viernes. 19.04.2024
El Tiempo

La ilusión democrática

“Los partidos políticos dieron prioridad a su agenda particular,  propiciaron la captura de la función  legislativa, para condicionar su responsabilidad  a  los procesos electorales…”

La ilusión democrática

El Partido Acción Nacional y el Partido Revolucionario Institucional como partidos políticos vaciaron de alguna manera las promesas de la democracia, desde 1988 hasta ahora, siendo gobierno.

En este trayecto de la historia reciente del país va quedando claro que no han estado solos el PRI y PAN. Los partidos comparsa han ayudado a lograr que se dé este momento en el que se encuentra el país. Los  “Partidos Familiares” –Partido Ecologista de México- o “Partidos Gremiales” -Partido Nueva Alianza- o Congregacionales -Partido Encuentro Social- , si se les puede llamar así. Todos ellos  junto los otros partidos que pronto dejaron sus convicciones de izquierda, como el Partido de la Revolución Democrática  y el Partido del Trabajo y que jugaron sus cartas en el Pacto por México, y que negociaron sus votos diferenciados en las cámara de Diputados y Senadores  para aprobar las  llamadas Reformas Estructurales y con lo que le corresponde a Morena, que no ha salido ileso del proceso de desgaste del sistema electoral y del ejercicio legislativo, en resumen todos son responsables de las situación en la que se encuentra la Nación.

Los partidos políticos dieron prioridad a su agenda particular,  propiciaron la captura de la función  legislativa, para condicionar su responsabilidad  a  los procesos electorales  y con ello se  fue mermando todo el sistema político en su credibilidad y en su función  y con ello se incrementó  la desconfianza entre ellos mismos y que pese a las múltiples reformas de las leyes electorales se han tenido que crear fiscalías y tribunales electorales, buscando cubrirse las espaldas, están como evidencia las resoluciones del TRIFE recientes y la creciente cantidad de denuncias de delitos electorales.

La podredumbre de lo alcanzado nos pone de cara al fracaso del papel de gobierno federal y de las instituciones del estado. En el país, teniendo gobiernos de distintos partidos, el fracaso de la acción de las instituciones estatales es una constante. Lo mismo sucede en los municipios del país. La consecuencia es que la ciudadanía tiene una sólida conclusión, la corrupción, la impunidad y los intereses particulares de los partidos políticos junto con las alianzas con los grupos económicos han logrado la falta de credibilidad y confianza en los partidos políticos y de las personas que los representan y dirigen. 

Las prácticas electorales que se han realizado en las últimas elecciones tanto la presidencial de 2012 como las subsiguientes a nivel de los estados y en el proceso electoral que corre en 2018, muestra que esas prácticas, las campañas, las estrategias van en sentido contrario a lo que ha aprobado en el Congreso de la Nación. Lo que significa que por un lado se fortalecido el proceso electoral en el sentido ciudadano el día de la elección y registro y conteo de votos, pero por el otro los partidos han sacado el cobre como se dice popularmente, comprando el voto, usando los programas sociales para condicionar y coaccionar el voto, el uso de campañas de descalificación, de agresión, de intimidación y de creación de situaciones de miedo. Se han usado las estancias gubernamentales para hacer desvíos de fondos públicos para las campañas electorales, se han estado usando las estructuras de gobierno para desarrollar estrategias territoriales para controlar y mantener la presencia de los partidos.

La legislación electoral fue perdiendo en el sentido estricto su carácter ciudadano en especial el Consejo General del INE -ahí está el primer Consejo General del IFE-, y si bien se lograron más ajustes y reformas, que implicaron  más candados, una mayor regulación de las campañas en los medios de comunicación,  además de acuciosa fiscalización, pero que muy pronto aprendieron a burlase de las normas y reglas que los partidos políticos se han  fijado a ellos mismos.

Hoy se necesita tener un nuevo sistema electoral, que vuelva a refundar las reglas y normas electorales. El excesivo costo del sistema de partidos que se nutre y sustenta del erario público, el costo cada vez más elevado de las elecciones. Se requiere un acuerdo desde un renovado federalismo el tener un único órgano electoral nacional. Se requiere un proceso de profesionalización y de innovación electoral para impulsar por ejemplo el voto electrónico.

Por ahora la ilusión de la democracia la crean y la viven sólo los partidos políticos. La ciudadanía se le convierte solo en espectador. Por ahora, las campañas electorales juegan a la mercadotecnia política, al ataque, al uso de las redes sociales con bots –robots- para crear tendencias artificiales, para correr rumores, mentiras. La estrategia desinformar para crear miedos irreales. La democracia electoral tiene que ser una realidad, pero la democracia tiene que ser una práctica de vida.