martes. 16.04.2024
El Tiempo

Política internacional

“La globalización ha generado una interdependencia de la cual México es parte. Los escenarios de posibles guerras comerciales están latentes, y los costos sociales que se pueden proyectar son catastróficos. La complejidad de las relaciones internacionales requiere acciones de Estado…”

Política internacional

La política debería ser la profesión a tiempo parcial de todo ciudadano.
Dwight D. Eisenhower

 

La política es el arte de disfrazar de interés general el interés particular.
Edmond Thiaudière

 

La dinámica de la vida política en el mundo adquiere matices y contrastes que reclaman un ejercicio permanente de análisis, para al menos vislumbrar, algunas de  las tendencias y —en el mejor de los casos- consecuencias y repercusiones de lo que vendrá para los países y para la personas.

 

En unos días se realizará la reunión del G-20 en Osaka, Japón. Habrá países invitados además de los 19 que lo conforman, y la Unión Europea. El punto nodal seguramente será el reacomodo de las prácticas comerciales a escala mundial provocadas por la imposición de los criterios unilaterales por parte de Donald Trump, evadiendo los esquemas y reglas de las instancias internacionales que regulan el comercio internacional. Ya vimos los amagues hechos a México, y la tramposa formula de vincular el comercio –los aranceles- con el tema migratorio. Pero también se esperaría que se pudiera revisar el modelo de desarrollo y las consecuencias que se van teniendo a corto, mediano y largo plazo de la economía globalizada, además del conjunto de problemas que ponen en jaque al mundo, y que demandan acciones internacionales puntuales pero, sobre todo, urgentes.

 

Hace unas semanas apareció en escena el conflicto con la empresa china Huawei a partir de las amenazas del propio Trump y de las acusaciones de espionaje que tensaron aún más las relaciones diplomáticas con China. Huawei, por cierto, demandó el viernes pasado al Departamento de Comercio del gobierno de los Estados Unidos, todo ello en el contexto de la entrada en vigor del incremento de aranceles a las exportaciones chinas, y de la respuesta de China de imponer también aranceles a las exportaciones de EUA, lo que lleva a poner especial interés en la reunión forzada entre Trump y  el presidente de China Xi Jinping, al igual del seguimiento de la reunión de Trump con Vladimir Putin, tanto por la alianza anunciada en Rusia y China para impulsar la Red 5G, y por el arranque de la campaña electoral de Trump, que busca su reelección, habiéndose involucrado Rusia en la elección pasada.

 

La política y estrategia del gobierno federal se ve por ahora algo dispersa, y con un carácter reactivo ante las coyunturas que en las que se ha visto involucrado hasta ahora. Desde su papel buscando promover una estrategia de mediación para resolver el conflicto en Venezuela, hasta los acuerdos recientes con el gobierno norteamericano y las decisiones de apoyo al desarrollo a través de inversión directa al El Salvador y de los otros países de Centroamérica por 100 millones de dólares, siguiendo la estrategia de Calderón –que aportó 160 millones de dólares- y de Peña Nieto–130 millones-, y que ahora deberá ser usado de forma eficaz y pertinente.

 

Lo cierto es que falta una visión de Estado, que vea la relevancia de la participación e integración del país –México- en el entramado internacional. La ausencia del presidente López Obrador en la reunión del G-20  muestra un desdén, dejando pasar la oportunidad de presentar la agenda que el nuevo gobierno tiene y, al menos de forma directa, establecer acuerdos y convenios que se ven necesarios ante el reacomodo geopolítico, sobre todo ante los procesos de integración comercial, además de la urgente necesidad de atender regionalmente problemas críticos como el narcotráfico, la movilidad humana –migración y refugiados-, el tráfico de armas, el lavado de dinero, así como la contaminación y el calentamiento global, por citar algunos temas.

 

La globalización ha generado una interdependencia de la cual México es parte. Los escenarios de posibles guerras comerciales están latentes, y los costos sociales que se pueden proyectar son catastróficos. La complejidad de las relaciones internacionales requiere acciones de Estado. Los temas como la independencia, la soberanía y el territorio –recursos naturales- se convierten en ejes prioritarios para la configuración de una política internacional. La ratificación del T-MEC por parte del Senado la semana pasada, es parte de esa nueva realidad, en la que los países están comprometidos, y donde los intereses y derechos de los ciudadanos requieren ser puestos en la mesa, si se quiere construir una nación que, por lo menos, apunte a la justicia social y económica.