martes. 16.04.2024
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Opinión • Respuestas • Arturo Mora Alva

“Las campañas se mueven en un territorio ficticio. No hay abordajes de ningún tipo sobre lo que la pandemia trajo consigo…”

Opinión • Respuestas • Arturo Mora Alva

Pertenezco a una generación que quiso cambiar el mundo, fui aplastado, derrotado, pulverizado, pero sigo soñando que vale la pena luchar para que la gente pueda vivir un poco mejor y con un mayor sentido de la igualdad.

Enfrentamos al sedentarismo con caminadores, al insomnio con pastillas y a la soledad con electrónica.

José Mujica

Las respuestas difieren para cada uno. Incluso, es un obstáculo para lo que amablemente llamamos comunicación.
Jacques Lacan

El contexto político electoral que estamos viviendo es por demás trágico. Las campañas están vacías de contenido; pareciera que hay una amnesia generalizada. Lo mismo pasa con el presidente y con el conjunto de legisladores, tanto a nivel estatal como federal. La memoria de largo plazo está ausente, no hay autocrítica ni sensibilidad social, humana y mucho menos ante la realidad económica.

Las campañas se mueven en un territorio ficticio. No hay abordajes de ningún tipo sobre lo que la pandemia trajo consigo. No hay propuestas para ver cómo se activará la economía, la creación de empleos, la disminución sustancial de la pobreza, en especial de la extrema. Hay una parálisis de pensamiento político.

La repetición de lo que se haya actuado y propuesto en otras campañas electorales se hace presente, y en lugar de que tengan contenido o un nuevo mensaje, al menos producto de una mínima reflexión sobre lo que ha pasado en los últimos tres años en el país, y en especial en 2019. Las propuestas en la contienda electoral están vacías, son sólo eslóganes, frases, que dicen todo y no dicen nada. Una mercadotecnia política que usa “ideas” de gran impacto, para que haya una recordación de “marca”, esto es, que se acuerden del candidato de un partido político, o por el recuerdo de la frase que asocian con lo que regalan, y ahora por los videos “graciosos” que algunos están promoviendo en las redes sociales para dirigir la intención del voto.

No hay respuestas a los problemas sociales, humanos, económicos, ambientales, culturales y de seguridad pública, ni a los reclamos y demandas sociales, muchas de ellas ya históricas, ante la estrategia del poder y del gobierno en turno, para sepultar en el olvido o en la vorágine de declaraciones insulsas que sólo buscan cubrir la falta de responsabilidad y de resultados.

La palabra respuesta reconoce en el latín su origen etimológico. Está integrada por re que indica reiteración y por spondere, que significa ofrecer o prometer. Una respuesta es, por ende, lo que le sucede a un estímulo, a una pregunta o a un ofrecimiento. Las respuestas pueden ser positivas, negativas o dudosas. En teoría, todas las respuestas se generan a partir de atender a preguntas que la realidad formula, pero lo que alcanzamos a observar es que en la cultura política mexicana las respuestas están llenas de silencios y omisiones, de acuerdos bajo la mesa, de protección de personas e intereses, de excusas y justificaciones que no son respuestas claras y concretas.

Hay ya una institucionalizada falta de respuestas, de la misma dimensión que la corrupción y la impunidad. Las áreas y direcciones de comunicación de las dependencias e instituciones se encargan de “del control de daños”, de la “comunicación para el manejo de crisis”, de los “cuartos de guerra” para manejar las relaciones públicas y los medios de comunicación ante cuestionamientos a gobernantes y funcionarios públicos —y que es muy utilizada como estrategia en las campañas electorales–, especializados en ocultar, distorsionar, justificar y hasta conceder que hay errores, fallas, aun delitos, sin aceptar y sin reconocer responsabilidad alguna de quienes estén involucrados.

Las respuestas son parte el cuestionamiento que nos vamos haciendo ante la realidad. Qué, Cómo, cuándo, quién, quiénes, dónde, cuánto, para qué, con qué, desde cuándo, por qué, hasta cuándo, cuántas veces más, son parte de la forma de interrogar a la vida y de revisar todo lo necesario para deconstruir las construcciones de conceptos y categorías que hemos elaborado para explicarnos y buscar entender el proceso civilizatorio, pero sobre todo, intentar comprender la existencia humana, en lo personal y en lo social.

