jueves. 18.04.2024
El Tiempo

Marzo y las Jacarandas

Escribir es una manera de atrapar y tejer con las palabras un poco de esperanza, algo de utopía y mucho de ternura…”
Marzo y las Jacarandas

La ternura es la forma más modesta de amor.
Olga Tokarczuk

Donde tú eres tierno, dices plural.
Roland Barthes


Empatía y ternura es lo que falta en este mundo. Más entrenamiento del corazón.
Luz Adriana Rea Talancón

                                                                                             

                                                                                                                      Para A.E.

Hace unos días caía en la cuenta de la necesidad que tengo de escribir como un mínimo acto de cordura, ante una realidad que se muestra como una estampida salvaje. Escribir es una manera de atrapar y tejer con las palabras un poco de esperanza, algo de utopía y mucho de ternura, a veces desde la denuncia y el anuncio de cosas buenasy nuevas, intentado compartir una visión crítica y propia con el gusto de compartir e invitar al diálogo y la reflexión.

Hace unos días llegó a mis ojos el breve texto La flexibilidad de la ternura de Fernando Vásquez Rodríguez, con una transparencia y a fuerza especial respecto a la ternura, que me llevaron a comulgar y escribir a partir del texto, que entre otras cosas dice:

Proponerse, por lo mismo, reivindicar la ternura es, sobre todo, colocar el énfasis en tres grandes instancias del hombre: el cuerpo, la sensibilidad y la imaginación. La ternura nos hace más táctiles, más sentimentales, más lúdicos; en síntesis,más niños. Ya lo decía Milan Kundera: “la ternura es el miedo que nos inspira la edad adulta[…] Es un intento de crear un ámbito artificial en el que pueda tener validez el compromiso de comportarnos con nuestro prójimo como si fuera un niño. Reivindicar la ternura es una utopía necesaria, entre otras cosas, para lograr que lo íntimo halle su justo lugar en esa esfera de lo público. La ternura es un intento para que las “pequeñas cosas” signifiquen tanto como los “grandes acontecimientos”.

Ni qué decir de la importancia de la ternura para la vida cotidiana. No como una falsa, dulce o graciosa forma de ser, sino todo lo contrario. Como una capacidad para romper los “cascos”, las “mallas” y poder colocarse, inerme, frente a los demás; una forma de ser en donde cuente más la necesidad que la suficiencia, más la entrega que la desconfianza. Recordemos que una persona tierna es alguien “entregada”. Y entregarse significó primero “reintegrar”: volver a tener cuerpo, volver a formar parte de la comunidad.

Estas palabras toman un sentido especial ante la realidad que vamos viviendo cada día, al ver y sentir lo desgastadas que están muchas de nuestras relaciones de comunicación y confianza entre familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo o de escuela. En la vida cotidiana, pragmática, veloz y unipersonal que llevamos, el dar tiempo a la ternura parece algo vacuo, absurdo e inútil. Sin embargo, aunque no lo logremos ver o reconocer fácilmente, la ternura es la mirada con la que nos conectamos con lo más humano que tenemos, como nos vinculamos con otros seres humanos, con otros seres vivos y con la naturaleza como contexto de vida, y que nos permite gozar y apreciar la luna, el océano, y disfrutar al ver un atardecer de matices escarlatas.

De ahí,desde la ternura,+tenemos la oportunidad de apreciar la alegría y el dolor del otro que se presenta ante nosotros. Es la sensibilidad para sentir en la piel el llanto o la risa de una pequeña criatura. Es la acción de acariciar con suavidad y cariño el pelo o el hombro de las personas a las que queremos. Es la emoción que nace al regalar una sonrisa. Es la palabra hecha ternura en un “ojalá”, en un “que te vaya bien”, en un “adiós” temporal. Es desde la ternura el que nos dejamos sentir el cariño de las mascotas.

Es a partir de marzo que las Jacarandas en flor nos regalan sin ninguna reserva la experiencia vital de la ternura, y en instantes llenan las todas las miradas con sus flores de un azul violáceo y crean con el paso de los días, hermosos tapices en calles y avenidas que se fusionan con sus tupidas ramas y le dan un color mágico y espiritual a la ternura, esa que se siente en los ojos y en el alma y que a veces nos hace llorar. Vásquez Rodríguez escribe:

Desde luego, como escribe H. Kunz, “la ternura es a la vez un impulso, un sentimiento y una actitud”. Un impulso hacia lo digno de consideración, hacia lo “indefenso”; un impulso más erótico que tanático. Un sentimiento en la medida en que es un terreno medianero entre lo sensible y lo inteligible; un sentimiento porque es un aprendizaje, una conquista de la cultura sobre la especie. Y una actitud, porque tiene que ver con lo volitivo; con el deseo, con un querer ser tierno.

Marzo y las jacarandas. Marzo como pretexto para la ternura.Jacarandas en flor como alegoría festiva y de alegría de la vida misma y de las posibilidades de la esperanza.Calles que se pintan con la magia y la ternura de las Jacarandas con suscientos de miles de flores de color azul violáceo,deseando y exigiendo que nunca más se pinten las calles y las casas de color sangre y de dolor.

(Las jacarandas, originarias de Brasil y Paraguay, llegaron a México a inicios del siglo XX —en tiempos de Porfirio Díaz–, gracias a los migrantes japoneses Tasuguro Matsumoto y su hijo Sanshiro Matsumoto.)