponer”; Construir y no Destruir”, expresan una cosmovisión que nace y se ancla en buena parte de la lucha social que han dado los pueblos indígenas en México y en América Latina. Lograr que María de Jesús Patricio esté en la boleta electoral, es crear una nueva condición política que sirva de contraste a la oferta política tradicional y vigente, que se muestra por demás desgastada y solamente sostenida por la mercadotecnia y la publicidad política con cargo al erario público.

En el cierre del sexenio se acaba la fuerza y la presencia política, tanto del presidente como de los  gobernadores, y se desvanece rápidamente su imagen ante la figura de sus sucesores, que se creen ungidos para los cargos y que están perfilados desde la lógica del poder, siguiendo rituales no escritos.

Un año político electoral que estará cargado de excusas, de responsabilizar a otros, echar la culpa al entorno nacional o internacional; tiempo de evadir responsabilidades, de  voltear para otro lado, de buscar y pretender salir ilesos de los errores, de los abusos, de la omisiones, de la incompetencia, de usar el poder para sus intereses y visiones personales, de acomodar a sus amigos en puestos clave para cuidarse las espaldas, de querer justificar el cómo interpretaron a su muy particular manera lo que implica cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanan. 

Son unos meses en que se alinea el gobierno para querer cerrar sus gestiones al frente del Poder Ejecutivo como seres inmaculados, casi divinos. Jesús Reyes Heroles acuñó la frase: “En el ejercicio de la política hay que aprender a lavarse las manos con agua sucia”. En el caso de Guanajuato tal pareciera que se busca salir inmaculados después de consagrar al estado, de invertir en el turismo religioso, de sostener una visión más que conservadora de la familia, de practicar políticas sociales disfrazadas de un altruismo electoral, de evadir responsabilidades y compromisos con relación a la seguridad pública, todo pareciera que se trata de salir bien librados, con la idea irse de los cargos con las manos limpias, de lavarse las manos con agua limpia, y si es con agua bendita mejor, es decir, inmaculados.