Interrogar, preguntar, interpelar, cuestionar o demandar, son parte de la necesaria búsqueda de sentido y significado de los acontecimientos. Querer respuestas y encontrarlas, a la vez que formular esas preguntas, son ineludible tarea de la filosofía, de la filosofía política, de la ética, de la ciencia en general, y en particular de las ciencias sociales y humanas ante lo que vemos, actuamos y sentimos, ante la toma de conciencia sobre la realidad y sobre nuestra participación en la construcción del hecho social  y las formas en que toman los actos y acontecimientos humanos, junto con la psique humana, que está presente en los comportamientos de la vida cotidiana.

La curiosidad, el asombro, el pensamiento crítico, la alteridad y la creatividad, son respuestas en sí mismas, y son parte inherente del actuar humano, en las que se pone en juego la inteligencia, el lenguaje, las actitudes y la voluntad de salir de la caverna, en alusión a la alegoría que uso Platón para decirnos que estamos encadenados, desde que nacemos, a las sombras reflejadas en la pared que componen aquello que consideramos real. La toma de conciencia de la injusticia, pese a la legalidad y la legitimidad con la que se ha llegado a justificar atrocidades como la esclavitud y el apartheid, que eran legales.

Así, la realidad, desde la política del poder y la dominación, se presenta como fija, incuestionable, difiriendo y negando las respuestas reales. Se trata de presentar los hechos como consumados y sin consecuencias.

El pensamiento crítico no se conforma con declaraciones que no son respuestas, sino demagogia o retórica en el mejor de los casos.

Hace unos días, ante la tragedia de la línea 12 del Metro, el presidente López Obrador dijo, ante los cuestionamientos sobre la responsabilidad en la construcción de la obra y de su mantenimiento: “puede haber responsables, pero no culpables”.

Hoy es necesario tener respuestas ante lo que vivimos. La injusticia, la desigualdad, el desempleo, la falta de servicios de salud, de medicamentos y del poco valor y hasta maltrato para el personal del área de la salud, son hechos concretos -hay datos, cifras, parámetros, mediciones-. La caída del sistema educativo y el deterioro de la calidad educativa y la creciente deserción escolar en todos los niveles, junto con la falta reconocimiento al trabajo del magisterio, es un problema que requiere respuestas. El saldo que se pronóstica es un rezago de 10 años en la escolaridad promedio, y sin considerar el problema de la calidad educativa.

El desmantelamiento de instituciones y programas vitales para el cuidado de los recursos naturales es un problema de corto y largo plazo. Los cambios en las reglas y políticas en el campo de la investigación científica y en el desarrollo tecnológico, sin considerar un proyecto de nación incluyente y estratégico y sin tomar en cuenta la realidad de los investigadores, es ya una factura que nos se cobrara muy caro en el futuro del desarrollo social y económico del país.

Por ahora, las promesas que todos los partidos políticos hacen en las campañas son para un país que no existe. El realismo mágico llegó para quedarse en la cultura política de México y de Latinoamérica, si lo pensamos un poco. La oferta lectoral está llena de propuestas insulsas, banales, ingenuas, inviables, y que no responden a nuestros problemas estructurales como nación. No hay respuestas para evitar que se siga convirtiendo todo el territorio nacional en un gran cementerio.

Faltan muchas respuestas y falta una ética política. Tal vez nos falta hacer nuevas preguntas y buscar otras respuestas. “Cuando creíamos tener todas las respuestas nos cambiaron todas las preguntas”, escribió Mario Benedetti. Lo que habrá que decir es que necesitamos comprender con urgencia que en México como país las preguntas cambiaron, y hoy necesitamos encontrar y construir nuevas respuestas, más allá de los partidos políticos, del propio gobierno y de la estructura social y económica que busca mantenernos en el Mito de la Caverna.

*https://deconceptos.com/general/respuesta